El turismo en CubaEstudio de casos desde la perspectiva del análisis regional
- Pelegrín Entenza, Norberto
- José Fernando Vera Rebollo Director
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 03 de marzo de 2023
- Ramón García Marín Presidente/a
- Margarita Capdepón Frías Secretaria
- Isis Alejandra Camargo Toribio Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante el 29 de septiembre de 2020 aprobó la modificación del artículo15.3. Tesis doctoral por compendio de publicaciones, del Reglamento de Régimen Interno de la Escuela de Doctorado que se considera en el Programa de Doctorado Interuniversitario en Turismo. Lo dispuesto en el artículo 15.3 de dicho reglamento interno establece los requisitos mínimos para la presentación y defensa de tesis por compendio de publicaciones, con independencia de lo previsto en los programas de doctorados correspondientes. Los requisitos que deben cumplir las tesis presentadas bajo esta normativa están regulados en el Reglamento de Régimen Interno de la Escuela de Doctorado (Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante de 17 de diciembre de 2013, modificado por Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante 26 de abril de 2018, BOUA de 26 de abril de 2018 y Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante 30 de julio de 2019, BOUA de 30 de julio de 2019 y Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante de 29 de septiembre de 2020, BOUA de 16 de octubre de 2020). Al amparo de la autorización y de la aprobación de la modificación por parte del Consejo de Gobierno de la Universidad de Alicante, en el Programa de Doctorado Interuniversitario en Turismo determinó criterios de calidad adicionales respecto a los establecidos de manera general por la Escuela de Doctorado de la Universidad de Alicante (EDUA), para todos los programas de doctorado. Se exigen criterios de calidad mínimos para que una tesis doctoral pueda iniciar el trámite de evaluación y defensa. De ese modo, para la admisión a trámite de una tesis doctoral se valorará el trabajo realizado por el/la doctorando/a, según criterios objetivos de calidad. En concreto, se exigirá que previo a la tramitación de la defensa de la tesis el doctorando cuente con trabajos de investigación o resultados parciales de la tesis que hayan sido publicados en revistas de calidad o presentados en congresos de reconocido valor en su campo. Con esta finalidad, se establece un baremo aplicable a las publicaciones para que el/la doctorando/a obtenga al menos, un punto para la admisión a trámite de la tesis doctoral. No se considerarán las publicaciones en revistas y congresos que no posean sistemas de evaluación externa por pares. Según la normativa vigente se exigen los siguientes requisitos para las contribuciones que se presentan para avalar una tesis: a) que estas contribuciones hayan sido presentadas, publicadas o aceptadas para su publicación con posterioridad al inicio de los estudios de doctorado; b) que en las contribuciones conste la universidad perteneciente al programa de doctorado dónde se encuentre matriculado. Dicha constancia se hará a través de la filiación del director y/o del doctorando; c) Que el doctorando conste como primer o segundo autor de todas ellas. Solo en casos excepcionales la Comisión Académica del Programa Interuniversitario en Turismo podrá autorizar que en una contribución que avale una tesis el doctorando figure en una posición posterior a la segunda, a la vista de las justificaciones presentadas; d) Una misma aportación de dos o más autores solo podrá avalar una tesis. Este tipo de tesis está dirigida a los casos en que en la práctica los resultados de la tesis doctoral han sido publicados mediante artículos en revistas indexadas, capítulos de libros y libros. Se da cumplimiento a la normativa general que establece la estructura formal para la tesis por compendio de publicaciones. Se incluye una sección inicial que contiene una síntesis que integra los objetivos (general y específicos), la hipótesis de la investigación, los trabajos presentados, de modo que se justifique la unidad temática. Debe incorporar un resumen global con los resultados obtenidos de la discusión y de las conclusiones, para dar una idea precisa del contenido de la tesis. Para cumplir lo establecido en la citada normativa en la primera sección se incluye un estudio preliminar que recoge los antecedentes y el estado de la cuestión del tema investigado. Se expone la metodología aplicada en la investigación, la información contextual y se justifica la relevancia de la investigación. La segunda sección de la tesis incluye como capítulos independientes y diferenciados los artículos publicados como versión íntegra e incluye las referencias bibliográficas completas de los mismos según las normas de cada revista donde fueron publicados. Se da cumplimiento al número de artículos establecidos en la normativa general, autoría y a los criterios adicionales de calidad referente a los requisitos de indexación, todos publicados en Scopus y de ellos uno en JCR. En la última sección de la tesis se incluyen las conclusiones. Se opta por la mención Doctor Internacional al cumplirse con las circunstancias expresadas en el Real Decreto 99/2011 de 28 de enero, artículo 15, de lo cual se evidencia una estancia de investigación de tres meses fuera de España en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), avalada por los doctores y comisión académica. La tesis ha sido informada por dos expertos pertenecientes a instituciones de educación superior extranjeras, así como un experto con el grado científico de doctor de una institución extranjera distinta al responsable de la estancia mencionada. La estancia, informes y expertos proceden de un país de habla hispana por lo que la redacción íntegra de la tesis es en idioma castellano. El problema científico La actividad turística constituye la fuerza motriz de la economía cubana, con cambios en los modelos de desarrollo debido a la poca experiencia del País en el sector por razones cognitivas, históricas y políticas. Con una tendencia a la improvisación y procesos inadecuados en la toma de decisiones que entorpecen la asimilación y generalización de las buenas prácticas internacionales. Además de los atractivos turísticos que ofrecen las modalidades de sol y playa, así como el turismo de ciudad, en el País existen otros potenciales vinculados con las tradiciones patrimoniales, productivas, culturales y sociales que no se aprovechan adecuadamente, especialmente las relacionadas con el turismo alternativo como el turismo rural, el agroturismo y el turismo comunitario. Cuba requiere de la actividad turística para asegurar el desarrollo económico, social y ambiental. Su gestión ineficaz trae consigo importantes impactos económicos, socioculturales y ambientales que afectan negativamente la sostenibilidad turística y pone en riesgo la vida, el agotamiento de los recursos naturales y tradiciones culturales que constituyen el potencial para el desarrollo turístico. En la actualidad existen extensas zonas agrícolas que pasan por un proceso de depresión socioeconómica con un elevado nivel de marginalidad, caracterizadas por la precariedad con sistemas de producción agrícola atrasados, muy costosos y mal pagados. Por lo que se requiere buscar soluciones alternativas que permitan incrementar los ingresos y rentas de la actividad agrícola a partir de diversificar la canasta de ingresos mediante actividades y servicios no agrícolas. A partir de lo antes señalado y las megatendencias internacionales relacionadas con el turismo, se formula la siguiente pregunta de investigación: ¿De qué modo puede lograr una contribución el reforzamiento del marco teórico que revela las fortalezas de la actividad turística en el marco del desarrollo local y la eficacia de los modelos alternativos del desarrollo turístico que parten del aprovechamiento del potencial que ofrece la naturaleza, las tradiciones patrimoniales, productivas, culturales y sociales, siempre que se realice en un contexto de protección del ambiente y los recursos naturales, el aprovechamiento de sus posibilidades para el progreso y desarrollo de la sociedad cubana como alternativa viable, eficaz, competitiva y sostenible, manejado desde objetivos locales y en un proyecto integral de desarrollo regional? Desarrollo teórico Antecedentes y estado actual del tema El turismo en Cuba desde el análisis regional. Conceptos La unidad más adecuada para llevar adelante los planes de desarrollo y el trabajo multisectorial dentro de un país es la región. Por ello resulta obligado realizar un acercamiento a su definición conceptual, su relación con otras estructuras legalmente establecidas, así como a la evolución del concepto. Ello guarda una relación estrecha para comprender la importancia del regionalismo para la gestión y desarrollo del turismo a partir del inventario de recursos naturales, históricos, culturales, patrimoniales y sociales según el territorio que se trate. Los conceptos de espacio, territorio y región son categorías básicas que se tienen en cuenta al desarrollar un proyecto nacional (Montañez y Delgado, 1998). La envoltura geográfica como sistema material íntegro que se autodesarrolla y está en permanente evolución contiene los territorios donde ocurren las relaciones económicas y sociales y, por lo tanto, son espacios de poder territorial que pueden ser mundiales, nacionales, regionales o locales. La territorialidad está estrechamente relacionada con el regionalismo como manifestación primaria del hombre que significa ante todo el amor y apego al lugar donde habita y que se manifiesta a través de sus hábitos, costumbres y la cultura en general. Ha trascendido a las estructuras políticas de las formas centralizadas de gobierno (como en el caso de Cuba desde la colonización hispánica), para manifestarse como tendencia política del gobierno central para tener en cuenta en sus decisiones a partir de las características particulares que distinguen cada una de las regiones del País. La palabra regionalismo se forma a partir del término regional, que se refiere a lo que es perteneciente o relativo a una región y el sufijo ismo que indica actitud o tendencia. Se habla de regionalismo en política para hacer referencia a las ideologías o movimientos que tienen como objeto la defensa y valoración de la región propia, de sus características distintivas en lo natural (paisaje, geografía y recursos) y lo cultural (tradiciones y costumbres) que aparecen generalmente como reacción al centralismo estatal para exigir de este y no su supresión como entidad política, sino para recabar mayor atención a sus propias necesidades. Morner (1984) es del criterio de que en países tan heterogéneos en muchos aspectos como aquellos de América Latina las regiones permanecieron más aisladas y el regionalismo es más importante que en otras partes del mundo. Se puede afirmar que la dimensión regional ayuda a salvar la diferencia entre un nivel nacional más o menos artificial (al menos para ciertos períodos) y el nivel de la comunidad local. Para Santos (1997) las regiones son subdivisiones del espacio geográfico planetario, del espacio nacional o inclusive del espacio local. Las regiones son subespacios de conveniencia y en algunos casos espacios funcionales del espacio mayor. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, región es la porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía, administración, gobierno, etc. Gómez y Machecha (1998) plantean que el concepto de región puede extenderse a diversas categorías. La región geográfica que hace referencia a un área geográfica que posee rasgos comunes entre todos los territorios que integran dicha región. Las regiones polares podrían ser un ejemplo de región geográfica. La región política que es una zona gobernada por un determinado gobierno; así dentro de una misma región geográfica puede haber distintas regiones políticas, ya que son territorios gobernados por distintos gobiernos. Los autores antes citados señalan que la región económica hace referencia a un área geográfica en la que las economías de los distintos territorios integrantes muestran rasgos comunes en su estructura económica. Un claro ejemplo podría ser la región petrolera, siempre, haciendo referencia a que poseen una economía. La región urbana que hace referencia a la unión de determinados territorios urbanizados y debido a la expansión territorial de los núcleos urbanos. Especialistas en regionalización coinciden que la definición de región expuesta por el geógrafo francés Pierre George es una de las más completas, al sintetizar los elementos que le son comunes a toda región. Propín (1992) señala que la región es un espacio preciso, pero no inmutable inscrito en un marco natural dado que responde a tres características esenciales: los vínculos existentes entre sus habitantes, su organización en torno a un centro dotado de cierta autonomía y su integración funcional en una economía global. Es el resultado del vínculo de factores activos y pasivos de distinto peso e identidad cuya dinámica propia se encuentra en el origen de los equilibrios internos y de la proyección espacial. Los estudios regionalísticos modernos recibieron sus primeros impulsos por los geógrafos e historiadores de la escuela francesa de los Annales, entre ellos Paul Vidal de La Blache (1845-1818) y tuvieron auge en Europa durante todo el siglo XIX. La tipificación probabilística y la regionalización probabilística han sido empleadas juntas o por separado como métodos para los estudios regionales. En Cuba fueron aplicadas por Propín (1992) en la conformación del Atlas Nacional. Estos métodos establecen la correlación existente entre actores naturales, sociales y económicos que interactúan sobre el territorio. Con base en ella, se consideran como peculiaridades que inciden en la determinación de una región económica, la densidad demográfica, el grado de urbanización, la concentración de la producción agrícola e industrial y la densidad vial. La teoría de la cointegración despertó en su momento un fuerte interés en el ámbito econométrico, tanto en su vertiente teórica como aplicada. El hecho de que esta estrategia se centró en las relaciones de equilibrio a largo plazo entre variables (Caralt, 1995), la situó como un instrumento fundamental de cara al contraste de las relaciones de equilibrio postuladas por la teoría económica predominante en las últimas décadas del siglo XX. La regionalización económica y la regionalización en América Latina Como vía de aprehensión cognoscitiva es innegable que la regionalización económica es un valioso método de diferenciar e identificar los espacios geográficos, a partir de cómo han sido los resultados de las actividades productivas que desarrolla el hombre sobre la ecúmene. La región puede considerarse como la síntesis de las relaciones que se establecen entre la naturaleza, el hombre y sus actividades económicas. Bernal (2018) señala que cuando se trata de economía política ambos términos, regionalización o regionalismo siempre implican la existencia de una integración económico-comercial que se desarrolla en un área geográfica, donde se produce la intervención y complementación de diversos actores económicos bajo las condiciones de un determinado modo de producción que resulta ser determinante. Se considera que la regionalización está dirigida también a poseer una visión hacia lo externo, como alternativas de insertarse en los mercados externos. Venegas (1996, p.9) reconoce que es inimaginable el desarrollo de un país sin una adecuada planificación regional. Es tal la envergadura del asunto que, en países de una gran tradición en este sentido, por ejemplo: en la esfera del turismo como en España es de consenso común que este renglón no puede avanzar sin la participación de la municipalidad, lo que es lo mismo del gobierno regional. La regionalización económica es una base cognoscitiva fundamental y aplicable en la evaluación y la génesis de políticas y planes de desarrollo económico, porque en las regiones económicas se reconoce la categoría suprema de organización espacial de la sociedad. La región económica es un constructo en permanente desarrollo y sujeto a los cambios que las condiciones sociales y naturales le imponen. Autores como Menéndez y Lloret (2009) estiman que toda región económica tiene su propia estructura y por lo tanto posee autonomía y puede estar formada por unidades geográficas que pueden estar contiguas o no y son el resultado del desarrollo concreto histórico social del país donde se forman. Rua y Valdivia (1993, p. 