La Ópera en Cádiz en el siglo XIXun estudio cualitativo
- León Ravina, Gema
- José María Esteve Faubel Director
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 11 de abril de 2018
- José Manuel García Fernández Presidente
- María Soledad Torregrosa Díez Secretario/a
- Enrique Encabo Fernández Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
1. INTRODUCCIÓN La sociedad gaditana sostenedora del espectáculo operístico en Cádiz durante el siglo XIX se enmarca dentro de las premisas de la clase burguesa imperante en toda Europa, es decir, un gran poder económico derivado de su actividad comercial, que está accediendo cada vez más a los puestos de poder, en este caso locales y cuentan con el entramado societario suficiente, como para acaparar el control de todos aquellos ámbitos que les son interesantes, ya sea el comercio de ultramar, el sector de servicios de la ciudad o la acumulación de un buen número de propiedades inmobiliarias, que les proporcionen seguridad a sus familias. Estos principios se concretan en el caso investigado en una conformación de estructuras comerciales y financieras con fuertes lazos económicos tanto con las colonias, como con el resto del continente, especialmente con Inglaterra, que hacen posible una sociedad muy cohesionada, ya que tienen enormes nexos tanto mercantiles como familiares, al concurrir negocios comunes entre sus miembros. Así, el comercio y las relaciones personales influyen tanto en la vida pública como en la privada, y el espacio teatral, la ópera, se convierte en uno de los lugares de encuentro donde poder relacionarse las distintas familias y, por ende, los poderes económicos de la ciudad. Se presentan en sociedad a los jóvenes miembros de este colectivo, que intentan hacerse un hueco en los negocios. Se conciertan matrimonios para fortalecer las acciones comerciales, teniendo en cuenta que en el caso de las mujeres no intervenían en ninguna negociación mercantil durante el siglo XIX, aun siendo en ocasiones el capital de su propiedad, derivado de su fortuna familiar. La ópera se convierte así en un hecho utilitario, pues además de propiciar las presentaciones entre comerciantes de otros lugares, es la forma de agasajar a los invitados que en un momento determinado pudieran generar algún tipo de trato comercial, con los supuestos beneficios económicos correspondientes. 2. MARCO TEÓRICO El presente trabajo, siguiendo los planteamiento Elie Siegmeister se enmarca dentro de los parámetros del ámbito de análisis de la sociología del siglo XX y de lo que puede suponer en las artes y, en concreto, en la música, la influencia de la situación social y política por la que esté atravesando un país en un determinado momento histórico. La evolución musical y existencial se ve comprometida por los acontecimientos políticos de su tiempo y sobre todo por su situación económica. Además, el siglo XIX fue el momento en que los músicos consiguieron desvincularse del mecenas, para ahora estar al servicio del nuevo grupo emergente, la nueva burguesía que les proporcionaba trabajo y sustento en los teatros decimonónicos . Al tratar el estudio de forma conjunta la ópera y la sociedad gaditana del siglo XIX, se ponen en valor todos y cada uno de los conceptos culturales, sociales, políticos y artísticos que articulaban el concepto de sociedad y población de la época. Los años estudiados responden al arquetipo de período de grandes cambios socio-culturales, encrucijada de conflictos o de revoluciones burguesas que repercuten de forma directa, en todo aquello relacionado con las artes en general y con la música en particular. Si se establece una asociación freudiana de los conceptos fundamentales estudiados, sociedad y ópera, se sitúa el tema dentro de los estudios dedicados a entidades culturales y artísticas, e implica no sólo el conocimiento del arte y su mercantilización, sino la deconstrucción de aquellos conceptos sociales, que desglosan el análisis de este fenómeno cultural. Su importancia viene determinada por el concepto en el que el arte es patrimonio universal, es decir, es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la actualidad y que transmite a generaciones presentes y futuras. Por lo tanto, debe ser compartido y estimulado para el futuro bien de las personas, que conforman el grupo, que manifiesta su interés por participar y adquirir los cocimientos propios para el entendimiento de los conceptos básicos de un arte y en particular de la ópera, así como cualquiera de los géneros artístico-musicales conocidos . Los estudios culturales como rama teórica dentro de los estudios sociales de la época ofrecen un entorno conceptual adecuado para describir y estudiar