La fiesta como escena cultural subterránea de las revistas La Regla Rota y la PUSmoderna en la Ciudad de México 1985-1992

  1. Paredes Pacho, José Luis
Dirigida por:
  1. Álvaro Vázquez Mantecón Director/a
  2. María Isabel Calle Romero Director/a

Universidad de defensa: Universitat Rovira i Virgili

Fecha de defensa: 14 de octubre de 2022

Tribunal:
  1. Matei Chiaia Presidente/a
  2. María José Rodríguez Campillo Secretario/a
  3. Carmen Alemany Bay Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 795713 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

Resumen de la tesis (resumen que se incluirá en el informe de defensa oral de la tesis): debe incluir la justificación y necesidades de la investigación, metodología utilizada y conclusiones más relevantes Esta investigación aborda las revistas La Regla Rota (1984-1987) y La PUSmoderna (1989-1997) a partir de su relación con las fiestas que organizaban en un bar y en un foro cultural en la Ciudad de México entre los años 1985-1992. Las dos publicaciones estuvieron editadas en la Ciudad de México y dirigidas por Rogelio Villarreal, casi siempre con Ramón Sánchez Lira. Ambas formaron parte de circuitos culturales paralelos a los sistemas de arte establecidos. La investigación abarca el periodo 1985-1992, cuando las páginas y las fiestas organizadas por las revistas configuraron un espacio de articulación de las escenas subterráneas irreverentes del periodo. Esta investigación dilucida qué tanto la fiesta influyó en la visceralidad, visualidad y lenguaje de estas revistas. Y a la inversa, qué tanto los contenidos de las revistas se reflejaron en sus fiestas. Además de cuál pudo ser el sentido de la fiesta en sí misma. Nuestra hipótesis plantea que el sentido primordial de La Regla Rota y La PUSmoderna, en su visualidad y lenguaje cáustico, radicaba en una marginalidad alimentada por la fiesta habitada por cuerpos disidentes (roqueros, bohemia, sectores LGTB, feminismos, subculturas). Una fiesta que se enunciaba desde la marginalidad. Una forma de ejercicio y consumo cultural festivo, donde la broma y la insolencia fueron una forma de crítica social que se desmarcaba de los sistemas de arte y revisteril. Un gesto de contestación al régimen de la época. Este trabajo argumenta que el significado de estos circuitos culturales puede interpretarse a partir de la noción de escena (Will Straw), de subterraneidad (Paredes Pacho), y de tercer espacio (Edward Soja). Mientras que la fiesta puede interpretarse, a su vez, a partir de la noción de estrategia de la alegría (Roberto Jacoby). Esta investigación permite recosntruir el deveir histórico de la Ciudad de México en la segunda mitad del siglo veinte desde la optica de algunos sectores culturales marginados en el país, y por lo tanto, permite romper con lso relatos binarios sobre el periodo. Esta es una investigación histórica basada en trabajo de archivo y entrevistas testimoniales, aunque puede considerarse que incorpora también la experiencia del trabajo de campo. CONCLUSIONES: La Regla Rota y La PUSmoderna expandieron su proyecto editorial a la celebración de fiestas cada jueves entre los años 1985 y 1992, articulando sus revistas a un circuito cultural configurado en los intersticios de la sociedad convencional mexicana, en lo que llamamos una escena cultural subterránea. Sus lenguajes textual y visual las distinguieron respecto a otras revistas independientes, literarias o culturales, porque parecían ser enunciados, en efecto, desde el desacato y la contestación del reventón y del relajo, no desde la aspiración por incorporarse a algún sistema cultural instituido. Y a la inversa, los contenidos publicados por las revistas impresas también se reflejaron en las fiestas mediante los actos que programaban en ellas sus directores. Así pues, los jueves en El Nueve complementaron la perspectiva ya de por sí desfachatada de las revistas, con su visualidad y lenguaje viscerales, festivos, no intelectuales. La radicalidad de la propuesta editorial de La Regla Rota y La PUSmoderna buscaba interpelar a las élites intelectuales, a los funcionarios y al establishment culturales mediante la visceralidad de su crítica cultural, interesada por lo ignominioso, lo marginal, lo abyecto y lo