139) consideran que en el proceso de regionalización económica intervienen toda una serie de factores que influyen en la formación de este tipo de región, como son las relaciones de producción, la división geográfica o territorial del trabajo, la base técnica de la economía, las condiciones y recursos naturales, así como los recursos laborales, entre otros. La formación de una región económica se origina cuando un grupo de características comunes en el plano económico comienzan a ganar relevancia en el territorio y lo van distinguiendo de otros territorios del país o del continente. Un ejemplo típico es la cuenca minera del Ruhr, donde la extracción de carbón y otros minerales bajo un modelo económico similar ha predominado históricamente. La región económica puede abarcar todo un país o rebasar las fronteras político administrativas establecidas y extenderse a lo largo de varias estructuras estatales, como por ejemplo la región turística de la ribera del Mediterráneo en España, donde el turismo predomina en todas las regiones autónomas bañadas por las aguas de ese mar, las cuales tienen similares características. Regiones económicas más amplias han sido formadas debido a asociaciones económicas regionales que aprovechan sus características comunes como el idioma o el modo de producción, para instaurar acuerdos que le permitan establecer un mercado único entre los diferentes países que integran la asociación. Tal es el caso del mercado común que integran varios países de América del Sur (Mercosur). La regionalización físico-geográfica se diferencia de la regionalización económico-geográfica, aunque ambas surgen y se desarrollan sobre el territorio. Fue definida por González (2005, p. 63) como el esclarecimiento de las diferencias individuales físico-geográficas que se desarrollan históricamente como resultado de la actividad en la superficie terrestre, de la acción conjunta de los factores zonales y azonales de la diferenciación geográfica. Por tanto, la región físico-geográfica sintetiza las características de los diversos tipos de complejos territoriales naturales. Es un territorio en el que los fenómenos forman un conjunto relacionado determinado con características propias que lo diferencian de otros. La acción antropogénica sobre la ecúmene es la que va a determinar el surgimiento y desarrollo de las regiones económicas y no los factores zonales y azonales de la diferenciación geográfica. En el caso de América Latina los proyectos de desarrollo regional estuvieron impulsados desde la década de los sesenta por la Comisión Económica para la América Latina (Cepal), organismo de la Organización de las Naciones Unidas cuyos esfuerzos no alcanzaron siempre los resultados esperados, al no contar en algunos casos con el suficiente respaldo de los estados nacionales que permitieran enfrentar las distorsiones provocadas por el accionar de las grandes corporaciones multinacionales en la región latinoamericana. Según Figueras (2005) es lo más probable que las jurisdicciones políticas condicionadas históricamente, no se ajustaban a las regiones económicas establecidas por las recientes condiciones económicas generadas por las nuevas corrientes de comercio, las inversiones y las innovaciones tecnológicas. Evolución de los estudios regionales en Cuba hasta el año 1975 Durante la ocupación colonial la isla de Cuba se dividió en tres grandes regiones con funciones administrativas y políticas a las que indistintamente se les denominaban departamentos. En el año 1878 se fundaron seis provincias que se mantuvieron hasta el año 1976, que reflejaba grandes diferencias en extensión, número de habitantes y potencialidades económicas entre ellas y sus respectivos municipios, así como dificultades en la gobernabilidad de los territorios que abarcaba cada provincia. Instaurada por el poder colonial y se mantuvo vigente hasta 1963. En la nueva división político-administrativa del País instaurada en el año 1963 se incrementó el número de municipios a 407 y para fortalecer la gobernabilidad de las seis provincias sobre sus respectivos municipios se creó una estructura intermedia denominada región, que abarcaba varios municipios de cada provincia y permitía organizar mejor y dirigir territorialmente las actividades económicas y sociales. Fue típico de esa época el impulso de planes de desarrollo regional como el Plan Regional Escambray, que abarcaba varios municipios montañosos del sur de la provincia de Las Villas, caracterizados por su producción cafetalera y agropecuaria. Una propuesta coherente para la comprensión de la formación regional cubana es la realizada por Venegas (1996). Aunque tomando como base su visión historiográfica el propio autor reconoce que tal propuesta de evolución de la regionalización en Cuba se asienta fundamentalmente sobre la base de consideraciones económicas y sociales. La propuesta divide la evolución regional en cinco grandes períodos o etapas, cada una de las cuales tiene sus propias características o momentos. La más antigua regionalización del territorio cubano comienza con la fundación de las ocho villas primigenias fundadas por los colonizadores españoles, proceso que ocurrió entre los años 1511 y 1515. Las primeras villas bajo la dirección de sus Cabildos o gobiernos asumieron desde sus inicios un proceso de expansión territorial y ocupación de los espacios colindantes mediante la concesión de mercedaciones que permitieron extender sus límites e influencia, así como expandir los cultivos y la ganadería extensiva, actividades económicas predominantes en los siglos XIV y XV Venegas (1996). Estas mercedaciones o asignaciones de tierras a los vecinos ofrecidas por cada Cabildo eran de tres tipos y se diferenciaron por la extensión de tierra dada como merced, así como por la actividad productiva a la que se destinaba. Los hatos o haciendas que eran los de mayor significación económica estaban destinados a la cría de ganado mayor y podían ocupar hasta 27 leguas; los corrales destinados a la crianza de ganado menor y podían ocupar hasta unas 12 leguas y por último los sitios o estancias que estaban dedicados al cultivo de frutos menores, legumbres y otros artículos de primera necesidad (Marrero, 1950). De la época datan los archivos con los documentos de los respectivos Cabildos sobre mercedaciones, cuyas descripciones pueden ser consideradas con todo rigor como los primeros documentos que aluden a la regionalización en Cuba y que toman en cuenta importantes aspectos que inciden en la regionalización como la distribución demográfica y las actividades productivas sobre el espacio. Durante el período de colonización española hasta 1607 el País estaba dividido en dos grandes gobernaciones: La Habana que regía sobre las regiones de occidente y centro del País y Santiago de Cuba que lo hacía sobre la región oriental. En 1827 el territorio fue dividido para su gestión administrativa en tres grandes regiones: occidente, centro y oriente y tal denominación se mantuvo por las tropas insurrectas durante la primera guerra de independencia (1868-1878). Siempre la región fue entendida como una creación del aparato estatal debido a la necesidad de establecer el control sobre el territorio Marrero (1956). El regionalismo de algunos caudillos alzados en armas contra el colonialismo español fue una de las causas que contribuyó al fracaso de esa primera gesta independentista. Al finalizar la misma el poder colonial estableció una nueva división de las tres regiones del País en seis provincias: Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente, cada una de las cuales estaba a su vez dividida en municipios (Marrero, 1956). Durante los siglos XV, XVI y XVII las autoridades coloniales hacen alusión documental a las características regionales del País. Una muestra de ello es la obra Espejo de paciencia (Balboa, 1608) escrita por el canario Silvestre de Balboa, quien con un lenguaje poético se refiere a las características económicas y los elementos de la naturaleza de los alrededores de la región de Bayamo. Describe el enfrentamiento de los vecinos de la villa con el pirata Gilberto Girón para liberar al obispo fray Juan de las Cabezas y Altamirano que había sido tomado como rehén. Otros documentos de la época describen las regiones en la Isla y aparecen localizados en los archivos de diferentes ciudades cubanas. Un compendio enjundioso de estos se halla en la obra de Levi Marrero Cuba, economía y sociedad (Marrero, 1972). Como denominador común de las obras escritas entre los siglos XV, XVI y XVII se destaca el énfasis que ponen en la región occidental de Cuba y en particular en La Habana como centro político y comercial más importante del País. Valiosos aportes a los estudios regionales fueron las reseñas e investigaciones históricas sobre diversas localidades a lo largo de los siglos XVIII, XIX y primera mitad del siglo XX, en las cuales se dejó de lado el predominio de los estudios sobre la región occidental y La Habana como capital, para comenzar a bordar las regiones del centro y el oriente cubano. Tales son los trabajos de Alcover (1905) sobre la historia de la villa de Sagua La Grande en la región central del País; Bacardí (1925) en las crónicas de Santiago de Cuba; y Galardy (1945) con la obra que hace referencia al término municipal de Jiguaní ambas de la región oriental. La publicación del libro ¿El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II¿, por el autor Braudel (1949), representó un aporte importante que en la actualidad constituye un antecedente destacado de la historia regional. Para América Latina con exceso permanente de espacio que constituye una situación de larga data a través del proceso civilizatorio latinoamericano, la especie humana apenas ha podido hacerse presente orgánicamente dentro de los territorios de una manera desigual e irregular. Muchas regiones y espacios locales están prácticamente aislados o débilmente integrados a las dinámicas generales (Aguirre, 2003). A pesar de ello a partir de los años cincuenta se desarrolló una ardua labor historiográfica regional latinoamericana, que constituye un aporte por la profundidad de sus enfoques y por la riqueza de sus resultados, así como por la variedad de los instrumentos y modelos de aproximación analítica y técnicas capaces de incentivar la innovación sobre el territorio. Dentro de los países que se destacan se pueden citar: México, Brasil, Venezuela, Argentina, Perú, Chile, Colombia, Bolivia, Costa Rica y Cuba. A partir de la década de los cincuenta del siglo XX se intensifican los diversos estudios económicos geográficos que incluyen enfoques regionales. Marrero (1950) escribe su libro Geografía de Cuba para dejar sentada una visión regional de los distintos territorios y localidades cubanas. Ponte (1959) publica la biografía de la provincia de Matanzas e incursiona en las posibilidades del desarrollo turístico en la región de Varadero. Jerez (1960) publica la monografía Oriente: biografía de una provincia y describe las particularidades socioeconómicas y culturales de la región oriental del País. Roig (1963) publica el libro titulado La Habana: apuntes históricos. Un año después Núñez (1964) escribe el libro titulado El archipiélago de Cuba y Cosculluela (1965) publica la obra titulada Cuatro años en la Ciénaga de Zapata, ambas obras servirían de inspiración años más tarde para el desarrollo de los proyectos turísticos de la cayería norte de la región central y el proyecto turístico de la Ciénaga de Zapata en la región occidental de Cuba. La regionalización en Cuba a partir del año 1976 Con la aprobación mediante referéndum público de la Constitución de la República de Cuba en el año 1976 se puso en práctica una nueva división político-administrativa para estructurar el espacio geográfico del archipiélago cubano en 14 provincias, 168 municipios y un municipio especial Isla de la Juventud. Además, se estructuraron los consejos populares que son órganos del Poder Popular local de carácter representativo que están investidos de la más alta autoridad para el desempeño de sus funciones (Asamblea Nacional del Poder Popular, 1976). División política-administrativa adoptada a partir de promulgada la Constitución del año 1976. El Consejo Popular comprende una demarcación territorial dada y apoya a la Asamblea Municipal del Poder Popular en el ejercicio de sus atribuciones para facilitar el mejor conocimiento y atención de las necesidades e intereses de los pobladores de su área de acción. Estas estructuras locales se crean en ciudades, pueblos, barrios, poblados y zonas rurales. En cada consejo popular se pueden organizar hasta cinco circunscripciones como mínimo. Su presidente y en su caso los vicepresidentes son elegidos entre los delegados de las circunscripciones que lo componen a propuesta de uno de ellos. La elección se realiza por votación ordinaria y resultan elegidos por mayoría de votos de los delegados que integran el Consejo Popular (Asamblea Nacional del Poder Popular, 1976). La Constitución de la República de Cuba establece que desde el punto de vista político administrativo la unidad más pequeña es la circunscripción que agrupa a dos o más áreas de una zona habitada, sea urbana o rural. Varias circunscripciones componen un consejo popular, y el conjunto de consejos populares forman el municipio. El número de Consejos Populares de un municipio puede variar en dependencia de su extensión territorial y su número de habitantes y aunque los límites entre los municipios son por lo general accidentes físico-geográficos, no son las condiciones naturales las que han primado en su formación, sino razones de orden político administrativo. A partir de creada la nueva división político-administrativa tomaron auge los estudios regionales en Cuba. Muestra de ello son los trabajos de Pérez (1978; 1979) sobre la conquista del espacio cubano y el monto de la emigración forzada en el siglo XIX respectivamente. Segré y Baroni (1998) estudiaron el impacto de la intensificación de los intercambios comerciales y del creciente turismo en la ciudad de La Habana del siglo XIX y el resurgimiento de la ciudad a partir de la década de los noventa del siglo XX con la reactivación de la actividad turística. Rúa y Valdivia (1999) consideran que el territorio cubano se encuentra dividido en macrorregiones económicas, cada una de las cuales abarca varias regiones con sus características propias. La macrorregión occidental comprende tres regiones: las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y la Isla de la Juventud. La macrorregión central incluye las regiones de Ciénaga de Zapata-Martí, Santa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey. La macrorregión oriental con las regiones de Holguín-Mayarí¿Baracoa, Bayamo¿Manzanillo y Santiago de Cuba. Para el criterio de Rúa y Valdivia (1999) la creciente participación de las regiones cubanas en la gestión económica es uno de los procesos que con más fuerza se desarrolla dado el carácter y las consecuencias sociales de sus resultados. El reconocimiento de las capacidades potenciales de la naturaleza en cada parte del País y las posibilidades que ofrecen las combinaciones de los recursos presentes en ellas han servido de base para su comparación con la localización de las nuevas inversiones basadas en la existencia de recursos naturales, lo cual es significativo en el caso de los recursos turísticos, minerales y otros. A partir del año 2000 los estudios regionales siguieron tomando fuerza. Salinas (2005) publica un estudio sobre las relaciones que existen entre la geografía física y el ordenamiento territorial. Destaca que en la construcción de nuevas capacidades de alojamiento para el turismo internacional existen ejemplos de prácticas insostenibles en las inversiones, el relleno de algunas lagunas costeras y la alteración del relieve natural, la apertura de canteras de áridos en áreas ecológicamente sensibles, el sobredimensionamiento y ubicación inadecuada de algunos hoteles. Otros problemas están relacionados con las talas excesivas realizadas para la construcción de la infraestructura vial y de apoyo, los serios impactos directos e indirectos a los manglares, los altos tendidos eléctricos y telefónicos que desconfiguran el paisaje, el empleo de jardinería convencional con plantas exóticas y la proliferación sin previo estudio del impacto ambiental de basureros en lugares inapropiados, entre otros problemas (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD], 1999). En el caso de Cuba Salinas (2005) no deja de encontrar similitud entre la situación actual del País con lo planteado por Asuad y Vázquez (2014), en el sentido