La construcción con tierra en la Prehistoria reciente del Levante meridional de la Península ibéricamateriales, técnicas y procesos constructivos

  1. Pastor Quiles, María
Dirigida por:
  1. Francisco Javier Jover Maestre Director

Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante

Fecha de defensa: 20 de septiembre de 2019

Tribunal:
  1. Mauro S. Hernández Pérez Presidente/a
  2. Maria Carme Belarte Franco Secretario/a
  3. Franziska Knoll Vocal
Departamento:
  1. PREHISTORIA, ARQUEOLOGIA, HISTORIA ANTIGUA, FILOLOGIA GRIEGA, Y FILOLOGIA LATINA

Tipo: Tesis

Teseo: 599816 DIALNET lock_openRUA editor

Resumen

Con esta investigación abordamos el uso constructivo de la tierra, en combinación con otros materiales, a lo largo de la Prehistoria reciente en el marco sur del Levante de la península ibérica. La amplia disponibilidad de la tierra en la mayor parte de los entornos y las adecuadas propiedades que presenta para construir son sólo algunos de los factores que contribuyen a explicar su amplio uso, desde los primeros desarrollos de la construcción humana a inicios del Neolítico, si no antes, hasta la actualidad. En este punto, cabe considerar la Prehistoria reciente como un abanico cronológico de varios milenios de desarrollo de la construcción con tierra en la península ibérica, para cuyo conocimiento dependemos de las fuentes arqueológicas y que sería un marco temporal considerablemente más amplio que el del desarrollo constructivo conocido en época histórica. En esta tesis doctoral, el análisis llevado a cabo de las evidencias arqueológicas de la edificación con tierra de cronología prehistórica está orientado al estudio de sus aspectos productivos. Como se recoge en el subtítulo del trabajo, la perspectiva desde la que se aborda aquí el tema central de la arquitectura prehistórica centra sus objetivos de conocimiento en los materiales, las técnicas y los procesos de trabajo y producción implicados en las actividades constructivas. Esta investigación se enfoca fundamentalmente a partir del estudio de una amplia muestra material procedente de diversos contextos y cronologías, lo que le aporta un carácter diacrónico. Este estudio aborda restos de barro endurecido y, en menor medida, restos de yeso, en su mayoría de naturaleza constructiva, pertenecientes a edificaciones, aunque también a estructuras de actividad y a elementos muebles u objetos. Desde una metodología que combina varias aproximaciones, se basa, no obstante, en un análisis macrovisual para llevar a cabo la observación, caracterización y documentación de las evidencias. Junto a este estudio macroscópico se ha recurrido a la comparación etnoarqueológica y experimental. Además, estos estudios se han completado con un programa de análisis de tipo microscópico a una serie de muestras, seleccionadas entre los elementos estudiados. Los análisis han sido planificados de acuerdo con los objetivos de conocimiento de esta investigación y realizados a determinados restos constructivos, así como a fragmentos de estructuras y elementos muebles. Con ellos se pretende fundamentalmente conocer, confirmar o profundizar en aspectos relacionados sobre todo con su composición o tratar de responder a preguntas surgidas durante su estudio macrovisual. En esta investigación se refleja que el uso constructivo de la tierra es abundante y constante en la conformación de los asentamientos durante el marco cronológico que se aborda, desde el Neolítico hasta los inicios de la Edad del Hierro, en la península ibérica y en concreto en el área meridional del Levante. La tierra en estado plástico, en forma de barro, fue necesaria en las construcciones para levantar y modelar alzados y otras estructuras, para unir los elementos que las conforman, para generar superficies lisas, aislar los espacios, reparar y cerrar aberturas y para proteger otros materiales de distintos factores de alteración. A ello se une la posibilidad de producir bloques con tierra, modelados a mano o hechos con molde −adobe−, o extrayéndolos directamente del subsuelo, en forma de terrones. También ha podido apreciarse lo extendido del uso de la tierra en el acondicionamiento de los espacios de hábitat y de trabajo, ya que en todos los conjuntos estudiados se han identificado restos de instalaciones de barro, que servirían para equipar estos espacios, externos e internos y para el desarrollo de distintas actividades. Asimismo, se han identificado variadas evidencias de que las comunidades de la Prehistoria reciente no sólo fabricaban y utilizaban recipientes cerámicos, sino que también existían producciones de barro no cocido, no sólo de recipientes, sino también otros objetos, que pudieron ser muy diversos pero cuya visibilidad y presencia en el registro es mucho menor. La tierra se utilizó para construir de muchas maneras, en forma de distintas recetas, resultantes en buena medida de la disponibilidad de materias primas en el entorno natural y combinada con otros materiales constructivos. Destaca el uso de las materias vegetales que, de acuerdo con las evidencias documentadas, están presentes también en todos los conjuntos de restos constructivos abordados, respondiendo a los variados usos que cabe atribuirles en el ámbito constructivo en el área de estudio desde los inicios de la Prehistoria reciente. Es especialmente importante su uso como estabilizantes. Las huellas negativas que dejaron en los morteros, pero también en los