bizarro. Esta crítica cultural tampoco pretendió enunciarse desde el rigor de los análisis formales, característicos de los sistemas de arte, sino desde el relajo propio de una fiesta, insistimos, con un sentido del humor corrosivo, directo e “insolente”. Por su parte, su visualidad sobrecargada y provocativa provenía en alguna medida de la tradición neográfica, incorporando elementos de la gráfica popular callejera, pero también fue una reacción a la solemnidad de las revistas culturales convencionales, reivindicando un diseño casi improvisado, espontáneo, en el sentido de que se iba haciendo sobre la marcha. Tanto el soporte bidimensional en el papel impreso, como las fiestas en el Bar Nueve, fueron un lugar de encuentro de diversas generaciones y personas de distintos extractos socioculturales, principalmente de clases medias y medias bajas. Las fiestas del Nueve eran parte de una experiencia generacional de la ciudad nocturna que resignificó la escala de la urbe, extendiéndose fuera de las áreas “culturales” de la ciudad. Los cuerpos disidentes habitaron con sus fiestas un espacio propio dónde poder experimentar su diferencia, aquí y ahora. Conformaron experiencias en territorios de subjetivación que nos recuerdan la concepción del tercer espacio de Edward Soja. Dónde la afectividad, la frivolidad y el hedonismo podían ser una forma de resistencia al autoritarismo, un contraste a la solemnidad hipócrita del régimen patriarcal, lo cual también puede recordarnos lo que describe Roberto Jacoby en su la estrategia de la alegría para el subterráneo argentino en el contexto de la dictadura de aquel país. Las revistas se toparon con un techo de cristal debido a la misma estructura económica y cultural de un régimen conservador constantemente en crisis, así como al control de los medios de circulación por parte de grupos cerrados y privilegiados. La Regla Rota y La PUSmoderna pertenecieron a una escena o escenas fluidas, no a un grupo o una microsociedad programática. Las páginas de las revistas registraron la emergencia de un nuevo agente cultural en el contexto mexicano. si bien en los ochenta tenía lugar el ascenso del feminismo y de la agencia de las mujeres, no obstante La Regla Rota y La PUSmoderna reflejaron el predominio del imaginario masculino, incluso cuando las alusiones sexuales explícitas o la sobrerrepresentación iconográfica del cuerpo femenino buscaban transgredir la solemnidad patriarcal de la moral imperante. El de La Regla Rota y La PUSmoderna seguía siendo un mundo mayoritariamente enunciado desde las masculinidades. La revisión de escenas subterráneas como la de La Regla Rota y La PUSmoderna que aquí hemos realizado, muestran que la sola “apertura económica” del régimen mexicano, en su camino hacia el neoliberalismo, no propició de manera unilateral los cambios de paradigma en la operatividad dentro de los campos culturales. Lo que nuestra lectura evidencia es que las escenas subterráneas generaron, desde abajo, su propio ámbito de acción, con su particular sentido, forzando a los sistemas, directa e indirectamente, a abrirse. Estas escenas culturales subterráneas constituyeron circuitos de producción y circulación cultural regidos en parte por la lógica de la economía informal o de la pequeña economía; construyeron redes colaborativas, reclamaron su autonomía (no siempre de manera expresa), pugnaron por el derecho a ejercer su ciudadanía, reivindicaron su especificidad, así como su diferencia sexual, cultural y artística. Estos circuitos alternos a la vida institucional y al gran mercado parecían ejercer, de facto, una independencia a partir de la informalidad o la pequeña economía que dejaba de lado, en menor o mayor medida, al gran o mediano mercado y al Estado como interlocutores. Si bien La Regla Rota y La PUSmoderna reivindicaban su independencia editorial, de gestión y de producción, también pensaban que el Estado debía apoyar la cultura y las artes, no sólo a las expresiones refinadas, elitistas o de alta cultura, sino a las que entonces se consideraban alternativas. En los noventa, comenzó la transición de las escenas subterráneas hacia una nueva institucionalidad, las cuales se irían inscribiendo poco a poco dentro de los circuitos del mercado global.