de que el nuevo modelo económico considera la apertura de la economía nacional hacia el mercado internacional y a permitir el desarrollo de la propiedad privada a través de nuevos actores de la economía, como las pequeñas y medianas empresas que contribuyan al incremento del producto interno bruto y al crecimiento del desarrollo en Cuba. De igual modo se considera que resulta conveniente para el Estado la consideración del mercado externo para orientar la asignación de los escasos recursos financieros y materiales con que se cuenta. El Colectivo de autores (2007) consideran que son seis los espacios que en Cuba se diferencian por el uso de las tierras, el número de habitantes, las condiciones ambientales existentes y su articulación con el espacio y que son los que han dado lugar a la formación de las regiones en Cuba. Esos cinco espacios son las grandes plantaciones cañeras, las extensiones ganaderas, las tierras dedicadas a la producción de cultivos varios y frutales, los espacios urbanos y los espacios periféricos naturales. Se enfatiza que realmente existen seis grandes regiones: Pinar del Río, La Habana, la región central, Camagüey, Oriente y el archipiélago de los Canarreos. Las características fundamentales de cada una. Pinar del Río. Región de cadenas montañosas que se extienden longitudinalmente rodeadas por llanuras cársticas y aluviales fértiles. Población campesina dispersa. Recursos forestales, minerales y cultivos varios. Vegas donde se cultiva el mejor tabaco del mundo. Planes de desarrollo regional como el de la Península de Guanahacabibes y la zona franca del Mariel. La Habana. Posee la capital del País con la mayor concentración de población urbana y principal puerto. Junto con Matanzas abarca complejos industriales, energéticos, importante actividad turística y de investigación científica. Rodeada de terrenos fértiles que han sido aprovechados a su desarrollo histórico regional. Su litoral costero al norte es el área de mayor atracción turística de Cuba. Central. Hacia el sur posee el segundo grupo montañoso más importante del País denominado Guamuhaya que está rodeado de extensas llanuras. Fragmentación de espacios donde se intercalan importantes núcleos urbanos industriales en Cienfuegos y Santa Clara. Posee extensas áreas agrícolas y ganaderas en Sancti Spíritus que han condicionado su desarrollo regional. Camagüey. Extensa llanura donde la ganadería extensiva y las plantaciones cañeras tuvieron un espacio privilegiado históricamente. Planes de diversificación y desarrollo de nuevas zonas agrícolas y regiones industriales como Nuevitas o turísticas como Santa Lucía han propiciado el surgimiento de nuevas regiones. Oriente. Abarca las zonas más montañosas de Cuba con la Sierra Maestra y el grupo orográfico Nipe¿Sagua¿Baracoa. Posee valles y depresiones con potencial agrícola, al igual que la llanura del río Cauto que es el más extenso del País. Tiene recursos minerales valiosos como Hierro, Níquel y Cobalto. En su territorio se localiza la ciudad de Santiago de Cuba que es la segunda más importante y como centro urbano e industrial aglutinador del espacio de toda la región. Los Canarreos. Se caracteriza por la insularidad y el aislamiento con espacios vírgenes y poco desarrollados, muy escasa población y un enorme potencial turístico condicionan su formación como región. Venegas (2007) presentó un estudio sobre la región en Cuba. El trabajo se divide en dos partes: la primera trata sobre las provincias, regiones y localidades para centrar el estudio en los problemas metodológicos y en la historia regional del País, con un aporte de los indicadores principales a tener en cuenta para definir la región histórica. El referido autor señala que la historiografía nacional cubana es occidentalista por antonomasia que sitúa como centro al oeste de la isla para repetir de forma monótona un esquema basado en el proceso histórico de La Habana y su región que no es ni siquiera del todo el occidente cubano. El criterio de región histórica que más que un ente natural se concibe como el resultado de la acción transformadora del hombre sobre el espacio geográfico. La segunda parte dedicada a la región en Cuba aborda una visión de los estudios históricos regionales desde la época Colonial hasta la Revolución. Se enfatiza que la interpretación más generalizada de la historia de Cuba convierte al occidente insular como el centro de esa construcción historiográfica salpicada a ratos por hechos ineludibles ocurridos en otros lugares del País. En el año 2008 se presentó un trabajo historiográfico regional sobre la revolución cubana desde el triunfo hasta la primera década del siglo XXI (Sohergui, 2008). Un año después Cárdenas (2009) publicó un análisis de la producción en la historiografía cubana. La autora realiza una búsqueda de materiales y trabajos no publicados, que sirvieron de base para que investigadores jóvenes dieran continuidad a dichos estudios y en la década de los años ochenta profundizaran en las características tipológicas de las construcciones insertadas en el complejo agroindustrial de las plantaciones cafetaleras en la región oriental cubana. En agosto del año 2010 la Asamblea Nacional acordó la creación de dos nuevas provincias: Artemisa y Mayabeque. Cambios puestos en vigor a partir del 1 de enero del año 2011. Las dos nuevas provincias surgieron de la segmentación de la Provincia de La Habana, junto con el traspaso de los tres municipios más orientales de la provincia de Pinar del Río. También se extinguió el municipio de Varadero en la Provincia de Matanzas para integrar el territorio al municipio de Cárdenas. El Codificador de la División Político Administrativa puesto en vigor mediante la resolución 129 del año 2010 constituye el instrumento de trabajo para la codificación de las unidades político administrativas en que se dividió el territorio nacional. Permitió la uniformidad en el procesamiento de las estadísticas continuas, las encuestas y los censos incluidos en el Sistema Estadístico Nacional, así como para otros requerimientos que necesitan ubicación geográfica. El nuevo codificador entiende por territorio a las 15 provincias más el municipio especial de la Isla de la Juventud y se definen 16 territorios a escala de Cuba. División político administrativa adoptada a partir del año 2011 con la puesta en vigor del acuerdo de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba en agosto del 2010. Hechavarría y Álvarez (2017) presentaron un trabajo sobre los enfoques y tendencias de la enseñanza de la geografía regional en Cuba. Los autores concluyen que no fue hasta el año 2010 que se insertó en el plan de estudio de la educación general media la asignatura Geografía con un refuerzo para los estudios regionales. Plantean la necesidad de profundizar en la valoración crítica de los enfoques en la enseñanza de la geografía regional en los diferentes grados escolares, ya que constituye un material útil para futuros diseños curriculares y la posición epistémica y didáctica a seguir, la cual deberá responder a los intereses del alumno y a la necesaria percepción espacial de la región y su fisonomía natural y cultural. Santamaría (2018. P.87) es de la opinión que los estudios con enfoque regional de los procesos económicos en Cuba son insuficientes y pese a los avances recientes queda mucho por investigar. Su insistencia en la hiperespecialización productiva no es errónea, pero se centra en el resultado final y una mirada más atenta a los cambios. Domínguez y Sánchez (2019) consideran que el pensamiento regional como una abstracción epistémica de carácter espacial se posiciona como una vertiente del conocimiento en la que convergen múltiples disciplinas. Según plantea Lizama (2009) el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) inició un programa de creación de oficinas regionales en las zonas de mayor concentración de atractivos y oferta de servicios turísticos del País. Estos despachos funcionarán como unidades desconcentradas administrativamente, pero con facultades, funciones y responsabilidades delegadas por la administración central del ICT para actuar, tramitar y en algunos casos resolver, manteniéndose jerárquica y presupuestalmente como órganos subordinados a la alta dirección del Instituto. Echevarría et al (2006) dividen el desarrollo macroeconómico de Cuba en el período post revolucionario en las etapas siguientes: 1959-1963. Los grandes cambios. Reforma agraria. Reforma Urbana. Nacionalización de empresas extranjeras. Expansión de la propiedad estatal. Agresiones militares y económicas por parte de Estados Unidos que establece un bloqueo que afecta directa o indirectamente todas las esferas productivas y de servicios del País. Ocurre un estancamiento económico en los últimos dos años. La producción azucarera pasa de 6,8 millones de toneladas en 1961 a solo 3,8 millones en 1963. 1964-1967. Reanimación económica. Expansión productiva elevada gracias a mayor estabilidad en el sector externo. Convenios con los países del campo socialista. Se impulsa la estrategia de industrialización y de desarrollo agropecuario. 1968-1970. Zafra de los Diez Millones. Caída e inestabilidad de la dinámica económica. Se produjeron 8,5 millones de toneladas de azúcar, pero con una afectación a otros sectores de la economía. Errores en la dirección económica. Aumento de la dependencia externa. Inestabilidad y pobre desempeño global económico. 1971-1975. Crecimiento acelerado. Transformaciones en el sistema de dirección económica. Fortalecimiento de los intercambios con los países socialistas y entorno favorable de la economía mundial. Cuba ingresa al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Auge del proyecto de integración de Cuba con el resto de los países socialistas. Estabilidad en la producción de azúcar con precios favorables en el mercado mundial. Aumento de la tasa de importaciones que incide en desequilibrio comercial. Mayor control y dirección de la economía por parte del aparato estatal. 1976-1985. Estabilidad macroeconómica. Se sitúa la industrialización del País como objetivo central de la estrategia para el desarrollo. Hasta 1980 se crea la base necesaria para el desarrollo de las fuerzas productivas. A partir de 1980 se enfatiza en el incremento de exportaciones y disminución de importaciones. Deterioro de los precios de los productos de exportación. Se renegocia la deuda externa. La especialización del País como abastecedor de azúcar a los países del CAME influye en la estabilidad del sector y elevados niveles de producción superiores a los 7 millones de toneladas de azúcar anuales. Se incrementan las tasas de importación. Plagas y sequías afectan la producción agropecuaria. Ejecución ineficiente de los procesos inversionistas, proyectos frustrados de economías de escala, elevados consumos energéticos y el desaprovechamiento de las capacidades instaladas conducen al agotamiento del modelo de crecimiento económico. 1985-1989. Desaceleración de la economía. Disminución de las exportaciones. Endurecimiento de las condiciones establecidas por el CAME para el intercambio. Estancamiento en los suministros externos. Desaceleración de la economía de los países del CAME. Debilitamiento de la eficiencia del sistema económico. Decrecimiento de la productividad del trabajo y fuerzas económicas subutilizadas. 1989 ¿ 1993. Crisis y asimilación del impacto externo. Condiciones externas muy adversas como la desaparición del CAME desencadenan una rápida y general crisis económica. El País pierde su capacidad de compra. Se reducen drásticamente las importaciones y Cuba queda aislada de fuentes de crédito internacionales. Deficiencias internas graves en el manejo de la economía como la excesiva centralización, el uso de balances nacionales de recursos en detrimento del uso de instrumentos financieros conducen a la necesidad de elaborar una estrategia de supervivencia económica llamada período especial en tiempos de paz, que permitiera sostener en medio de la crisis las políticas de desarrollo social acordes al modelo socialista propuesto como objetivo. Al final de la etapa se adopta como táctica lograr la reinserción de Cuba en la economía mundial y estabilizar la macroeconomía para potenciar el mejor aprovechamiento de los recursos internos. 1994- 2005. Adaptación, transformación y recuperación. En el ámbito macroeconómico se reduce el exceso de circulación monetaria. Se disminuye el déficit presupuestario y se incrementan los precios en los productos no básicos. Se abre la economía al capital extranjero. Se crean empresas mixtas y se inicia un desarrollo acelerado del turismo como actividad económica. Se legaliza la tenencia de divisas entre personas naturales. Se crean nuevos mercados en la economía interna. Se abre la libre formación de precios y se reestructura el sistema monetario financiero. Todo ello con el objetivo de superar la brecha fiscal y superar los efectos de la brecha externa y su impacto sobre la economía nacional. La macroeconomía cubana con posterioridad al primer lustro del siglo XXI se desenvolvió en el marco del incremento de las relaciones e integración económica internacional, sobre todo con los países de América Latina y la región del Caribe. Según señala Gallani (2001, p.86) Cuba comparte propósitos con los países latinoamericanos y caribeños como el aprovechamiento de las potencialidades del Mar Caribe, la ampliación de los espacios económicos a fin de incrementar el comercio interregional y el desarrollo de economías de escala para su inserción competitiva en el sistema internacional, así como la instauración de democracias sólidas y la seguridad regional. El gobierno cubano se sustenta en una concepción amplia de la región que define como Caribe a las naciones insulares y a las naciones de centro y Suramérica que son ribereñas al Mar Caribe. Junto a factores externos favorables entre 2005 y 2015 se realizaron ajustes internos en la economía que favorecieron la aparición de nuevos actores económicos, la potenciación de los recursos internos y las exportaciones, así como la disminución de importaciones. Se aplicaron reformas salariales para estimular la productividad del trabajo y se llevaron a cabo importantes reformas en el plano fiscal que influyeron de manera positiva en la macroeconomía cubana. Resultó importante en ese sentido el deshielo en las relaciones políticas y económicas con los Estados Unidos de Norteamérica, que tuvieron su clímax con la primera visita de un presidente en activo de ese país a Cuba en el siglo XXI. No obstante, la llegada al poder en los Estados Unidos de América de Donald Trump quebró la política de su predecesor hacia Cuba y se reforzaron las medidas del bloqueo histórico con más de un centenar de sanciones de diversos tipos, medidas que hasta la fecha no se eliminan. Aparejadamente al recrudecimiento de las relaciones con el país del norte a fínales del año 2019 se sumaron las afectaciones derivadas de la pandemia COVID-19, lo cual condujo a un nuevo período de crisis caracterizado por una disminución del consumo interno, un deterioro acelerado de la infraestructura en general y la reducción de la productividad del trabajo, de lo cual no escapa ninguna de las regiones cubanas. Para Cuba los estudios sobre la regionalización tienen un significado importante. Desde comienzos del siglo XX con el auge de las investigaciones y la utilización de las técnicas de la ordenación territorial se logró avanzar en los estudios de nuevos espacios con posibilidades de ampliar las instalaciones con fines turísticos. La regionalización turística Destacados geógrafos dedicaron una parte significativa de aportes relacionados con el turismo en Cuba. Entre ellos Marrero (1946; 1950; 1956; 1972). En su obra titulada Elementos de geografía de Cuba señala que el turismo ha constituido un elemento importante en las relaciones económicas internacionales. Enfatiza que Cuba está favorecida por una combinación de factores geográficos afortunados al ser uno de los países del hemisferio occidental con mayor actividad turística. En la obra del autor antes citado se expone que el clima de Cuba es un factor básico en el desarrollo del turismo. Posee un panorama cultural propio y atractivo para los turistas de otros países. Entre las joyas de Cuba se distingue la ciudad de Trinidad, antigua capital del departamento central de la Isla, cuyo aislamiento geográfico ha preservado su trazado y arquitectura coloniales. Además de la actividad hotelera que se favorece con el turismo, funciona como dinamizador de otros sectores de la economía como el transporte con la construcción de carreteras y viales, muelles y aeropuertos. La producción agrícola y la industria se estimulan a partir de la demanda de sus productos, especialmente la producción y manufactura del tabaco y la licorería que realizan ventas extraordinarias. Se beneficia la pequeña industria doméstica de adornos y tejidos que son demandados por los turistas (Marrero, 1946). Marrero (1950) destaca que para estimular el turismo se fomentan en Cuba las zonas turísticas. La principal de ellas se extiende a lo largo de la costa norte desde la Habana hasta Varadero, servida por la Vía Blanca que en aquellos momentos se encontraba en construcción. Una serie de playas naturales de finísima arena, refrescada por los alisios, están llamadas a configurar un atractivo extraordinario para el turismo. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT) el término región suele ser empleado en la literatura turística desde una escala macro a partir de la cual una región está compuesta por varios países y desde una escala menor según la cual una región comprende determinadas áreas dentro de un país. De este modo el mismo término puede ser empleado tanto para hacer referencia a un macro espacio de carácter internacional, como a un espacio subnacional (Barrado y Calabuig, 2015). Para Ivars-Baidal (2001) la región es un concepto básico del conocimiento geográfico que se identifica con una unidad de ordenación territorial. El análisis regional resulta clave para comprender de modo adecuado la integración de los espacios turísticos como parte integrante del sistema territorial. Sus aportaciones son requeridas para realizar una valoración justa de la sostenibilidad del turismo en el espacio regional, donde la sostenibilidad de los destinos locales se puede lograr en perjuicio de la regional. Santacruz (2020) es más específico al definir la región turística como un territorio que posee ciertas características especiales que resultan de interés para los turistas. Estas características especiales pueden estar dadas por sus bellezas naturales, sus ofertas culturales, su historia, entre otros elementos. El concepto de región turística, aunque adopta matices diferentes en cada caso, generalmente se emplea para nombrar aquel territorio que por contar con determinadas características especiales resulta de interés para los turistas. Puede tratarse de una región caracterizada por sus bellezas naturales, su historia o su oferta cultural por citar algunas posibilidades. Por lo que la planificación y gestión territorial del turismo requiere un proceso constante de reflexión y acción encaminado a lograr una visión estratégica y un modelo óptimo para un determinado ámbito territorial, de acuerdo con los intereses de las estructuras físicas, sociales y económicas que existen en el territorio, en concordancia con lo expuesto por (Simancas-Cruz, 2016). Las regiones turísticas tienen en el turismo una actividad económica que les propicia prosperidad, pues los visitantes gastan en alojamiento, restauración, entretenimiento y otras actividades encaminadas al incremento de la renta de la región. De modo que las autoridades de las regiones turísticas emplean de forma general mayores esfuerzos en generar la infraestructura para atraer más visitantes y mejorar las instalaciones turísticas. El sector del turismo ha sido catalogado como el más dinámico de la economía cubana en los últimos años. Ha propiciado la creación de nuevos empleos y promueve la reactivación de otras ramas de la economía nacional tales como la agricultura, industria alimentaria y ligera, la construcción de las comunicaciones, la informática y el transporte (Echevarría et al, 2006, p. 150). Rauda (2017) como consultora de turismo rural considera entre las regiones turísticas más importantes la costa atlántica de Argentina. Señala que es la franja territorial ubicada al lado del Océano Atlántico que cubre varias ciudades y fiestas. Los turistas suelen optar por esta región durante la temporada de verano para disfrutar de las playas. Señala como ejemplo la región alpina ubicada en tierras de países como Suiza, Italia, Francia y Austria. Millones de turistas viajan anualmente para practicar deportes de invierno y disfrutar de sus paisajes. Domínguez y Sánchez (2019) plantean que la revisión bibliográfica muestra que no existe una definición única ni universalmente aceptada acerca de esta posición investigativa, pero a pesar de ello, en diferentes países del mundo como Francia, España y Polonia se desarrollan líneas de trabajo que contribuyen de manera sustancial en su conformación teórico-metodológica y han permitido la gestión y expansión de escuelas regionales enfocadas en el estudio del turismo. Son muy variados los criterios de regionalización utilizados que van desde geográficos, etnográficos, históricos en el caso de las regiones turísticas de Francia. El valor, el volumen y las facilidades existentes para la regionalización turística en Polonia. El análisis regional de las variables de oferta y demanda a partir de la delimitación provincial en España y la tipificación de los centros turísticos en la estructura regional del turismo en México. En todos los casos se plantean dos tareas principales que desarrollan las regiones turísticas: funcionalmente soportar los procesos que se generan en el desarrollo de la actividad turística y; participar en la planeación y ordenamiento de dicha actividad con miras a lograr mayor concertación y participación de los actores estatales o privados. Rauda (2017) es del criterio que la planificación turística es un requerimiento fundamental en el desarrollo de la actividad del sector, que garantiza la correcta integración del turismo en la economía, la sociedad, la cultura, el medio ambiente local y la adecuada satisfacción de la demanda turística, que constituye un elemento indispensable para la viabilidad y posibilidad económica de los proyectos turísticos de competencia creciente. La planificación turística posee diferentes escalas: internacional, nacional, regional y local. También existe un significado directo en el cual se puede determinar que la planificación es fundamental para alcanzar el éxito en el desarrollo, gestión y manejo de la actividad. La planeación puede ser operativa o estratégica. La planificación estratégica turística permite orientar y definir aquellos distintos actores que inciden en el desarrollo del turismo para propiciar y promover sinergias que aumenten la eficiencia y efectividad de los esfuerzos. Existe una diferenciación entre la planificación operativa tradicional del turismo y la planificación estratégica de la actividad. La primera no analiza de modo global las características internas de los destinos, sino que se enfoca de modo directo en la solución de los problemas que aparecen en la cotidianidad y entorpecen la aplicación de las buenas prácticas que inciden de forma negativa en la actitud y opinión de los clientes, lo cual a su vez propicia que estos disminuyan el gasto y el nivel de repitencia. En cambio, la planificación estratégica se centra en los destinos, el aprovechamiento máximo de sus potencialidades con posterioridad a la realización de un diagnóstico del entorno interno y externo, mediante la confección y análisis de la matriz DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades). Tiene en cuenta la proyección hacia el futuro que poseen los diferentes actores que intervienen para tener una visión integral de la situación y promover el desarrollo mediante la innovación y las buenas prácticas. Se debe realizar teniendo en cuenta las particularidades de las regiones turísticas dentro del País. La OMT al efectuar la división geográfica del turismo a escala mundial identifica cada región como un continente. Cada una de ellas está dividida en subregiones compuestas por un conjunto de países de características geográficas similares. De acuerdo con esta división Cuba pertenece a la región de las Américas y a la subregión del Caribe, a la que pertenecen también los demás estados insulares (Carrera, 2011; Organización Mundial del Turismo [UNWTO], 2018). Massukado y Aparecido (2013) señalan que es necesaria la creación de indicadores y regulaciones que permitan considerar la regionalización como práctica en la organización y gestión de la actividad turística, para lo cual se debe aplicar la política turística que conlleve al mayor desarrollo de cada región y de la actividad económica en específico. Se deben considerar los diversos niveles gubernamentales como participantes en la gestión turística de cada región y del país en su conjunto. Esto incluye la concertación entre la iniciativa privada y los actores económicos estatales en función de debatir y compartir en cada región los temas relacionados con el turismo, de modo que permita diseñar estrategias de intervención común y fortalecer las buenas prácticas. Las regiones turísticas de Cuba Domínguez y Sánchez (2019) plantean que las funciones que desempeñan los centros regionales tienen distintas escalas geográficas de influencia, no se deben definir solo por criterios de homogeneidad, sino que las zonas de alcance tienen que revelarse a partir de perímetros mayores que las áreas turísticas, ya que los efectos territoriales de esta actividad no se localizan exclusivamente donde se concentran los establecimientos de acogida y los principales recursos turísticos, sino que afectan a la estructura territorial de un espacio más vasto que el percibido como turístico. Con anterioridad al triunfo de la Revolución en el año 1959 el turismo se dirigió hacia las capas más pudientes de la burguesía nacional y hacia el mercado norteamericano. Se desarrolló especialmente en las provincias de La Habana y Matanzas de la región occidental y puntualmente en otras áreas mucho menos desarrolladas como Trinidad en la región central y Santiago de Cuba en la región oriental. Barroso y Flores (2007, p. 6) señalan que, al considerar la política turística como sectorial, al igual que el resto de las políticas debe identificarse como estructural frente a las coyunturales que no ofrecen resultados perspectivos en el tiempo. Las características de la geografía cubana poco modificada con relación a otras regiones turísticas del mundo le confieren un atractivo singular. En sus más de cinco mil kilómetros de costas abundan las playas y más de mil doscientas islas, islotes y cayos alrededor de la isla grande, de naturaleza casi virgen pueden convertirse en valiosos productos turísticos. Diversidad de la flora y la fauna muchas endémicas, no existen ni animales peligrosos ni plantas venenosas. El territorio se constituye en un marco de referencia para el desarrollo de políticas y emprendimientos turísticos (Barroso y Flores, 2007, p. 16). A partir de los elementos anteriores se establecieron por el Ministerio de Turismo ocho regiones perspectivas para el desarrollo del sector en el país, que comenzaron a recibir una atención especial a partir de mediados de la década de los noventa del pasado siglo. La Habana, Varadero, Jardines del Rey, el Norte de Camagüey, el Norte de Holguín, Santiago de Cuba, la Costa Sur Central y el Archipiélago de los Canarreos (Ministerio del Turismo [Mintur], 2000). Se destacan las ocho regiones perspectivas para el turismo en Cuba. La Habana, capital del país y centro de la política cultural es una de las primeras villas fundadas por los colonizadores españoles y el lugar más visitado por los turistas que arriban a Cuba. Sus altos valores patrimoniales se localizan en su centro histórico y el sistema de fortificaciones que lo rodean que datan de la época colonial. Varadero es una playa de más de veintidós kilómetros de extensión ubicada en la Península de Hicacos al norte de la provincia de Matanzas. Cuenta con una extensa red de hoteles y sitios de descanso. Ha sido históricamente el balneario de Cuba y se encuentra categorizada por la web de viajes TripAdvisor como una de las 25 mejores playas del mundo. El archipiélago Jardines del Rey ubicado al norte de la región central del País es un extenso conjunto de islas, islotes y cayos que se extiende longitudinalmente por más de 450 kilómetros y está bordeado por una extensa barrera coralina de 400 kilómetros de largo. Algunos cayos con naturaleza casi virgen han sido unidos mediante un puente rocoso o pedraplén, lo cual ha permitido dotarlos de la infraestructura necesaria para su explotación turística con vistosas y placenteras instalaciones para el descanso y el ocio ubicadas en Cayo Coco, Cayo Guillermo y Cayo Santa María. El Norte de Camagüey tiene entre sus potencialidades turísticas la bahía de Nuevitas, la de mayor extensión de Cuba y donde se localiza el puerto industrial de Nuevitas. Además, la Playa de Santa Lucía y Cayo Sabinal con extensas playas vírgenes. La región Norte de Holguín y especialmente su litoral norte cuenta con numerosas playas como Guardalavaca, Esmeralda y Pesquero, en las cuales se ha levantado un conjunto de hoteles de alta categoría. Santiago de Cuba es la segunda ciudad en importancia del País y al igual que La Habana es una de las primeras villas fundadas por los españoles. En toda la región se atesoran altos valores patrimoniales como el santuario de la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, el Parque Natural Baconao y otros sitios de interés histórico cultural. La región de la Costa Sur Central posee poderosos atractivos, desde importantes sitios de valor histórico como Playa Girón, pasando por importantes centros patrimoniales urbanos como las ciudades de Cienfuegos y Trinidad, hasta una naturaleza propicia para lograr el total disfrute en sintonía con el medio ambiente, como el Gran Parque Sierra del Escambray en Topes de Collantes. Los Canarreos es uno de los cuatro archipiélagos que rodean la isla grande de Cuba. Situado al sur de la región occidental del País, en el mismo se encuentra la segunda isla en importancia del territorio nacional, la Isla de la Juventud que posee importantes valores históricos y patrimoniales. Entre sus cayos, la mayoría de los cuales tienen una naturaleza todavía virgen, se destaca Cayo Largo del Sur que cuenta con la infraestructura necesaria para ofertar la modalidad de todo incluido. Evolución del turismo en Cuba Los antecedentes de la actividad turística en Cuba emergen como consecuencia del quehacer económico y político del País a través de los años. En los primeros cincuenta años del siglo XX el desarrollo del turismo fue muy pobre y prácticamente inexistente, debido a la ausencia de una voluntad política estatal encaminada a fomentar el turismo como una actividad económica importante para el desarrollo cubano. Salinas (2009); Salinas y Mundet (2000); Salinas y Salinas (2016) analizan el desarrollo del turismo en Cuba en tres o cuatro etapas. Salinas et al (2019) prefieren simplificar el estudio y lo dividen en dos períodos. Para los efectos de la investigación relacionada con los antecedentes de la actividad turística en Cuba se consideró profundizar en el análisis desde la primera mitad del siglo XX hasta los momentos actuales dividido en tres períodos. Primer período pre-revolucionario (1902-1958) En este período se produce el primer atisbo de organización de la actividad turística con la creación oficial de la llamada Comisión Nacional para el Fomento del Turismo el 8 de agosto de 1919. Ello permitió afirmar que dicha fecha es la señalada para el comienzo del turismo como actividad económica en Cuba. Pero este surgimiento y posterior desarrollo se apoyó fuertemente en el auge de la economía nacional debido al incremento de los precios del azúcar de caña en el mercado internacional al concluir la Primera Guerra Mundial y el incremento de la inversión extranjera en distintos sectores de la economía (Salinas et al, 2019). Después de concluida la Primera Guerra Mundial con el auge de la industria azucarera y el despegue de otras inversiones en renglones clave de la economía cubana proporcionaron la entrada de visitantes extranjeros hasta el comienzo de la década de los años 30. La Isla Grande pasó a ser el principal destino del Caribe. Entre los años 1924-1925 llegaron a Cuba 31.566 turistas que representaba el 36% del turismo total del Caribe. Es importante señalar que en ello contribuyó el decreto de la Ley Seca en los Estados Unidos que se mantuvo vigente entre los años 1920 y 1935, lo que propició el incremento del turismo norteamericano (Feinberg y Newfarmer, 2016). Se debe enfatizar que el incremento del turismo norteamericano en el primer cuarto del siglo XX sirvió para matizar el interés de convertir a Cuba en una dependencia económica, política y cultural de los Estados Unidos de