Industrias creativasnovedades, objeciones y perspectivas

  1. Raúl Rodríguez Ferrándiz
  2. Victoria Tur-Viñes
  3. Fernando Olivares Delgado
Libro:
La Comunicación Social, en estado crítico. Entre el mercado y la comunicación para la libertad: actas del II Congreso Internacional Latina de Comunicación Social
  1. José Manuel Pestano Rodríguez (coord.)
  2. Samuel Toledano Buendía (coord.)
  3. Alberto Isaac Ardèvol Abreu (coord.)
  4. Ciro Enrique Hernández Rodríguez (coord.)

Editorial: Sociedad Latina de Comunicación Social

ISBN: 978-84-938428-0-2

Año de publicación: 2010

Páginas: 8

Congreso: Congreso Internacional Latina de Comunicación Social (2. 2010. La Laguna)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

La comunicación que presentamos intenta explicar la notoriedad reciente de la etiqueta «Industrias Creativas», tanto en medios académicos como profesionales. Reconocida institucionalmente en Gran Bretaña desde 1998, dentro del Department of Culture, Media and Sport, con ella se pretendía abarcar a las actividades que tienen su origen en la creatividad, la habilidad y el talento y que son potencialmente generadoras de riqueza y trabajo a partir de la creación y explotación de la propiedad intelectual. Es decir, las “industrias creativas” incluyen a las tradicionales “industrias culturales” (editorial, discográfica, cinematográfica, etc.) y añaden otras, aquellas que aportan un valor añadido decisivo a partir de la creatividad de sus artífices: publicidad, moda, arquitectura, diseño industrial y gráfico, entre otras. La denominación ha recibido un definitivo impulso con la publicación, en abril de 2010 (durante la presidencia española de la Unión Europea), del Libro Verde de las Industrias Culturales y Creativas de la Comisión Europea, ideado para potenciar a los profesionales y empresas de la cultura como catalizadores de riqueza y para reforzar la percepción social sobre el papel de la creación, la producción y el patrimonio cultural como elementos motores de la sociedad contemporánea. Y ello, en cierto modo como paradoja y reto, en un contexto, inédito hasta la fecha, de una sociedad red que propicia una creatividad digamos democratizada, mancomunada, colectiva, que obvia a los intermediarios clásicos y hace de la circulación –enriquecedora– el valor supremo. Sostenemos que con «Industrias Creativas» se pretende no tanto delimitar un catálogo cerrado, sino más bien apuntar una tendencia. Industrias Creativas podrían ser consideradas todas aquellas cuyo producto o servicio está in-formado por estrategias comunicativas en las que se valora especialmente el componente creativo, innovador, y ello con independencia de que ese producto o servicio finales sean de naturaleza comunicativa, simbólica (un libro, un disco, un videojuego, un filme: los productos culturales, aun encarnados en un soporte físico) o de naturaleza en cambio física, utilitaria (unos zapatos, un perfume, un seguro de vida, una cuenta-nómina, una paquete turístico, más o menos tangibles, pero necesitados de convertirse en algún momento en comunicación). Todo ello pone sin duda en valor el papel de quien dirige la comunicación en este entorno productivo creativo y en esta perspectiva de creciente notoriedad y rentabilidad de los activos intangibles de empresas, instituciones y particulares.