revestimientos de tierra, han informado tanto de su propio uso como de un proceso de trabajo que se habría llevado a cabo con frecuencia en los contextos estudiados: el de la preparación de esta materia prima, machacándola o cortándola antes de mezclarla con el barro. Aunque la materia vegetal sea el estabilizante más visible en los restos constructivos de esta investigación, pudiendo ser apreciable a nivel macroscópico, sabemos que no sería la única, siendo necesario considerar el empleo de otras, como la ceniza o el estiércol. El estudio de restos constructivos de barro también permite el reconocimiento de pruebas indirectas del trabajo de la madera y su uso en las edificaciones, una práctica constructiva identificada asimismo desde las primeras estructuras de hábitat conocidas en la península ibérica durante el Neolítico antiguo. Cabe resaltar las evidencias observadas de que en algunos enclaves se habría utilizado madera que se encontraba afectada por diferentes procesos de alteración, previamente a su puesta en obra y su manteado con barro. Por otro lado, son novedosos los indicios del empleo de esteras como material constructivo, observado en diferentes enclaves y constatado en mayor número en Les Moreres (Crevillente, Alicante). También se observa de forma frecuente la reutilización de materiales de distinto tipo en las actividades constructivas. En cuanto a la piedra, este material parece emplearse para construir en el ámbito peninsular ya en el VI milenio BC, combinada al menos con la madera, como en estructuras de combustión y de almacenaje. No obstante, es a partir del III milenio BC cuando se generalizaría su uso, especialmente importante en la construcción de zócalos. En sus muchas aplicaciones, podemos considerar sin embargo que desempeña desde el principio funciones fundamentales de aislamiento. La práctica constructiva de la aplicación e inclusión de distintos materiales con una función aislante, ampliamente observada a lo largo de la Prehistoria reciente, no debe extrañar y menos si tenemos en cuenta que se trata de edificaciones inmersas en una tradición de construcción con tierra que, por lo que conocemos, llevaba desarrollándose varios milenios. Y si algo requieren las edificaciones y estructuras de actividad construidas con tierra es aislamiento, de la humedad del suelo, así como de otros factores erosivos, como el agua. Respecto a los materiales utilizados con fines aislantes y las consiguientes mejoras técnicas implementadas en las edificaciones, se encuentra asimismo relacionado el estudio del uso constructivo de la cal, cuya posible aplicación se focaliza sobre todo en los revestimientos y que podemos plantear, a partir de los nuevos datos mostrados en esta investigación, especialmente en los de La Torreta-El Monastil (Elda, Alicante) y Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante). Por otro lado, otro cambio tecnológico de gran importancia documentado a partir de la base material que constituye este trabajo es la producción y el empleo constructivo del yeso antrópico, como producto pirotecnológico, documentado ampliamente en el asentamiento de Peña Negra (Crevillente, Alicante), aunque planteado también en Vilches IV (Hellín, Albacete), un asentamiento del III milenio BC. De igual modo, son de gran interés las evidencias que informan de la aplicación de pigmentos en las superficies construidas con tierra, que en esta investigación se encuentran en dos conjuntos: en los materiales argáricos de Laderas del Castillo y, sobre todo, en los restos de Peña Negra. De acuerdo con los datos recabados, la técnica constructiva más representada en los restos analizados es el bahareque, de cañas y carrizo. Esta técnica, identificada en todos los casos de estudio, también se evidencia a partir de improntas negativas de elementos de madera trabajada y también de sección circular, como ramas, varas y troncos. En lo referente al amasado y modelado del barro, estas técnicas han sido identificadas asimismo en todos los conjuntos, con una mayor o menor representación y están constatadas también, al menos, desde el VI milenio BC. En este sentido, otra de las cuestiones de mayor interés que ha salido a la luz en el marco de esta investigación ha sido la identificación del empleo del amasado de barro en forma de bolas y bloques, mezclado con vegetales, posiblemente paja. Hemos podido constatarla con seguridad en los asentamientos argáricos de Laderas del Castillo y Caramoro I (Elche, Alicante), en torno a los momentos iniciales del II milenio BC. Por último, una incorporación fundamental en cuanto a los materiales y técnicas de construcción durante la Prehistoria reciente peninsular es la del adobe. Es importante considerar que habría estado presente en algunos asentamientos de la península ibérica en cronologías calcolíticas, aunque es principalmente en la primera Edad del Hierro cuando esta novedad en el ámbito de la construcción con tierra peninsular no sólo se registra con seguridad, sino que también se generaliza. En estas páginas se evidencia que el estudio de los restos arqueológicos de la construcción con tierra en la Prehistoria es un terreno lleno de dudas y que, no obstante, permite también plantear un buen número de cuestiones, mediante la obtención de información básica que de otro modo se perdería, además de poder proporcionar hallazgos importantes e inesperados, en un campo en el que queda todavía mucho por conocer.