América. Uno de los efectos negativos de la Segunda Guerra Mundial fue la depresión del turismo a escala mundial. Con la finalización de la guerra en el año 1945 tiene lugar un auge de los viajes turísticos. Con el incremento de los precios del azúcar y la dinamización de la voluntad inversionista extranjera, en especial de los Estados Unidos de América se incrementó el número de turistas que visitaron Cuba. En el transcurso de esos años y hasta 1959 dicho país constituía el principal mercado emisor del turismo con una cuota de participación de alrededor del 88% del total de visitantes (Salinas et al, 2019). Como aspectos negativos de esta etapa se puede mencionar la penetración económica y cultural norteamericana en la sociedad cubana. En La Habana capital del País comenzó a proliferar el juego en grandes casinos que junto con decenas de clubes nocturnos y hoteles se construyeron y operaron por connotados criminales de la mafia norteamericana como Lucky Luciano, Santos Trafficante y Meyer Lansky en acuerdo y asociación con el presidente de Cuba Fulgencio Batista. Como aspecto positivo se puede señalar que el turismo se demostró como un potente motor capaz de atraer ingresos de divisas frescas a la economía nacional y la inversión extranjera. A principios de la década del 50 del siglo XX Cuba se convirtió en el primer destino turístico del Caribe con más de 6.500 habitaciones y una capacidad de alojamiento de 12.067 plazas, para recibir en el año 1951 188.000 turistas, lo que representaba más del 25% del total de visitantes del Caribe y el doble del segundo destino en importancia de la región caribeña. En 1957 el turismo representó la segunda fuente de ingresos para el País, superada solo por la producción de azúcar de caña. Segundo período pos-revolucionario (1959-1976) Este período se caracteriza por la negación al desarrollo turístico anterior relacionado con la prostitución, el juego y las drogas (Taylor y Mc Glynn, 2009; Sharpley y Knight, 2008). Una de las primeras medidas fue la eliminación de los casinos de juego y se produce un giro de ciento ochenta grados en la organización del mercado y la distribución espacial de la gestión turística y recreativa en el País. Se comienza a promover con fuerza el turismo nacional que era inexistente hasta esos momentos, para lo cual se opera una disminución importante de los precios, acompañado de un plan de inversiones del estado para la construcción de nuevos alojamientos. Como muestra del rompimiento de la dependencia del turismo del mercado norteamericano se comienza a promover el turismo de otros países del continente americano y Europa. En la década de los años setenta comenzaron a llegar turistas desde Canadá y algunos países de América Latina, al propio tiempo aumentó la llegada de visitantes de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y otros países de Europa del Este. En el año 1973 se consolidó el mercado canadiense y la URSS con una nueva definición de la política general de desarrollo turístico por parte del Consejo de Ministros, sustentada en el desarrollo del sector del turismo en todas sus modalidades y la fundación de un apoyo financiero mediante los ingresos derivados por dicho concepto. Tercer período revolucionario (posterior al año 1976) El turismo en Cuba había surgido y se mantenía de modo predominante como un modelo de turismo masivo y ello influyó para que en estos años se consideraba como una fuente de impactos sociales negativos en lo ideológico y cultural, en especial dado por los patrones de consumo asociados a dicha modalidad del turismo. Ello implicó que la dirección del gobierno se opusiera a un mayor crecimiento de la actividad turística y en su lugar priorizó otros sectores que pudieran impulsar el desarrollo socioeconómico del País. En el orden político y administrativo la existencia de una administración estatal centralizada no favoreció la adopción de soluciones ágiles y desde lo local a la diversidad de problemas originados en el marco de las complejas y dinámicas relaciones que son típicas para el desarrollo del sector turístico. Como consecuencia se experimentó un retroceso importante que impidió su peso real como actividad socioeconómica que pudiera aportar recursos para el desarrollo del País. La urgencia por recuperar el sector turístico en Cuba despertó el interés de algunos empresarios internacionales para participar y aportar con sus experiencias y recursos en la recuperación del turismo cubano. En el año 1982 comienzan las relaciones económicas entre entidades cubanas y extranjeras dedicadas al turismo, de donde surgen las empresas mixtas y sociedades cubanas con capital extranjero, la explotación conjunta de instalaciones, el incremento de representaciones de firmas comerciales y de turismo interesadas en trabajar en las áreas de menos experiencia para Cuba. La llegada de nuevas experiencias y la inyección de recursos financieros internacionales representó un hito para el sector turístico cubano con la puesta en explotación de nuevos polos turísticos y la ampliación de los existentes: la región Norte de las provincias de Camagüey y Holguín, la construcción y apertura en Santiago de Cuba del Parque Natural Baconao, el grupo insular de Jardines del Rey, Cayo Largo y amplias zonas de Varadero. A partir del año 1991 con la caída del bloque socialista en Europa del Este y la posterior desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se configuró una situación muy compleja para Cuba, que representó un duro golpe para la economía cubana. En un período muy breve se perdió el 80% de sus exportaciones e importaciones y un descenso abrupto del 35% del producto interno bruto. El gobierno cubano se vio obligado a dirigir la mirada hacia el turismo como una alternativa emergente para recuperar y reactivar la economía. En aquellas difíciles condiciones se ampliaron las relaciones con nuevas compañías hoteleras y turoperadores internacionales para acometer un amplio proceso de construcción de nuevas capacidades y servicios extrahoteleros, desarrollar nuevas infraestructuras de apoyo al turismo e incrementar la participación de capital extranjero en el sector turístico. El gobierno cubano invirtió en la década de los años noventa unos 3,5 mil millones de dólares norteamericanos en el desarrollo del sector turístico, la inmensa mayoría mediante las aportaciones del capital extranjero (Feinberg y Newfarmer, 2016). Con el objetivo de fomentar el capital de inversión necesario y asegurar un flujo constante de turistas, entraron a la gestión del turismo cubano las cadenas hoteleras europeas y se fundaron grupos hoteleros estatales. De este modo entraron al País cadenas hoteleras como: Meliá e Iberostar con interés en el turismo de sol y playa y como algo significativo e inédito se comenzaron a promover y construir instalaciones ubicadas en zonas alejadas de los centros urbanos, aunque con modelos de turismo masivo. Las medidas tomadas por el gobierno cubano convirtieron al sector turístico en una fuente cada vez más representativa para el desarrollo económico del País, lo que se corrobora si se analiza el aumento progresivo y sostenido del número de turistas, las pernoctaciones y las instalaciones hoteleras. De los 1.634 visitantes que llegaban a Cuba en el año de 1970 se incrementó a 129.591 en el año 1980 y a 326.300 en el año 1989, con un aumento sostenido en la capacidad de alojamientos. A pesar de lo analizado el turismo era una solución coyuntural y se consideraba su vigencia solo por el tiempo que durara la difícil situación económica (Miller et al, 2008; Sánchez y Adams, 2008). La máxima dirección de la Revolución justificaba la apertura, expansión y desarrollo del turismo internacional con el objetivo de alcanzar importantes ingresos en divisas y la necesidad de hacer algunos sacrificios para salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo (Castro, 1991, p.2). En la década de los años noventa el sector del turismo pasó a ser el motor impulsor de la economía cubana en cuanto al aporte de divisas. En la propia década la tasa de crecimiento anual del turismo fue del 19% en la llegada de visitantes y el 26% en los ingresos de divisas. Ello representó una de las tasas más altas para todo el Caribe. A finales del año 2002 se podía afirmar que Cuba se había convertido en el primer destino en el Caribe para los canadienses, italianos y españoles y el segundo destino para los alemanes (Mangano y Mundet, 2002; González, 2005). Con los avances logrados por el turismo cubano durante la última década del siglo pasado y la primera del presente, el sector dejó de considerarse una solución emergente de carácter temporal y se convierte en un sector decisivo para el desarrollo económico y social, con una integración cada vez mayor con la sociedad y la cultura cubana. Otro aspecto relevante se produjo en el año 2008 con la apertura al turismo por el mercado nacional. Años antes se había prohibido al mercado nacional tener acceso a las instalaciones turísticas. Entre los años 2008 al 2014 más de 816.000 turistas nacionales habían disfrutado de las instalaciones en el País. En el año 2015 el mercado nacional ocupaba el segundo lugar superado solamente por Canadá (Perelló, 2015). En el año 2009 se amplió la capacidad de alojamiento del País a partir de las ofertas en casas particulares, lo que abrió otras posibilidades para el turismo nacional y extranjero. En el año 2011 existían 5.207 habitaciones que prestaban servicios de alojamiento turístico y 1.608 restaurantes por el sector privado (Marrero, 2012). Al cierre del año 2016 la capacidad de alojamiento en el sector privado se había incrementado a 3.654 casas completas, con unas 13.343 habitaciones localizadas en todo el País (Perelló, 2016). Los modelos turísticos desde el análisis teórico El análisis teórico de los modelos teóricos constituye un resultado de alcance científico. Mediante estos se exponen las relaciones entre las variables consideradas importantes para el desempeño del sistema (Calvo-Vélez, 2006, p.18). La relevancia del análisis teórico de los modelos turísticos constituye un valioso resultado porque cumplen funciones significativas: explicar, describir, predecir y transformar la realidad. Su importancia está dada por la capacidad para realizar abstracciones de la realidad turística y representarla de modo resumido en sus complejas y múltiples relaciones causales como medio del pensamiento de los hombres de ciencia al sintetizar circunstancias y acontecimientos complejos. En la literatura se localizan varias clasificaciones de modelos turísticos. En particular los que profundizan en los modelos como esquemas que relacionan la realidad de la gestión turística con la teoría, para convertirse en una herramienta que permite comprender y verificar desde otras aristas un grupo de alternativas turísticas y generar nuevas hipótesis que posibilitan la evaluación del efecto de dimensiones novedosas y variables que influyen en su origen para diseñar modelos que sean significativos. Las principales cualidades de los modelos teóricos son la consistencia, la capacidad de englobar y la fácil comprensión (De Oliveira-Santos, 2007) De Oliveira-Santos (2007) aportar un análisis sobre los diferentes modelos teóricos del turismo capaces de contribuir a la comprensión de los mecanismos de funcionamiento y la organización estructural. De Armas et al (2003) enfatiza que el análisis del modelo y el sistema constituyen aportes teóricos que permiten obtener conocimientos sobre el objeto de investigación. En ellos se expresan vínculos muy estrechos. El modelo posee carácter sistémico y el sistema se comprende mejor cuando es representado por un modelo. El análisis del modelo y el sistema permite conjugar procedimientos de modelación y del enfoque sistémico, lo que persigue lograr reflexiones teóricas coherentes con sus especificidades. La modelación es una forma especial de mediación donde el modelo es similar al objeto investigado, constituye su copia en gran medida al poseer carácter científico y unidad orgánica (Naranjo, 2022). Tejeda (2015) señala que el modelo permite analizar el objeto estudiado, su interpretación y valoración en toda la extensión o parte de este en dependencia del problema que guía la actividad investigativa y de los fundamentos epistemológicos que le sirven de guía al investigador (p. 13). Aimacaña-Tasinchano (2017); Arboleda-Proaño (2015); Ollague-Andrade (2015) en el caso de los modelos de promoción consideran los resultados de Castillo-Palacio y Castaño-Molina (2015); De Oliveira-Santos (2007) y para el análisis de los modelos de promoción 2.0 se apoyan en los criterios de Álvarez-Carvajal (2021); Sánchez-Amboage (2018). En otros casos se incluye el estudio teórico de varios modelos turísticos para comprender el funcionamiento del sistema. Se discuten algunos modelos para el análisis, así como sus implicaciones en los destinos turísticos para exponer una teoría relevante. La investigación permite significar que los modelos teóricos cumplen diversos fines, entre los que se pueden señalar la capacidad de expresar y simplificar la realidad, predecir la formulación de una teoría, al propio tiempo que constituyen un conjunto de condiciones naturales que serán reemplazadas en el futuro por una teoría (Franco-Bravo et al, 2020). En el trabajo desarrollado por Vitorero-Aspiazu (2022) se expuso un diseño a través del esquema secuencial que determina las etapas del modelo para la gestión turística local sostenible. El análisis se centra en los modelos de gestión que incluyen las etapas secuenciales: planificación, la organización, la dirección y el control. Para Ayuso (2003) la realidad aporta modelos turísticos muy descompensados. La mayoría de las políticas se centran en el control y reducción de los impactos ambientales, con casos que se limitan en respetar o reactivar las señales visibles de una cultura local amenazada por la globalización. Tipología alternativa del modelo turístico El desarrollo de la tipología de un determinado modelo turístico no es una tarea fácil si se considera la diversidad de criterios que existen al respecto (De Olivera-Santos, 2007; Martín, 2009, Panosso y Lohmann, 2012). La OMT en sus definiciones relacionadas con los tipos de turismo no logra definir algunas modalidades comprendidas dentro del turismo alternativo. Por lo que el turismo comunitario, el turismo indígena y el agroturismo se consideran dentro del turismo rural. Sin embargo, es posible que se puedan encontrar emprendimientos de turismo comunitario que se realicen en zonas rurales. La OMT define que el modelo turismo rural es un tipo de actividad en la que la experiencia del visitante está relacionada con un amplio espectro de productos vinculados con las actividades de naturaleza, la agricultura, las formas de vida, las culturas rurales, la pesca con caña y la visita a lugares de interés. (UNWTO, 2019, p. 35). El análisis conducente a definir una determinada modalidad turística debe partir de la valoración de las experiencias que comprenden: el espectro de los productos, los lugares o espacios visitados, las actividades que realizan, los entornos y sus características, lo que contribuye a evitar confusiones terminológicas. Entre las cuestiones particulares que se pueden analizar se encuentran los aspectos culturales, sociales, ambientales y económicos relacionados con la gestión, la operación, la organización empresarial, la participación, asociatividad y sostenibilidad (Bravo y Zambrano, 2017; Cabanilla-Vasconez, 2018; Cabanilla-Vasconez y Garrido-Cornejo, 2017; García-Palacios, 2016; Mullo-Romero et al, 2019). Una de las cuestiones que en los conceptos tratados hasta el año 2018 no está suficientemente abordada es la relacionada con la sostenibilidad del turismo comunitario como un modelo que se sustenta en el aprovechamiento de los recursos autóctonos de las localidades y como un elemento básico para la preservación de la naturaleza que le sirve de escenario para el desempeño de las actividades turísticas que desarrollan. Navas-Ríos (2019) precisa que el turismo comunitario desde sus inicios se define como una oferta de servicios competitivos de calidad y sostenibles que son desarrollados en pequeñas localidades que se convierten en una fuente alternativa de ingresos y a la vez un medio para superar la pobreza con beneficios económicos comunitarios que lleva implícito la promoción de un desarrollo económico justo, equitativo y sostenible, ya que es la comunidad local quien desde sus recursos naturales, culturales y capital social diseña, desarrolla, implementa y controla el producto turístico a ofertar y