Observando al lobo. Un estudio antropológico sobre el lobo y el turismo en la sierra de la Culebra

Zusammenfassung

Vinculado a la maldad, al diablo, la muerte y el caos, el lobo ha sido concebido tradicionalmente como una amenaza y un animal tabú. Sin embargo, en las últimas décadas y especialmente en un contexto urbano, el lobo ha emergido como un símbolo de renovación y de esperanza, por lo que el animal tabú cuyo nombre se evitaba y cuya mirada dejaba sin habla, se ha transformado en un animal tótem al que se vinculan personas que ven en él un símbolo de la armonía y resistencia del mundo natural, así como de formas alternativas de pensar y sentir. Como determinantes de estos relativamente nuevos significados, se señalan en esta investigación algunos rasgos socioculturales propios del Romanticismo y la Posmodernidad. El lobo es ahora interpretado como un elemento de regeneración social y de restauración física y moral del territorio, así como una vía de reencuentro y recuperación de aspectos como la libertad, la pureza o el sentimiento de pertenencia al grupo, alienados por las constricciones e imposiciones del sistema de vida actual. El lobo tótem es capaz, además, de transmitir no solo una serie compleja de valores e ideas sobre la naturaleza, la sociedad y el propio ser humano, sino también sentimientos de felicidad, fascinación y conexión con realidades más allá de nuestra experiencia cotidiana. Del mismo modo, el lobo se concibe como un símbolo identitario, y se utiliza como instrumento reivindicativo para conseguir mayor influencia social y política. En concreto, en este trabajo se aborda el símbolo del lobo desde una perspectiva antropológica y a través de métodos propios de la disciplina como la observación participante y las entrevistas semiestructuradas, tanto entre los habitantes de la sierra de la Culebra (Zamora, España) como, especialmente, en el contexto del turismo de observación de lobos en la misma zona. Para el turista lobero, el lobo es algo más que un animal; a través de su visión, se busca el consumo de los significados positivos que se le asocian: lo salvaje, lo indómito, la libertad, la resistencia, la conexión con nuestra parte más elemental, la armonía, la magia de la naturaleza, etc. El turismo de observación del lobo se puede interpretar, también, como una actividad claramente ritualizada en la que se manifiestan y refuerzan una serie de ideas y valores, como el interés por la conservación, la concepción del espacio considerado natural como lugar de ocio y contemplación estética o un rechazo generalizado de la caza del animal.