una gama de prácticas, que se contemplaban como la formación social de un lugar determinado. Por lo tanto, el estudio de las relaciones entre la sociedad gaditana, la ópera y todos aquellos aspectos que enmarcan su entorno y el impacto que produzcan en la ciudad como tal, está sensiblemente influenciado en lo que al aspecto económico se refiere. El término articulación aclara la interacción de varias premisas: capacidad económica, situación entorno al teatro, tipo de cantantes, estrenos, en la constitución de los significados sociales que conforman un hecho tanto social, como musical. En los estudios culturales el concepto de poder, no es sólo contemplado en el sentido de fuerza coercitiva y unificadora, sino también como el empuje que posibilita, eventualmente, la génesis de acción social y de cambio. Los estudios locales de hechos musicales hasta hace escasas décadas estaban suscritos a pequeños estudios, cuestionando si cabe la importancia de la temática como escasamente considerable para un trabajo de investigación. Actualmente esta tendencia es totalmente contraria a la anterior, encontrándose en boga los estudios localistas, que en contra de las tendencias pasadas, sí son extrapolables a otras poblaciones y además pueden resultar muy útiles para el análisis de grandes urbes. 3. CONCLUSIÓN El estudio ha demostrado la importancia de la actividad operística de la ciudad de Cádiz durante el siglo XIX, tras la reconstrucción pormenorizada de la cartelera de ópera de este periodo temporal, en el que prácticamente hubo casi cinco mil días de espectáculo, cuyas óperas se han agrupado según escuelas, países y autores. La transmisión de este material hemerográfico es la principal aportación de esta investigación, para futuros trabajos sobre la actividad musical de la ciudad, o en el establecimiento de paralelismos con otras localidades, aún por desgranar. El gran volumen de datos obtenido promueven nuevos estudios acerca de determinadas personalidades o corrientes que fueron surgiendo, para de este modo poder detenerse pormenorizadamente en aspectos más puntuales. Esta primera aportación indica como la pujanza económica de Cádiz influyó de manera directa en todos los aspectos de la ciudad, tanto en el plano de las relaciones comerciales nacionales e internacionales, así como en las distintas artes y espectáculos públicos, que pretendían deleitar a espectadores ávidos de nuevos entretenimientos y situaciones, que gracias a su capacidad comercial podían permitirse y que hasta ese momento eran impensables para un público en general, que no contaba con la capacidad económica suficiente como para sufragar las costosas entradas. Esta opulencia se traducía en prolíficos negocios que se situaban en el centro de la ciudad y que en mayor o menor medida estaban todos ellos relacionados con el comercio marítimo, tales como navieras, establecimiento de maderas americanas, comercio de mobiliario fabricado con dicho material, todo tipo de alojamiento para pasajeros procedentes de gran parte de España y que pernoctaban en Cádiz antes de la salida por mar a cualquier destino y aquellos otros que llegaban tras una larga travesía y descansaban antes de partir hasta su lugar de origen. Pero la principal fuente de acumulación de riqueza fue sin lugar a dudas las consignaciones de buques situadas en la ciudad, que convirtieron a sus propietarios en las personalidades más acaudaladas de la localidad, como pudieron ser Federico Fedriani, Vicecónsul de S.M. El Emperador del Brasil en Cádiz y su provincia, además de banquero, comerciante y empresario, Balaguer, Horacio Alcón, ex diputado a cortes, Administrador de la Compañía de Abastecimiento de Aguas a Cádiz, Joaquín del Cuvillo, Eduardo Collet, Daniel Macpherson, que gestionaba la Nacional Steam-ship Company Limited, cuya línea comercial era Cádiz-Nueva York, Antonio López, dueño de Vapores Correos de Antonio López y Compañía, que en el futuro cambiaría de nombre por el de Compañía Trasatlántica, José Esteban Gómez, dueño y piloto del buque vapor Adriano Tomas Haynes, Cesar Lovental, Francisco Martínez de Rivas, Luis Odero, los hermanos Remorino, con la línea transatlántica de Clippers Italianos a hélice, con servicio mensual entre Génova y Río de la Plata y para los puertos de Montevideo y Buenos Aires, José de la Viesca y Sierra, Ricardo Sobrino o José Verdugo. Como consecuencia de todo ello, se produjo la presencia en Cádiz de los títulos y composiciones más novedosos del momento y presentes los mayores representantes de la Escuela Operística Italiana e la ciudad. Por otra parte, la mayoría de representaciones eran obra de compositores italianos, lo que indica la importancia