a la vez es parte activa del mismo respetando y conservando los recursos naturales y las riquezas socioculturales, brindándole a los turistas visitantes la satisfacción de sus necesidades desde las experiencias de calidad vividas y compartidas con la comunidad local, permitiendo a su vez que estos tomen conciencia y aprendan sobre la sabiduría local y comunitaria. El aporte realizado por la autora antes citada es de vital importancia porque permite comprender el concepto en sus dimensiones e indicadores vinculados con su evolución y configuración, al propio tiempo que integra sus rasgos esenciales repetibles, lo que facilita el desarrollo científico conceptual del turismo comunitario. Para León-Gómez (2021) la impronta del desarrollo turístico ofrece respuestas no solo a los problemas de la estimación implícitos en los modelos, pero necesita profundizar en su generalización para el campo turístico, lo que constituye un apoyo para los actores políticos e investigadores en interés de conseguir una mayor efectividad con modelos macroeconómicos de alta precisión que consideren todos los aspectos de la contribución del turismo al crecimiento económico. Rodríguez-Jiménez y Martínez-Martínez (2022) definen el modelo comunitario como un turismo responsable con un enfoque que puede ser asumido en el escenario de la nueva normalidad pos COVID-19. Lo destacan como una vía efectiva para impulsar un nuevo modelo de gestión turística. Segovia-Chiliquinga (2022) presenta un modelo funcional teórico con características propias de gobernanza para el desarrollo del turismo comunitario. Entre los aportes de la investigación se encuentra la sistematización teórica lograda sobre el concepto de gobernanza, en la que se analizan las contribuciones de otros autores que han investigado el tema del turismo comunitario. Se destacan las relaciones entre los actores turísticos con los gobiernos nacional, local y zonal, la protección ambiental, el aprovechamiento sostenible de los recursos, las alianzas entre el sector público y privado y el tratamiento a la desorganización endógena entre otras variables a considerar. La innovación en el estudio de las modalidades turísticas Arocena y Sutz (2003); Carayannis et al (2012); Carayannis y Campbell (2009); Etzkowitz y Leydesdorff (2000); Park (2014) dedican su labor investigativa a estudiar el modo en que se producen los procesos innovativos. La innovación puede desempeñar un rol significativo en el estudio de las modalidades turísticas. Los procesos de innovación se describen como un conjunto de actividades que permiten dar respuesta a diversos tipos de problemas mediante la participación de actores que desempeñan sus conocimientos, intereses, hábitos, conductas, experiencias y saberes en la solución de múltiples problemáticas (Arocena y Sutz, 2003). El modelo innovativo de la quíntuple hélice permite estudiar el desarrollo sostenible desde el ángulo de las potencialidades turísticas y atractivos de los territorios. La modelación posibilita analizar su distribución, así como los aspectos positivos y negativos (Vergel et al, 2020). La quíntuple hélice posibilita el examen en profundidad acerca del papel que deben desempeñar los actores del Estado, las empresas, las universidades, el medio ambiente y la sociedad, así como su relación con el aprovechamiento de los recursos (Carayannis et al, 2012). Una de las cuestiones más interesantes del modelo innovativo referido consiste en la incorporación de las dimensiones ambiental y social que no se consideraron en la triple ni la cuádruple hélice, lo que sin dudas garantiza un examen más integral y completo de la gestión del turismo (Carayannis et al, 2012). La quíntuple hélice conduce a una interacción integral para posibilitar un intercambio de conocimientos que incluye cinco subsistemas o hélices donde se representan el sistema educativo, el sistema económico, el entorno ambiental, la sociedad civil con su cultura y los medios de comunicación y el sistema político. Ello permite el aporte de insumos que pueden ayudar a construir políticas públicas más inclusivas y sostenibles en materia de innovación, lo que representa una perspectiva real de desarrollo para el turismo comunitario (Castillo-Vergara, 2020). El modelo antes analizado constituye un proceso que proporciona la atención al desarrollo del turismo de modo integral. Su aplicación garantiza el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la innovación, la protección y cuidado del ambiente y la sociedad, como un mecanismo que facilita la transferencia de conocimientos y promueve el interés internacional bajo diferentes enfoques. Se realiza desde el marco institucional donde la innovación emerge como un fenómeno sistémico que depende del nivel de articulación de las organizaciones, como un fenómeno interactivo que socialmente permite calificarlo como de carácter sistémico. El marco regulatorio vinculado al turismo durante la primera mitad del siglo XX Los intentos gubernamentales por desarrollar la actividad turística en Cuba se remontan al año 1919 con la creación de la ley del Congreso de la República para la creación de la Comisión Nacional para el Fomento del Turismo, pero sus acciones no fueron más que una forma que permitió y legalizó el juego como un negocio lucrativo y no en fomentar las bases estructurales del sector turístico (Silveira et al, 2010). En 1934 se crea la Corporación Nacional de Turismo y quedan plasmados los estatutos jurídicos de la actividad. Se establece que el Estado, las provincias y los municipios deben contribuir al fomento del turismo, tanto nacional como internacional para dar a conocer las bellezas naturales y la historia del País. No obstante, esta organización estaba carente de recursos y de influencia gubernamental, por lo que su incidencia en el desarrollo del turismo fue escasa (Silveira et al, 2010). En 1952 y a tenor de lo dispuesto en el Decreto Ley 137 se crea el Instituto Cubano del Turismo como organismo oficial autónomo adscrito al Ministerio de Comercio. No obstante, la política comercial desarrollada en torno a la actividad turística se centró en la conquista del mercado norteamericano (Camellón y Campos, 2012). El crecimiento en turistas, ingresos y capacidad hotelera que se evidenció durante la primera mitad del siglo XX se caracterizó por una dependencia casi total del mercado estadounidense. Existía un marcado desequilibrio territorial en la recepción del turismo. Se contaba con dos polos turísticos, el de La Habana y el de Varadero. No se contaba con una política comercial acorde al desarrollo del sector (Salinas et al, 2019). Las atracciones que se ofrecían al visitante se basaban en los excelentes hoteles construidos con la más moderna tecnología y la belleza de las playas, además de una oferta terciaria especializada que atraía a otros sectores más proclives a disfrutar de las numerosas casas de juegos y el consumo de alcohol en una época donde imperaba su prohibición en los Estados Unidos. Como atracción marginal se ofrecía al turista el mercado del sexo con numerosos prostíbulos en las ciudades del País (Salinas et al, 2019). Se puede apreciar que circunscrito en dos polos de desarrollo el turismo en Cuba durante la primera mitad del siglo XX era marcadamente estacional, en el verano ocurría la mayor afluencia. El interés estaba dirigido fundamentalmente hacia el producto de sol y playa. Durante los fines de semana arribaban al País miles de turistas norteamericanos para disfrutar espectáculos de diversa índole, sobre todo con músicos de excelente calidad. El marco regulatorio durante la segunda mitad del siglo XX Con el triunfo de la Revolución el 1ro de enero del año 1959 mediante la ley 636 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2019a). El propósito de la regulación jurídica se centró en la creación de nuevas condiciones para el desarrollo de la industria turística, aunque en la práctica la actividad no constituyó una prioridad estratégica para las autoridades en los primeros años de la revolución. A partir del año 1962 la dirección de la revolución se planteó convertir a Cuba en una nación agroindustrial en un corto período de tiempo. Se definieron un grupo de objetivos en aquellos sectores que fueron considerados clave como el agropecuario, el industrial y el sector externo. La Ley 270 promulgada por el gobierno revolucionario en el propio año 1959 estableció el libre acceso sin distinción de personas a todas las playas y áreas litorales para poner fin a los espacios y playas privadas y en ese propio año se creó el Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT) con la destinación social de fomentar el turismo, ejecutar los planes de desarrollo turístico y proteger el patrimonio natural y cultural con fines turísticos. Todo ello influyó para que a partir del año 1960 se experimentara una tendencia decreciente en la llegada de turistas al País, especialmente de los Estados Unidos de América, dada la dependencia absoluta del mercado turístico de este país (Salinas et al, 2019). Como consecuencia de la restructuración administrativa e institucional del País en el año 1976 se funda el Instituto Nacional de Turismo (Intur) y se le asignan las funciones de planificación y ejecución de la política de desarrollo turístico (Salinas et al, 2019). El objetivo del instituto fue impulsar el turismo internacional sin perder la atención al nacional, participar en la comercialización y garantizar la formación, capacitación y desarrollo de los recursos humanos para elevar la calidad de los servicios turísticos. La realidad objetiva a la que se sometió la economía cubana, sobre todo a partir de la caída del campo socialista en los países de Europa Oriental, pudo más a la postre que la estrategia concebida en los primeros años de la Revolución, cuando el turismo se centraba en el estímulo a trabajadores y estudiantes cubanos que pasaban por las instalaciones durante cortos períodos de tiempo. A partir de la década de los años setenta del pasado siglo el País incorporó a sus planes de desarrollo propulsar la actividad turística abierta hacia el sector externo, como un motor clave para la economía cubana. En el año 1982 se aprueba el Decreto-Ley 50 para regular la asociación económica entre entidades cubanas y extranjeras dedicadas al turismo, como un instrumento para expandir con dinamismo las exportaciones y el turismo (Salinas et al, 2019). De ese modo se estimuló el surgimiento y desarrollo de las empresas mixtas y sociedades cubanas con capital extranjero, la explotación conjunta de instalaciones, el incremento de representaciones de firmas comerciales y de turismo interesadas en trabajar en las áreas de menos experiencia en Cuba. En la década de los años ochenta se crean diversos organismos estatales para dar respuesta al turismo interno y la demanda internacional. Se funda el Campismo Popular en 1981, el Grupo Turístico Cubanacán en 1987, Havanatur 1988, Gaviota en 1988. Todos con el propósito de incorporarse al desarrollo de diferentes segmentos y modalidades del turismo nacional e internacional y se concretan los primeros negocios con capital extranjero en este sector. De todos ellos al Campismo Popular se destinó para promover y prestar servicios al turismo nacional, bajo un enfoque de vinculación y protección de la naturaleza (Salinas et al, 2019). Es precisamente en la década de los años ochenta que a nivel internacional se comienzan a instrumentar las políticas turísticas, que por sus particularidades específicas requerían de especificidades que las diferenciaban de las políticas económicas generales (Barroso y Flores, 2007). El 24 de abril de 1994 el Instituto Nacional del Turismo subió el rango y se convirtió en el Ministerio del Turismo (en lo adelante Mintur) y se dictaron diversas normas jurídicas para regular la actividad del sector y cuando el País abrió al turismo como industria solo contaba con 12.900 habitaciones. Se realizó un rediseño de todo el sector de turismo y dos años más tardes en 1996, se alcanzó por primera vez el millón de visitantes (Salinas et al, 2019). El sector turístico cubano experimentó desde el año 1995 un crecimiento de la demanda turística que resultó superior a la media mundial, lo cual le permitió alcanzar los 2.190.000 turistas en el año 2005 (Barrios, 2010, p.141), cifra que a partir de entonces siguió creciendo sostenidamente. Una de las regulaciones adoptadas para propiciar la introducción del capital extranjero como elemento impulsor de la voluntad desarrollista en el turismo se produjo a mediados del año 1993. La despenalización de la tenencia de divisas que legalizó la circulación en el País de algunas monedas extranjeras entre ellas el dólar norteamericano y el euro, a tenor del Decreto Ley 140 y sus regulaciones complementarias del Banco Nacional de Cuba (Alfonso, 2014). A través de dichas regulaciones se comenzó a legalizar lo que venía ocurriendo entre la población, aunque los cambios del peso cubano por las monedas extranjeras llegaban a ser de hasta de 120 pesos por dólar norteamericano en el mercado subterráneo. No es realmente hasta finales de la década del 80 que el Estado presionado por la ingente necesidad de captación de divisas, comenzó a tomar una serie de medidas para el desarrollo del turismo a gran escala y en 1982 se dicta el Decreto Ley 50, que autorizó la creación de empresas mixtas en Cuba con el objetivo de estimular las inversiones en el sector, así como potenciar el desarrollo turístico del País (Núñez, 2020). En el año 1995 es promulgada la Ley 77 de inversión extranjera. La regulación potenció la omnipresencia gubernamental en todo lo que tenía que ver con la voluntad inversionista con capital extranjero. Una muestra de ello es que en el artículo 21 de dicha Ley, se estableció que la autorización para efectuar inversiones extranjeras en el territorio nacional era otorgada por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, o por una Comisión designada por este y que era facultad exclusiva del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, la autorización de la inversión extranjera (Núñez, 2020). Tales requerimientos frenaban en la práctica el logro de los objetivos propuestos en materia de las posibilidades para el sector privado. Entre los años 1994 y 1995 se aprueba la Política de Desarrollo de la Actividad Turística en Cuba y la Estrategia de Desarrollo del Turismo respectivamente, como continuidad de las políticas y estrategias trazadas con anterioridad (Instituto Nacional de Turismo [Intur], 1980). Para finales de la segunda mitad del siglo XX se produjo un acontecimiento internacional que influyó negativamente en la voluntad inversionista de capital extranjero en Cuba. En el año 1996 el Congreso de los Estados Unidos de América aprobó una ley que tiene efectos extraterritoriales con el objetivo de obstaculizar el desarrollo del País. En la sección tercera de la llamada Ley Helms-Burton, prohíbe a los inversores extranjeros realizar acciones en Cuba, lo que constituye en realidad un freno para los inversionistas por el incremento del riesgo que corren por establecer negocios en Cuba (Aguilar, 1998). En el caso específico del turismo la Ley Helms-Burton en su capítulo V (Congreso Nacional de los Estados Unidos de América, 1996) se refiere a los contratos de asociación económica internacional para la administración de hoteles. Se especifica que en estos casos los inversionistas extranjeros actúan a nombre y en representación del inversionista nacional. Aunque la ley exime de impuestos sobre utilidades por un período de ocho años a partir de la constitución de las empresas mixtas y partes en los contratos de asociación económica internacional a partir de este plazo se aplica un tipo impositivo del quince por ciento sobre la utilidad neta imponible. Las limitaciones y prohibiciones establecidas en la Ley Helms-Burton constituyen un freno real para el emprendimiento de la inversión extranjera en la actividad turística de Cuba. La actividad regulatoria a lo largo de la segunda mitad del siglo XX experimentó un auge significativo, especialmente en lo que respecta las oportunidades de establecer negocios con capital extranjero y la participación del sector privado cubano, pero con limitaciones y una tramitología engorrosa que no permitió el cumplimiento exitoso de muchas de las regulaciones establecidas en el marco legal aprobado hasta el momento. Se requería profundizar en el marco regulatorio de la actividad turística para adecuarla a las nuevas exigencias de una demanda cada vez más cambiante y exigente, así como los requerimientos en materia de política turística