Índices para la gestión de playas
- Palazón Ponce, Antonio Vicente
- Luis Aragonés Pomares Director
- Isabel López Úbeda Codirectora
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 13 de septiembre de 2018
- José Serra Peris Presidente/a
- Yolanda Villacampa Esteve Secretaria
- M. Esther Gómez Martín Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Las zonas costeras son, hoy por hoy, zonas de vital relevancia ya que albergan a la mayoría de la población, y de ellas depende un gran porcentaje de sus actividades económicas Para satisfacer las necesidades actuales y las necesidades de las futuras generaciones es necesario proteger el medio ambiente y sus recursos y promover su uso equitativo en la sociedad, mejorando los niveles de prosperidad y eficiencia económica en el largo plazo. El desarrollo sostenible en las zonas costeras está estrictamente ligado a su correcta gestión por parte de los organismos responsables con la participación y colaboración de los actores implicados. Esta delicada situación representa un reto para los administradores, que deben hallar la manera de gestionar la zona costera sin renunciar al bienestar y la prosperidad actuales y futuros. Dentro de estas zonas, con especial importancia destacan las playas. La gestión de estas zonas y en particular de las playas, se basa en administrar y dirigir los problemas que se plantean, seguidas de las diferentes actuaciones que se pueden ofrecer para superarlos conjugando aspectos técnicos, ambientales, sociales o políticos (MAGRAMA. 2015). Debido a la demanda creciente en el uso de estos espacios públicos se han originado problemas añadidos a su gestión, de forma que se hace imprescindible incluir la percepción de los usuarios y su interacción con la playa como factores clave en su planificación Por esta razón, la gestión de las zonas costeras no puede ser eficaz sin el apoyo de todos los niveles y sectores de la administración. En la década de los 80, se utilizaron criterios de calidad, similares a los empleados en el sector servicios, garantizando la calidad mediante estándares y sistemas de evaluación de su excelencia, como son las normas ISO 9001 que se centran en todos los elementos de administración de calidad con los que una empresa debe contar para tener un sistema efectivo que le permita administrar y mejorar la calidad de sus productos o servicios. Las normas ISO 14001, se utilizan para certificar la protección al medio ambiente. Otras herramientas como la “bandera azul”, que es un galardón diseñado principalmente para playas de recreo, sólo se aplica a playas urbanas o semiurbanas, quedando excluidas la casi totalidad de las naturales, por no cumplir con los estándares e instalaciones exigidas para ello. Otros distintivos utilizados por las administraciones públicas para certificar el estado de las playas son la Calidad Turística “Q” (ICTE, Instituto para la Calidad Turística Española) y la Accesibilidad Universal (UNE 1 ISO 9001:2008 – “Sistemas de Gestión de la Calidad” • ISO 14001:2004 – “Sistemas de Gestión Ambiental” • EMAS – “Sistema Europeo de Ecogestión y Auditoria” • UNE 187001:2011 – “Playas. Requisitos para la prestación del Servicio” • OTROS: Banderas Azules, UNE 170001-2 “S.G. Accesibilidad Universalç Últimamente, se le da otro enfoque a la gestión, considerando que la playa es un sistema multidimensional donde interactúan los componentes naturales, socioeconómicos y administrativos Se consideran que son funciones de las playas: i) ser depositaria de la biodiversidad, ii) protectora de la costa y iii) satisfacer las necesidades de ocio humanas. Por lo tanto cualquier sistema de gestión tiene que tener en cuenta la integración de estas tres funciones y mantener al mismo tiempo el valor socio-ecológico del sistema Para ello, los Sistemas de Gestión Medioambiental complementan o incluso sustituyen a los sistemas de calidad basados en la excelencia pues permiten ajustar la gestión de cada playa a su particular visión y al “status quo” que presenta, y al mismo tiempo todas ellas adaptadas a un esquema similar, de fácil comprensión y con un aceptado reconocimiento. Los Sistemas de Gestión Medioambiental en playas (EMSBs) son herramientas básicas diseñadas para ayudar a una organización a alcanzar y mantener objetivos medioambientales establecidos gestionando adecuadamente sus riesgos medioambientales. Estos sistemas pueden integrarse con otros requisitos y trabajar bajo los principios de GIZC (Gestión integrada de Zonas Costeras). Uno de los elementos que se pueden utilizar para la gestión de estas zonas es el establecimiento de un índice que recoja la situación real de la playa según la percepción de los usuarios. Y en este sentido se han desarrollado algunos como el BQI (Beach Quality Index). Se trata de un índice elaborado por (Ariza et al., 2010) para otorgar una puntuación a playas urbanas o periurbanas a fin de mejorar su gestión. Este índice se caracteriza por utilizar unos criterios en gran parte subjetivos. El BQI está formado por trece indicadores parciales agrupados en las tres funciones básicas que realizan las playas (recreativa, natural y de protección). El BQI no solo evalúa la calidad integral de la playa, sino que sirve como un cuadro de mando para su gestión y de ayuda en los procesos de monitorización. Fue desarrollado para evaluar la calidad general de playas urbanas y urbanizables en el Área Mediterránea, no de las naturales, por lo tanto no aplica a la totalidad. El Índice de Calidad de Playas (BQI) está compuesto por tres subíndices: el subíndice de la Función Natural (NFI), el subíndice de la Función de Protección (PFI) y el subíndice de la Función Recreativa (RFI) que agrupan las tres grandes funciones que se dan en las playas (natural, de protección y recreativa). La suma de indicadores parciales y subíndices estuvo basada en dos cuestionarios que fueron definidos por usuarios de playas y expertos. Este elemento de gestión, aun siendo bueno, presenta importantes carencias. La primera es la no aplicación a la totalidad de las playas, pues la naturales quedan fuera de su evaluación. La estructura del BQI fue diseñada de tal forma que evalúe la calidad de la playa de acuerdo con los objetivos que se habían establecido anteriormente para ella, y de si la playa se encuentra en un medio urbano o urbanizado sin tener en cuenta el medio natural a efectos de la construcción del índice, Por otra parte está la subjetividad en el peso de los subíndices pues responde a criterios de los gestores y de los usuarios, siendo fundamentalmente cualitativos y no cuantitativos con el error que se puede cometer en su apreciación. Esto se magnifica cuando los gestores de las playas no son especialistas en el medio, respondiendo a perfiles no técnicos que pueden desconocer los procesos que tienen lugar en el sistema. A pesar de tener un índice que recoge la función natural no aporta ningún conocimiento sobre la situación real de la playa desde el punto de vista físico, tan sólo de la calidad de los elementos que la integran (arenas y agua) y siempre desde la perspectiva visual y profundamente subjetiva. Tampoco la parte del índice correspondiente a la función de protección evalúa su comportamiento respecto a la evolución de la costa sino tan sólo a la protección de las infraestructuras situadas en el litoral. Consiste en unos índices parciales que miden la capacidad de la playa para disipar la energía del oleaje y evitar deterioros en los paseos marítimos y las instalaciones marinas. La falta de una normativa clara en cuestiones como la seguridad de los bañistas o las concesiones administrativas también limita al establecer el resto de índices y subíndices relacionados con la función recreativa. Los mismo ocurre a la hora de determinar la calidad de las aguas de baño para lo que se sigue la Directiva 2006/7/CE europea, con una única forma de determinarla e independiente de las variables que pueden influir en la concentración bacteriana, que son numerosas. En definitiva, el BQI es tan sólo una herramienta de aproximación a la gestión integral de la playa El objetivo perseguido en nuestro trabajo es la obtención de otros índices, establecidos con criterios cuantitativos que le indique al usuario de la playa la calidad de la misma y sirva al gestor para el establecimiento de las medidas necesarias para la correcta gestión de ella. La gestión abarcaría por una parte su comportamiento natural que le permitiría saber su evolución y decidir las medidas que tiene que tomar para garantizar en todo momento la estabilidad de la misma. Por otra parte, la administración de los recursos y la organización de los medios con los que cuenta el gestor para que el usuario final tenga una correcta percepción de ella, no olvidemos el peso económico que tiene este medio en la economía del país al ser uno de las bases del turismo predominante. Se consigue así cumplir uno de los Objetivos Específicos de la Estrategia Española de Gestión Integral de Zonas Costeras, cumpliendo la Recomendación 2002/413/CE del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la aplicación de la Gestión Integrada de las Zonas Costeras en Europa, el referido a la “Integración efectiva y sistemática de la información y de los conocimientos sobre el medio en el proceso de toma de decisiones”. Otro objetivo es eliminar en lo posible la subjetividad de la toma de datos obteniendo indicadores lo más objetivos posibles que respondan a criterios cuantificables y medibles La metodología a seguir en esta investigacion se compondrá de varias fases: Fase 1: Revision bibliográfica de los estudios realizados tanto a nivel mundial como en el caso concreto de nuestro país. Durante la revisión se recopilarán y estudiarán los datos obtenidos en encuestas realizadas a Ayuntamientos costeros. Fase 2: Clasificación de los datos en tres grupos, los destinados a determinar la calidad de las aguas, los destinados al usuario que le pemitan conocer el estado de una zona de baño y los destinados al gestor de la playa En este ultimo grupo se incluyen dos aspectos distintos, el de proteccion, con todas la variables físicas que pueden afectar a la evolución de la línea de costa y por otra parte, todos los elemenos que sirvan al gestor para una explotación eficaz e intgrada de la misma. Fase 3: ponderar y cuantificar cada uno de los índices con el fin de darles el peso y la importancia requerida. Con ellos se elaborará una fórmula que cuantifique cada uno de ellos. Fase 4: materializar los índices en aplicaciones o modelos que permitan su utilización La informatización y automatización de la gestión de playas, es un proceso que aunque a primera vista puede parecer complejo, gracias a los avances tecnológicos puede resultar un medio que permita al gestor actuar con seguridad, velocidad y optimización de medios, obteniendo una gestión mucho más fácil, segura y eficiente. Además permitirían eliminar las interferencias entre los diferentes gestores que en este momento se solapan. Para conseguir esto se quiere utilizar todo lo que las nuevas tecnologías pueden poner a nuestro alcance, obteniendo así datos nada subjetivos que indiquen la situación real de las zonas a gestionar. La utilización de internet, aplicaciones móviles, o herramientas informáticas permitirán la actualización de los valores con los que obtener los índices.