de esta tipología operística en todos los teatros europeos y por ende en el Teatro Principal de Cádiz. La I y II Escuela Italiana con Rossini, Bellini, Donizetti y Verdi a la cabeza y en mayor medida sus obras de carácter bufo y de entretenimiento fueron del gusto y deleitaron a la clase poderosa de la ciudad, que ahora imita los gustos de la nobleza del pasado, al asistir a este tipo de representaciones. Pero la ópera más emblemática del maestro Rossini Il barbiere di Siviglia aparece en la ciudad en ciento treinta ocasiones, siendo uno de los títulos más usuales del coliseo gaditano y entre los miembros más poderosos de la ciudad, sobre todo a comienzos del siglo XIX, donde se congregan cincuenta de las funciones totales mencionadas. Con respecto a la mayoritaria presencia de origen, lengua y origen italiano, la ópera francesa es puramente testimonial, con escasa presencia de los títulos y autores más representados y conocidos del siglo XIX, tanto de ópera seria, como de opéra-comique. El gusto por la ópera italiana del grupo burgués hacía que los empresarios contratasen este tipo de funciones frecuentemente y de este modo atraer a los ciudadanos gaditanos, con el poder económico suficiente para poder costear las entradas al espectáculo y de este modo llenar el recinto de espectadores. También se edificaron diversos teatros, de entre el que se destaca el Teatro Principal, por ser donde trabajaron los cantantes de ópera en la ciudad. Situado en el centro neurálgico de la urbe y junto al puerto marítimo, la afluencia de público era frecuente en la zona donde se hallaba el coliseo. Con varios siglos de existencia, primeramente como corral de comedias y tras la gran remodelación de 1781 como Teatro Principal de la ciudad, el edificio contó con las condiciones y comodidades suficientes como para poder albergar el espectáculo operístico. La dignidad que requería el espectáculo en sí, además del costoso precio de las entradas que sólo atraían a las personas más acaudaladas, llevaba intrínseco la necesidad de contar con un lugar a la altura de las circunstancias, tanto para la escena lírica, como para otro tipo de representaciones, que requerirán un teatro con las condiciones necesarias, como en este caso fue el Teatro Principal de la ciudad, dotado de las mejores instalaciones de la época, el sistema de luces más moderno del momento, salidas de emergencia, así como lugares de descanso de los asistentes. Las obras de nueva creación son escasas y responden casi en su totalidad a títulos de autores españoles. Es por ello que no se ha dedicado ningún apartado a la ópera española y sí se ha creado un capítulo a óperas de nueva creación, donde se incluyen obras de autores tanto de esta nacionalidad, como de otra. La alta burguesía gaditana intervendría en que las funciones tuvieran la mayor calidad posible en sus representaciones. La importancia en este momento histórico del teatro gaditano hizo que el compositor italiano Saverio Mercadante no sólo se instalase en la ciudad durante dos años, integrándose en el ambiente cultural, sino que dirigió la orquesta del teatro durante las funciones de ópera, estrenando algunas de sus composiciones en la ciudad y escribir una ópera, que aunque no llegó estrenarla en la capital andaluza, sí la concibió en la localidad ambientándola en las peculiaridades de España, y en un tema tan hispano como el de Don Quijote en las Bodas de Camacho. Tal era la necesidad de los aficionados por contemplar un espectáculo de calidad, que gastaban grandes cantidades de dinero en pagar a las primeras figuras de la compañías, para que interpretasen los papeles principales de los títulos más de moda del momento en toda Europa y en Italia en particular. Con los años, algunos de los cantantes y tras dilatar sus carreras profesionales se convirtieron en grandes figuras de la escena lírica, como es el caso de Manuel García. Algunos de los artistas que subieron a escena en Cádiz fueron Cristina Villó, Pedro Unanue o Antonia Montenegro. Del cantante Manuel García también subieron a escena algunas de sus composiciones como Quien porfía mucho alcanza o El Criado fingido. Por otra parte, el fenómeno de la ciudad de Cádiz, tanto operístico como social es muy significativo por la realidad que representa en un momento cronológico determinado en una capital de provincia de Andalucía, que destacará siempre por las distintas nacionalidades de sus habitantes, la apertura de la ciudad hacia otras culturas, religiones y pensamientos, conjugado todo con las fortunas suficientes, como para acceder a la cultura y a grandes lujos y placeres personales, siendo uno de ellos la ópera y en particular la ópera italiana.