internacional. El marco regulatorio durante las primeras décadas del siglo XXI La necesidad de perfeccionar el marco regulatorio de la actividad turística en Cuba implicó la publicación de nuevas leyes, decretos, resoluciones y otras regulaciones encaminadas a fortalecer el turismo como el motor principal de impulso del desarrollo del País. En el año 2014 se publicó la Ley 118 para la Inversión extranjera (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2020) encaminada a flexibilizar y agilizar los trámites y la documentación requerida para las contrataciones. La restricción en cuanto a la contratación de fuerza de trabajo se mantuvo sin muchas modificaciones y siguió siendo a través de entidades del Estado, aunque sin escalas salariales rígidas y con la posibilidad de que en determinadas condiciones se pueda contratar fuerza de trabajo en el extranjero. Se reforzó legalmente la participación mayoritaria de la propiedad estatal para los negocios que operen con recursos naturales, comercio mayorista, industria biotecnológica y turismo, lo que se convierte en la práctica en un freno para los actores no estatales de la actividad económica vinculada con el turismo. Uno de los aspectos que contempla la ley de Inversión Extranjera (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2020) es la existencia de una entidad empleadora estatal, que es la única facultada para concertar contratos con las empresas mixtas o de capital totalmente extranjero, mediante los cuales le facilita los trabajadores necesarios para sus operaciones. En esta figura legal los trabajadores son contratados por la entidad empleadora y no directamente por la empresa la cual paga en la moneda nacional, aun cuando el aporte que realizan a la economía cubana es en divisas, que a los efectos del consumo interno tiene un valor veinticinco veces superior a la moneda del País. Dos figuras nuevas se conciben la Ley 118 (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2020). Una de ellas corresponde al inversionista nacional y contempla a las personas jurídicas de nacionalidad cubana con domicilio en el territorio cubano, entiéndase las cooperativas y otra la de los cubanos que residen fuera de Cuba. Pero hasta la fecha no hay una normativa complementaria para ninguno de estos dos supuestos, lo cual genera incertidumbre y expectativas dentro y fuera de Cuba. En los aspectos financieros a la Ley 118 le faltan algunas cuestiones y entre ellas las relacionadas al modo de obtener fondos para emprender y desarrollar un negocio. Ello se puede notar en el hecho de que las solicitudes de créditos a los bancos siguen siendo bajas. Es cierto que los actores no estatales de la economía desconfían a la hora de solicitar créditos bancarios, pues existen mecanismos que entorpecen la eficacia de tal gestión. La dificultad principal consiste en que no se ha logrado crear un mercado mayorista ni ninguna otra fuente legal que respalde la adquisición de materiales u otros insumos para desarrollar una gestión privada, por lo que el comercio entre personas sin mediación de contratos, ni en reparar de dónde proceden esos materiales e insumos, continúa siendo el mecanismo que se utiliza y para lo cual las actividades bancarias no facilitan el financiamiento. No obstante, se aprecia un marcado interés del gobierno para que los actores privados se inserten en estos mecanismos crediticios. Resulta necesario que los emprendedores entiendan la importancia del patrocinio de los bancos viéndolos como aliados y nunca como extensiones del control de las entidades gubernamentales y fiscales. Dentro de la responsabilidad social de los bancos está la vigilancia y lucha contra las ilegalidades, la corrupción y los delitos. Sin embargo, las acciones de control no pueden ser la esencia de sus relaciones con los emprendedores, ni convertirse en barreras que limiten la confianza en las instituciones bancarias. En declaraciones ofrecidas por el Ministro del Turismo Manuel Marrero avizoró que hasta el año 2018 se habían constituido en el País 27 empresas mixtas para el turismo, con 5.091 habitaciones de cuatro y cinco estrellas y que para ese propio año estaban previstos 176 proyectos de nuevos hoteles, centros recreativos, marinas e instalaciones de campismo. En realidad, la situación de las inversiones repetidamente anunciadas en la prensa y medios oficiales tropieza a la postre con la carencia de recursos y de fuerza de trabajo especializada, lo cual conduce a la paralización de las obras (Izquierdo, 2018). Las regulaciones establecidas por el Ministerio del Turismo en los últimos años no respondieron al vertiginoso desarrollo del sector, sobre todo en las relaciones con el sector privado de restauración y alojamiento que opera en moneda libremente convertible prestando atención al turismo internacional. Tal como lo plantea Barrios (2010) la economía y el bienestar de los cubanos se ha hecho muy dependiente del turismo, lo que sin duda tiene ventajas y desventajas, pero debe obligar a plantearse a los responsables la necesidad de frenar un turismo de masas frente a un turismo sostenible o diferenciado, que permita obtener más ingresos por turista sin deteriorar los recursos naturales, algo que podría ocurrir, pues las empresas extranjeras que operan en el sector no muestran interés por salvaguardar los recursos naturales. El Estado cubano dictó diversas regulaciones que fijan los términos legales por los cuales se rige el turismo en Cuba. En el año 2018 se emitió el Decreto Ley 356 (Consejo de Estado de la República de Cuba, 2018) que establecía las responsabilidades y el control de los órganos y organismos de la Administración Central del Estado y entidades nacionales, sobre el establecimiento de las regulaciones para dar cumplimiento en todo lo referente al ejercicio de la actividad privada en el País en las modalidades de arrendamiento de habitaciones y espacios, así como en los servicios de restaurantes y cafeterías muy relacionadas ambas actividades con los servicios al turismo. El Ministerio del Turismo quedó designado como entidad administrativa que ampara el desarrollo de las actividades del sector a escala del País y no se han emitido por dicha institución el caudal de regulaciones que cabría esperarse, tales como los requisitos mínimos que deben poseer las habitaciones y espacios que se dediquen a la atención de los turistas, las buenas prácticas a desarrollar por los nuevos pequeños empresarios con escasa o ninguna experiencia en la actividad y los indicadores de responsabilidad que adquieren. En cumplimiento de lo establecido en el Decreto Ley 326 Reglamento del Código del Trabajo del año 2014 (Consejo de Ministros, 2014), el Ministro del Turismo aprobó los cargos de funcionarios y por designación, tanto en el órgano central del propio ministerio como en las delegaciones de los territorios y en los grupos territoriales de auditoría, mediante la Resolución 99 del 1ro de agosto de 2012, que fue actualizada posteriormente por la Resolución 8 de 2015. Al amparo de las regulaciones legales existentes sobre la inversión extranjera y su correspondiente reglamento (Asamblea Nacional del Poder Popular, 2020), se protegen los proyectos de la cartera de oportunidades. Sin embargo, lo primero que salta a la vista de dicho cuerpo legal y otras regulaciones al respecto es la complejidad de los procedimientos establecidos para poder realizar una inversión en Cuba, lo cual dificulta una actividad que resulta absolutamente necesaria para el País en las condiciones económicas actuales. Existe un marcado espíritu centralizador que dispone en todos los casos la aprobación final de las inversiones propuestas por las estructuras más altas del gobierno y los organismos de la administración central del Estado, independientemente del lugar donde se van a realizar. Las oportunidades de inversión extranjera se aprueban por el Consejo de Ministros. Independientemente que la ley plantea que la inversión extranjera está abierta para todos los sectores (excepto educación, salud y el sector no empresarial de las fuerzas armadas), la realidad es que el espíritu de la ley se enfoca hacia los grandes inversionistas que tienen la posibilidad de realizar inversiones millonarias en los sectores considerados estratégicos como el turismo y la gran industria. No así para las inversiones con los pequeños negocios dirigidos a incrementar el consumo interno y dinamizar la economía mediante la articulación de proyectos locales dentro de una visión de desarrollo regional. La complejidad legal en materia de inversión extranjera en el turismo no estimula las inversiones locales enmarcadas en un proyecto de desarrollo regional sostenible. Ello propicia que algunos extranjeros recurran a la alianza con personas naturales, que sin mediar ningún contrato legal ponen a disposición del inversor extranjero su ciudadanía y datos generales, para aprovechar pequeños capitales en interés de comenzar a remodelar viviendas o espacios, donde a la postre se erige un pequeño o mediano emprendimiento privado, que pronto comienza a rendir ganancias para la satisfacción del propietario legal y del solapado inversionista extranjero. En este caso la rigidez de las regulaciones establecidas da lugar al surgimiento de relaciones económicas que a la luz del marco legal establecido en el País son ilegales. El 11 de marzo de 2014 fue aprobada la Resolución 21 del Ministerio del Turismo (Ministerio del Turismo [Mintur], 2014) mediante la cual quedó aprobada la política de preparación, formación y capacitación del capital humano de las entidades que integran el sistema del turismo. En el artículo 1 se enumeran los 14 principios de la política de preparación, formación y capacitación del capital humano de las entidades que integran el sistema del turismo. Entre ellos se recoge que cada entidad organiza la capacitación de acuerdo con sus necesidades de producción y servicios y que la misma debe desarrollarse en los centros de capacitación estableciendo las coordinaciones pertinentes con el Ministerio de Educación y a partir de las proyecciones de capacitación de carácter centralizado dispuestas por las estrategias de desarrollo del Mintur. En el artículo 2 de la propia resolución se recogen los objetivos de la política y dentro de ellos en primer lugar se puntualiza el perfeccionamiento y el desarrollo sostenido de las competencias profesionales y personales que inciden en el desempeño eficaz de los trabajadores y cuadros de todas las categorías ocupacionales. Uno de los problemas básicos que se presenta entre los trabajadores del turismo está relacionado con el bajo nivel en el dominio de los idiomas extranjeros que impide una comunicación más fluida con los visitantes de otros países, especialmente los que proceden del continente europeo y asiático. En el año 2015 se publicó por el Ministerio del Turismo de Cuba la Resolución 3 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2015a) que aprobó el reglamento para el tratamiento a seguir con las viviendas ocupadas por personas naturales vinculadas o que fueran medios básicos del Mintur, para lo cual se creó un grupo de control de viviendas subordinado a la Dirección Jurídica del Mintur, encargado de controlar las viviendas existentes bajo ese régimen y de tramitar el cese de las mismas o su traspaso a otros organismos de la Administración Central del Estado. La regulación referida anteriormente tuvo poco impacto en algunos lugares, pues ocurrió justamente lo contrario. Algunas edificaciones que ocupaban diversos organismos y direcciones de la subordinación local fueron asignadas por decisiones del Consejo de la Administración del Poder Popular a diversas cadenas vinculadas al propio sector turístico, incluso viviendas de personas que abandonaron el País fueron destinadas para instalaciones turísticas. Por tal razón la sociedad sintió que perdía instalaciones a las que históricamente asistían para recibir servicios de diversa índole. En el propio año 2015 se dicta la Resolución 30 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2015b), que establece los procedimientos para la preservación y el control de los activos fijos disponibles como resultado del perfeccionamiento de las entidades que integran el sistema del turismo, regulación que resultó absolutamente necesaria. El objetivo fundamental fue impedir la pérdida y el desvío de recursos al desaparecer entidades, unirse con otras o integrarse a nuevas instituciones o empresas, fenómeno muy frecuente en el País donde los cambios de estructura, cambios de jefatura y otros procesos son muy frecuentes. A ello se suma el descontrol que ejercen los directivos responsables de preservar los bienes bajo su responsabilidad en las respectivas entidades. En abril del año 2016 se aprobó la Resolución 54 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2016). que norma todo lo concerniente a la concepción del sistema de preparación y superación de los cuadros del Mintur y sus reservas en forma de proceso. Dicha resolución regula todo lo concerniente a las generalidades y definiciones del sistema de preparación y superación, el plan de preparación y superación que se confecciona por las entidades y el plan de desarrollo individual de acuerdo con las necesidades de superación. Se dan a conocer las bases en que se basa el sistema de preparación de los cuadros y sus reservas y se enumeran los diez documentos rectores que norman todo el proceso. Resulta necesario señalar que por tratarse en la Resolución 54 de un asunto de tanta envergadura como la preparación de los cuadros y reservas del sector, debieron incorporarse otras regulaciones emanadas de la OMT tales como, su Código de Ética y las normas internacionales establecidas para el desarrollo de las diversas modalidades turísticas. En octubre del año 2018 se emite la Resolución 2003 (Mintur, 2018), que resultó de significativa importancia, pues la misma establece el procedimiento para la planificación de objetivos y actividades del Mintur. En el capítulo I se exponen los objetivos y alcances de la norma y se especifica que el procedimiento está concebido para perfeccionar y adecuar el proceso de planificación de objetivos y actividades en todos los niveles. En el capítulo II se dan a conocer las definiciones que a los efectos de la Resolución son considerados como actividades o tareas, actividades principales, carácter flexible, eficiencia, estrategia, indicadores y criterios de medida, misión, objetivo, puntualización, resultados, visión y el Sistema de Planificación de Actividades. Un aspecto no reflejado en la norma se relaciona con la eficacia, tampoco se especifica el carácter temporal (a largo plazo) de la estrategia como vía para el logro de los objetivos, lo cual se presta a confusión en el desarrollo de los planes de trabajo mensuales, así como la planificación diaria (planes operacionales). En el año 2019 se aprobó la Resolución 45 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2019b) y en la misma se establecieron las normas para la entrega de 20 pesos convertibles a los trabajadores del turismo, lo que contribuyó a satisfacer parte de un justo reclamo de los trabajadores del sector, en el que los salarios están por debajo del monto medio de los trabajadores del País. De este pago se excluyen: los trabajadores que laboran en las empresas mixtas constituidas por los grupos Cubanacán, Gran Caribe y Cubasol, los sancionados por indisciplina laboral o la violación de los reglamentos vigentes y los que prestan servicios en el extranjero y perciben retribución en moneda libremente convertible, los interruptos temporalmente no reubicados o reubicados en otras entidades que no pertenecen al sistema del turismo. En el propio año 2019 se publicó la Resolución 17 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2019c) para aprobar el sistema de información estadística complementaria (SIEC) que deben llevar las agencias de viaje y las entidades que desarrollan actividades de turismo de naturaleza, de aventuras y rural. También en el año 2019 se promulgó la Resolución 119 (Ministerio del Turismo [Mintur], 2019d) mediante la cual se aprobó el sistema de protección al consumidor del turismo. Esta regulación tiene una importancia clave por su incidencia en los patrones de calidad observados por los clientes de las instalaciones turísticas. A modo de síntesis se puede señalar que la política establecida por el Gobierno Revolucionario de Cuba en los primeros años, no tuvo en cuenta el desarrollo del turismo como prioridad económica. Se consideraba que lejos de traer beneficios resultaría perjudicial para el País por los supuestos