El lugar sagrado del complejo residencial en Vistahermosala parroquia María Madre de la Iglesia (Juan Antonio García Solera, Alicante, 1962-1966)

  1. Martínez-Medina, A. 1
  2. Oliva Meyer, J. 1
  1. 1 Universitat d'Alacant
    info

    Universitat d'Alacant

    Alicante, España

    ROR https://ror.org/05t8bcz72

Buch:
Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: El proceso del proyecto
  1. Teresa Couceiro Núñez (coord.)

Verlag: Fundación Alejandro de la Sota

ISBN: 978-84-17753-33-7

Datum der Publikation: 2021

Seiten: 148-168

Kongress: Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española (6. 2021. Madrid)

Art: Konferenz-Beitrag

Zusammenfassung

La Parroquia María Madre de la Iglesia (1962-66), obra de Juan Antonio García Solera (1924-2019), se posiciona en el corazón del complejo residencial en Vistahermosa, proyectado como un barrio satélite de Alicante. Esta pequeña iglesia preconciliar (1962), que presenta la planta rectangular y cuenta con una cripta para baptisterio (añadida al proyecto en 1965), se inspira en la secuencia espacial de la capilla de Otaniemi de los Siren y superpone axialmente el altar superior y la pila bautismal inferior. El muro perimetral de la nave se prolonga fuera definiendo un atrio a cielo abierto que, al girar, da un abrazo a los feligreses y acogía una esbelta cruz. El aula sacra es horizontal, sin pilares, y presenta el techo inclinado (relativamente bajo) disminuyendo hacia el altar (elevado unos peldaños), donde se ubican un Cristo amputado y una Virgen preñada sobre una cabecera ciega, a diferencia del caso finés que hace de la naturaleza su retablo de fondo. Los paramentos se componen como planos independientes y se eligen con cuidado sus acabados —ladrillo, mármol, madera, vidrio, cerámica…—, revelando una austeridad que apuesta por la experiencia táctil de la arquitectura. Las citas cultas de este templo, que se integra en el centro parroquial, son muchas, algunas inspiradas en Fisac, y destacan los diseños del autor para las vidrieras de trazos neoplásticos, los plafones leñosos, los paños de celosía y los altares pétreos. En la esencialidad de la geometría y la materia emerge un cierto ascetismo. El prolífico programa ritual y las dosis iconográficas incorporadas al proyecto inicial fueron promovidas por el padre Juan Cantó Rubio, quien incorpora a los artistas Nóvoa y Belmonte para los murales de la cripta y las tallas, respectivamente. La investigación parte de la documentación gráfica original de la iglesia custodiada en el estudio del autor incluida en el proyecto del barrio de Vistahermosa: la primigenia del proyecto básico (también depositada en el Ayuntamiento) (1962) y el proyecto de ejecución con los planos, croquis y detalles que lo desarrollan y que García Solera elabora a propósito (1965-66), así como fotografías y prensa de época (1965-66). Se trata de una obra donde la mano del arquitecto alcanza a todos los elementos que singularizan este espacio sacro: su concepción arquitectónica, su función litúrgica y todos sus revestimientos de texturas vistas. Se completa el trabajo con la investigación de las referencias mediáticas coetáneas