peligros que tal actividad traería (introducción de drogas, prostitución y la desintegración de la unidad ideológica monolítica de las masas que se pretendía formar desde 1959). No fue hasta la dura crisis económica de principios de la década del 90 del pasado siglo, agravada por la desintegración del llamado socialismo real en Europa Oriental y el recrudecimiento de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos de América, que el gobierno se vio precisado a realizar la apertura de la economía considerada como uno de los elementos principales para desarrollar aceleradamente el turismo internacional. Aunque desde febrero del año 1982 a través del Decreto Ley 50 se había adoptado en Cuba una regulación para la inversión extranjera, no es hasta una década más tarde que la presencia del capital foráneo logra tener una mayor presencia en el sector turístico. Las inversiones se basaron fundamentalmente a través de dos formas principales de asociación, las empresas mixtas y las asociaciones contractuales. Durante la segunda mitad del siglo XX y comienzos del actual el marco regulatorio vinculado con el turismo manifestó un gran dinamismo. En el escenario socioeconómico se produjeron cambios muy acelerados para adaptar la base productiva del País a las nuevas exigencias y el turismo pasó a ser la primera fuente de entrada de divisas frescas a la economía cubana. Ello requirió un proceso dinámico de transformación y adaptación regulatoria a la nueva situación configurada en Cuba. De modo general el marco regulatorio adoptado posibilitó el posicionamiento del turismo como el motor impulsor de la economía cubana, aunque con algunas imprecisiones que fueron corregidas y otras susceptibles a ser cambiadas o perfeccionadas, especialmente en lo relacionado con las relaciones del sector estatal con el privado y las inversiones en el sector turístico. PARTE II: TRABAJOS PUBLICADOS Artículo I. Senderismo como opción para pequeñas ciudades patrimoniales en regiones turísticas: Trinidad de Cuba Como citar el artículo estilo APA séptima edición: Entenza, N. P., Rodríguez, O. M., Naranjo, A. P., & Benítez, E. L. Z. (2020). Senderismo como opción para pequeñas ciudades patrimoniales en regiones turísticas: Trinidad de Cuba. Revista de ciencias sociales, 26(3), 231-243. https://produccioncientificaluz.org/index.php/rcs/article/view/33244/34916 Artículo II. Diseño y gestión del turismo sostenible. Propuesta para el desarrollo comunitario de la localidad de Arango, Cuba. Como citar el artículo estilo APA séptima edición: Entenza, N. P., García, E. C., & Naranjo, A. P. (2021). Diseño y gestión del turismo sostenible. Propuesta para el desarrollo comunitario de la localidad de Arango, Cuba. Encuentros. Revista de Ciencias Humanas, Teoría Social y Pensamiento Crítico., (Extra), 134-152. DOI: http://doi.org/10.5281/zenodo.4758665 Artículo III: Rural agrotourism development strategies in less favored areas: the case of Hacienda Guachinango de Trinidad Como citar el artículo estilo APA séptima edición: Pelegrín Entenza, N., Vázquez Pérez, A., y Pelegrín Naranjo, A. (2022). Estrategias de desarrollo del agroturismo rural en zonas desfavorecidas: el caso de la Hacienda Guachinango de Trinidad. Agricultura, 12 (7), 1047. https://doi.org/10.3390/agricultura12071047 Conclusiones generales Desde el análisis de las teorías generales vinculadas con la actividad turística y su asociación con el desarrollo regional se argumentó la hipótesis de partida. Se afirmaba que el turismo en Cuba es una actividad económica, social y ambiental de trascendencia para el desarrollo regional, siempre que se apliquen modelos turísticos eficaces y competitivos bajo el enfoque del desarrollo local de base endógena, de modo que se logre una mayor integración del potencial que ofrece el patrimonio natural y cultural encaminado a elevar eficacia, disminuir los impactos ambientales, socioculturales y económicos que posibilite alcanzar una mejor distribución de los beneficios. Los estudios del turismo en Cuba sobre el análisis regional demuestran la débil gestión para explotar las posibilidades del senderismo como opción viable para pequeñas ciudades patrimoniales, su puesta en valor turístico para contribuir al incremento y diversificación de la oferta. Existe una débil valoración del método Design Thinking para diseñar productos turísticos y en la identificación de las perspectivas potenciales para el desarrollo turístico comunitario rural, con limitaciones que no propician el aprovechamiento de las potencialidades que ofrece el componente agrario del País poseedor de grandes extensiones de tierras dedicadas al trabajo agropecuario. El aprovechamiento adecuado y la aplicación en el destino Cuba de resultados científicos demuestran la factibilidad de los estudios del turismo desde el análisis económico regional para influir positivamente en la diversificación sostenible del producto turístico. En la parte I se realizó el examen de las teorías más generales asociadas con la actividad turística. Se conocieron las fortalezas del turismo para el desarrollo regional integral que defiende la eficacia de los modelos de desarrollo que analizan e identifican el potencial que ofrece la naturaleza, siempre que se realicen con el manejo de adecuadas estrategias regionales que permitan lograr una prosperidad general, conforme con el equilibrio ambiental y el desarrollo armónico entre las diferentes regiones y localidades cubanas. Se conoció que los procesos en marcha en Cuba adolecen de las políticas adecuadas y estrategias que prioricen el desarrollo por igual entre los emprendimientos públicos y privados, especialmente los que están relacionados con las modalidades del turismo analizadas en los casos de estudio, al presentar una atomización excesiva, sin considerar las fórmulas asociativas y colaborativas, por lo que se presentan debilidades para enfrentar el dinamismo de la competencia del mercado. Desde el manejo de un marco teórico complejo se identificaron las políticas y estrategias eficaces y competitivas que se pueden aplicar a las estructuras actuales del sector turístico y especialmente las modalidades relacionadas con el turismo comunitario, desde enfoques regionales integrados que consideren la colaboración y apoyo mutuo entre las políticas públicas y el sector privado, fundamentadas y apoyadas en el desarrollo local para lograr sinergias territoriales, una mayor eficacia, un mejor reparto de los beneficios y menores impactos socioculturales y ambientales. El primer artículo de la parte II permitió cumplir el objetivo específico del trabajo relacionado con el senderismo como opción de producto turístico para pequeñas ciudades patrimoniales y posibilitó conocer que en las zonas (regiones) priorizadas para el desarrollo turístico del País existen ciudades pequeñas con hasta 100.000 habitantes, que tienen limitaciones estructurales para asimilar una carga importante de turistas que se concentran en la parte patrimonial de las urbes. Sin embargo, no consideran el aprovechamiento turístico de las potencialidades que ofrece el contexto suburbano como una opción económicamente viable y aliviar la afluencia de turistas en la parte patrimonial de las ciudades. La investigación realizada en la ciudad de Trinidad permitió conocer la posibilidad de habilitar cinco rutas aptas para la práctica del senderismo en la periferia de la ciudad, cuya puesta en valor turístico puede contribuir tanto a la diversificación de la oferta, como la elevación del nivel de participación e ingresos de la población local e incrementar el tiempo de permanencia de los visitantes, liberando al centro histórico patrimonial de una afluencia masiva que puede afectar su capacidad de carga. El trabajo de campo permitió calcular que los senderos pueden ser visitados por 19.200 turistas, con un precio mínimo de 75,00 pesos en moneda nacional, puede representar un ingreso total anual de 1.440.000,00 pesos en moneda nacional. Al descontar los gastos de salario, de materiales para el mantenimiento del sendero, el servicio especializado de guías y gastos administrativos calculado en un 40% de los ingresos totales, la oferta del recorrido por el sendero resulta rentable y sobrepasa los 800.000,00 pesos en moneda nacional de utilidades. El segundo artículo de la parte II permitió darle cumplimiento al segundo objetivo específico de la tesis al examinar el diseño y gestión del turismo comunitario como una propuesta para el desarrollo local en la localidad de Arango, Cuba. Se profundizó en los estudios vinculados con la evaluación de nuevos espacios para el turismo comunitario. En Cuba esta modalidad no ha sido suficientemente abordada y adolece de un estudio profundo e integrado de las categorías imprescindibles para diagnosticar y evaluar el potencial que puede generar el turismo en beneficio del desarrollo regional integral. La investigación se desarrolló en el poblado de Arango que es un centro poblacional con aproximadamente 1.000 personas residentes que mantienen una relación de hermandad y solidaridad de convivencia. Los vecinos ponen en práctica relaciones familiares y amistosas que se perciben con el solo hecho de compartir con ellos unas horas. Se constató la existencia de un alto sentido de pertenencia de los vecinos a la tierra y el ambiente donde residen. El trabajo de campo posibilitó identificar la existencia de siete lugares de interés patrimonial, histórico y social que pueden ser conjugados para conformar un producto turístico que consiste en un tour acompañado por un guía local donde se podrán visitar y conocer las ruinas del ingenio Santa Rita que datan del año 1730, la bodega de Juan Díaz construida en el año 1921, la sociedad Liceo de Arango, la iglesia que fue edificada en el año 1941, la escuela primaria del año 1955, el consultorio del Médico de la Familia construido recientemente en el año 1981 y finalizar el recorrido en el mirador de la Loma de Zotero. El diseño y puesta en práctica del tour al poblado de Arango constituye una alternativa del turismo comunitario que tiene la potencialidad de generar otros emprendimientos locales a escala comunitaria para sustentar la oferta turística con el aseguramiento logístico a partir de los recursos locales, lo que permitirá dinamizar la economía del lugar y el bienestar de la sociedad receptora. Constituye una oportunidad para establecer la cooperación entre el sector público y privado en interés de apoyar el surgimiento de los nuevos emprendimientos. Se debe propiciar la creación de una unidad de coordinación que encauce y administre los esfuerzos del emprendimiento y proporcionar las herramientas legales que garanticen la seguridad jurídica en los ámbitos productivo y comercial, así como la protección de todos los implicados que inciden en la materialización del tour opcional. El producto turístico Arango Tour constituye una alternativa de turismo comunitario para emprender juntos y contribuir al desarrollo sostenible de la comunidad. El tercer artículo de la parte II posibilitó cumplir el tercer objetivo específico relacionado con la evaluación e identificación de las perspectivas posibles para el desarrollo de la actividad agroturística como una metodología versátil, que sirva de referencia para su aplicación en otros contextos similares en el País y en el área centroamericana. Se requirió investigar las relaciones que se establecen entre las diferentes actividades agrícolas que se desarrollan, su posible vínculo con el turismo y el impacto de la modalidad para el sistema de producción y la población agrícola local a partir de la reactivación de las actividades socioeconómicas en el ámbito de la familia rural. La investigación se desarrolló en la Hacienda Guachinango situada en el Valle de los Ingenios de Trinidad. A su alrededor se localiza un espacio agrícola de 190 hectáreas de suelos adecuados para el cultivo agrícola en especial de la caña de azúcar. El río Ay mantiene el balance hídrico necesario para sostener la diversidad de la producción durante todo el año. El valor patrimonial está dado por ser el único exponente de una vivienda vinculada con la arquitectura rural de la primera mitad del siglo XIX en el Valle de los Ingenios. Se ubica a una distancia aproximada de 16 km desde la ciudad de Trinidad y se puede llegar a la finca fácilmente por ómnibus o vehículos ligeros a través de la carretera de Trinidad a Manaca Iznaga y Condado y con el tren turístico que recorre el Valle de los Ingenios. El trabajo de campo permitió conocer que existe una diversidad de recursos y atractivos naturales que constituyen potencialidades aprovechables para establecer un modelo de reactivación agroturística en el marco del desarrollo regional integrado, con base en las iniciativas de desarrollo local sostenible. Sobresale la competitividad de la Hacienda Guachinango para desarrollar la modalidad, dada su capacidad actual y potencial para desarrollar ventajas respecto a sus competidores, al obtener una posición destacada por la calidad y variedad de los productos turísticos que resultan únicos en su entorno. El análisis sistémico del método de investigación aplicado permitió conocer e identificar las perspectivas reales del agroturismo en la Hacienda Guachinango, como un elemento dinamizador de la producción agropecuaria para mejorar las condiciones socioeconómicas de la pequeña familia campesina, que se puede beneficiar indirectamente con los ingresos adicionales generados por la modalidad turística para favorecer como una opción viable las condiciones de vida y de trabajo del campesino. Como denominador común en los tres estudios de casos se evidenció la necesidad de mejorar las relaciones de trabajo entre el sector estatal y privado en interés de perfeccionar el estudio de la demanda y la satisfacción de las preferencias de los turistas. En ello puede desempeñar un papel importante los esfuerzos por lograr un adecuado aprovechamiento de los atributos naturales locales, siempre que se cumplan las regulaciones ambientales establecidas por el País y los compromisos internacionales contraídos en ese sentido. Otro elemento que resulta generalizado es la atomización de instalaciones turísticas del sector privado que no cuentan con ningún mecanismo aglutinador que favorezca la cooperación y colaboración solidaria para la gestión turística en el contexto territorial, situación que influye para que estas no gocen de una situación ventajosa ante la competencia del mercado. Se han cumplido los objetivos trazados y se verificó la hipótesis diseñada para la tesis al confirmar que el turismo es una actividad económica, social y ambiental de trascendencia para el desarrollo regional, siempre que se apliquen modelos turísticos eficaces y competitivos bajo el enfoque del desarrollo local de base endógena, de modo que se logre una mayor integración del potencial que ofrece el patrimonio natural y cultural, encaminado a elevar la eficacia, disminuir los impactos ambientales, socioculturales y económicos para alcanzar una mejor distribución de los beneficios. Se verificó que los estudios del turismo en Cuba centrados en el análisis económico regional demuestran la débil gestión para explotar las posibilidades del senderismo como opción viable para pequeñas ciudades patrimoniales y su puesta en valor turístico para contribuir al incremento y diversificación de la oferta, al propio tiempo que existe una débil valoración del método Design Thinking para diseñar productos turísticos y en la identificación de las perspectivas potenciales para el desarrollo turístico comunitario rural, con limitaciones que no propician el aprovechamiento de las potencialidades que ofrece el componente agrario del País, poseedor de grandes extensiones de tierras dedicadas al trabajo agropecuario. Se comprobó que el aprovechamiento adecuado y la aplicación en el destino Cuba de resultados científicos demuestran la factibilidad de los estudios del turismo en el análisis regional para influir positivamente en la diversificación sostenible del producto turístico. De los resultados de las investigaciones realizadas se publicaron tres artículos en revistas indexadas en bases de datos científicas. Uno de ellos en la revista Agriculture indexada en la base de datos Scopus Q-1 SJR y JCR; otro en la revista Encuentros indexada en la base de datos Scopus Q-4 SJR y uno en la Revista de Ciencias Sociales indexada en base de datos regionales. Ello en cumplimiento de los requisitos establecidos en el Reglamento de Régimen Interno de la Escuela Internacional de Doctorado y en específico en el Programa de Doctorado Interuniversitario en Turismo.