Experiencias y significados de las mujeres mexicanas durante la transición del climaterio a la postmenopausiaestudio fenomenológico

  1. González Salinas, Juana Fernanda
Dirigida por:
  1. Manuel Lillo Crespo Director

Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante

Fecha de defensa: 21 de julio de 2016

Tribunal:
  1. Ernesto Cortés Castell Presidente
  2. Diana Gil González Secretaria
  3. Vicente Gil Guillén Vocal
Departamento:
  1. ENFERMERIA

Tipo: Tesis

Teseo: 434354 DIALNET lock_openRUA editor

Resumen

La mujer de edad mediana ha tenido diferentes conceptualizaciones a través de la historia, relacionadas con el contexto social y con la vida reproductiva, muchas no han sido favorables a su individualidad, desarrollo y autoestima, todo esto condicionado por factores sociales de cada época y cada país. Cada país, cada cultura, cada etapa ha tenido su visión sobre este período de la vida de la mujer. Los cambios sociales, económicos, científico-técnicos, ocurridos a través del desarrollo histórico, han impactado en las conceptualizaciones relacionadas con el género, y por consiguiente han modificado la naturaleza del encuentro entre los sexos y la vida en sociedad, comprendiendo así la importancia de la influencia social al valorar integralmente a la mujer en esta etapa de la vida (Figes, E. 2003). Es a partir del siglo XIX donde se inician las investigaciones de los eventos fisiológicos y patológicos conducentes y secundarios a la menopausia, describiendo además la sintomatología asociada. Los cambios en la demografía dentro de los países desarrollados, tales como el aumento de la expectativa de vida y el descenso en la tasa de mortalidad, han llevado al envejecimiento paulatino de la población, motivo por el que la menopausia ha cobrado relevancia cada vez mayor para el cuidado integral de la salud de la mujer, en los últimos años, este aspecto ha sido asociado a cambios en los roles familiares y sociales de la mujer, relacionados con una mayor visibilidad y predominio de su individualidad, mayor percepción de su corporalidad y conciencia de autocuidado, pero aún no todo está acabado acerca de la concepción de esta etapa. Cada mujer tiene una forma particular de enfrentar los cambios que ocurren en el climaterio y en esto influyen sus representaciones, valores, historia individual y familiar, los estereotipos determinados por asignaciones culturales según el sexo que corresponde con un modelo biocultural de género. Las diferencias de cada región geográfica, la raza, la calidad nutricional, la cultura alimentaria, así como la calidad de las relaciones sociales y los niveles de satisfacción personal influyen en la manera en como las mujeres perciben los síntomas climatéricos, por consiguiente los aspectos sociales y la sobrecarga de género tienen mucho que ver en este sentido (Artiles Visbal, L., Navarro Despaigne, D., Manzano O.B.R., Lugones, B.M., González, G.M. 2007). El rol de género define el comportamiento de un hombre y una mujer en la sociedad y en la familia, con respecto: a su propio sexo, al sexo contrario, ante los hijos, incluyendo aspectos personales atribuidos y aceptados para cada sexo, así como los límites en cuanto al modo de desarrollar, comprender y ejercer toda su vida, incluyendo la sexualidad, las relaciones sociales y aspectos asociados a la subjetividad como la autonomía, autoestima, capacidades comunicativas y ejercicio del poder, pasando por las prescripciones del rol, emanando de aquí lo que resulta valioso, adecuado, pertinente y esperado para reafirmar la feminidad o la masculinidad; valores hacia lo femenino o masculino transmitidos generacionalmente a través de la sociedad, se interiorizan y personalizan, construyendo su comportamiento social. Los pilares tradicionales de la feminidad se asocian a la contradicción maternidad sexualidad, la maternidad está vinculada a la protección, tranquilidad, sacrificio, dolor, a la pérdida de identidad personal para integrarse a la identidad de otros, esto resulta importante ya que la mujer al llegar al climaterio queda supeditada al los intereses familiares y esto le proporciona poco espacio para su individualidad y desarrollo. Así las representaciones sociales de genero imponen, a la mujer limitaciones en su crecimiento personal, diseñan subjetividades dicotómicas, contrapuestas, excluyentes, ante las cuales, siguiendo esta visión tradicional, hombre y mujer más que encontrarse, se enfrentan desde la rivalidad, se complementan de modo rígido, incapaces para actuar de modo independiente (Figes, E. 2003). La menopausia no es una enfermedad, es un evento significativo contenido en una etapa de la vida de la mujer, sin embargo la representación mental que se tiene de esta y por ende la valoración ya sea positiva o negativa, depende del contexto social en el que la mujer se desarrolle. Las mujeres, que se encuentran en la etapa del climaterio, requieren de un diagnóstico médico social que permita profundizar en el microentorno en que se desenvuelven: familia, trabajo, pareja, comunidad, como ha sido señalado por Artiles Visbal, L., Navarro Despaigne, D., Manzano Ovies, D (2007) y Artiles, V.L. (2008) y que en el día a día se enmascaran como procesos cotidianos que son ignorados como riesgos de enfermedad y muerte, pues en gran parte llegan a constituir el centro de la dinámica familiar, con múltiples funciones que cumplir, lo que hace que vaya colocando en último término, sus deseos y necesidades que subyacen dentro de las manifestaciones que puedan presentar en la transición del climaterio a la postmenopausia (Lugones Botell, M. 2006). De la misma manera la cultura interviene de manera determinante en la percepción de la salud y la enfermedad a partir de sus atributos: forma y capacidad de pensar de las personas, organización social y familiar lo que se expresa en creencias, ideas, conocimientos, ideologías y filosofías para asumir el proceso de una u otra manera. La interacción dinámica entre los procesos biológicos y ambientales y la indudable mayor vulnerabilidad de muchas mujeres ante los cambios del entorno corresponden a una mayor intensidad en la percepción de los síntomas climatéricos y de las limitaciones que ello implica para su vida cotidiana (Artiles Visbal, L., Navarro Despaigne, D., Manzano Ovies, D. 2007). En la sociedad occidental que pondera la juventud y estereotipos de belleza en medio de un marco de competitividad, hace que la autovaloración que se hace de los cambios físicos que conlleva la edad, sea negativa y genere disconfort en la relación con el entorno, al abordar este aspecto, clarifica las connotaciones y valores muchas veces negativos que se dan a esta etapa y puede explicar de alguna forma la presencia de sintomatología diferenciada según el grupo social del que se trate. El modelo de Erikson, propone que la mujer que afronta la transición a la menopausia y la mujer postmenopáusica se pueden ubicar en dos estadios: Generatividad vs estancamiento: ocurre entre los 30 y 50 años, la primera es fundamental para el cuidado y educación de nuevas generaciones y se basa en la productividad que se ve reflejada, en su capacidad de trabajo y consecución de metas y, en la creatividad para encontrar soluciones a los conflictos cotidianos a través de la generación de ideas innovadoras, por esto es tan importante la cualificación de la mujer en esta etapa. La virtud que se gana es la del cuidado y el amor, que denotan la responsabilidad que se adquiere en el aspecto familiar y laboral. De esta manera, una mujer que se reconozca a sí misma y sea reconocida como fundamental en el contexto familiar y que se sienta productiva y exaltada en el ámbito en el cual se desenvuelve podrá negociar de la mejor manera la dialéctica de esta etapa. Al resolver positivamente la crisis de la generatividad, surge la experiencia del cuidado y el celo, entendido como el cuidado de lo propio buscando el beneficio del objeto cuidado, sin embargo si se presenta una resolución negativa de esta crisis aparece un sentimiento de estancamiento, depresión o narcisismo que dificulta entregar amor al otro. El estancamiento representa una regresión psicosocial y la necesidad obsesiva de pseudointimidad, que se acompaña de un sentimiento de infecundidad personal y social, se produce un sentimiento de rechazo y aislamiento dado que no se es productivo ni confiable para el cuidado de otros, generando frustración con el papel vital asumido, apareciendo en consecuencia sentimientos de auto rechazo. Integridad vs desespero: después de los 50 años, la mujer realiza una reevaluación de los significados a la luz de los valores y experiencias que han dejado el paso de los años. Hay aceptación de la historia personal, de los procesos vividos y la resolución de las etapas. Hay una integración emocional de cada una de las fuerzas sintónicas adquiridas y aparece una vivencia del amor universal como resumen de la vida y el trabajo, uno de los aspectos más relevante de esta etapa es que aparece la confianza en sí misma, entendida como una labor cumplida que genera a la vez confianza en las generaciones venideras, lo que le produce paz para presentarse como un modelo de vida a los otros y así mismo iniciar su propia negociación con el concepto de la muerte. La virtud que se gana a través de la mediación de esta etapa es la sabiduría como un cumulo de vivencias que han generado compresión de los significados de sí mismo y de la vida que se resumen en la frase “Yo soy la que sobrevive en mi”. Al no producirse la integración de las vivencias, sentimientos y valores aparece el sentimiento de desesperanza o desespero, dado que no se asumen valores como propios además se presenta dificultad para asumir y negociar la proximidad de la propia muerte. En esta etapa la mujer ha adquirido “herramientas” para enfrentar la connotación de vejez así como la disminución de la funcionalidad, además, ha logrado identificar sus propios valores, por lo cual la percepción de la menopausia deja de tener una carga reproductiva marcada, para ser reenfocada en adquisición de sabiduría (Erickson ciclo de vida completo, 1998. En Bordignon, N. A. 2005). Esta división es teórica dado que en cada momento del contacto con la mujer en transición a la menopausia o postmenopáusia se presentará una confluencia de estas interrelaciones, como se demuestra en las múltiples valoraciones que se presentan al evaluar estos dos aspectos. El climaterio constituye una etapa de la vida de la mujer de límites imprecisos situada entre los 45 y 65 años de edad (Goberna, T.J. 2002), es un proceso biológico-biográfico que caracteriza la transición de la vida reproductiva a la no reproductiva de la mujer, que se subdivide en periclimaterio, menopausia y postmenopausia. Los cambios biológicos fundamentan la base del proceso, sin embargo, será su carácter biográfico el que permita un acercamiento a su significado real por parte de las personas implicadas. La menopausia, en el discurso biomédico occidental, se refiere al cese del ciclo menstrual, resultante de la pérdida de actividad folicular del ovario, es un episodio aislado que tiene lugar en el transcurso del proceso temporal que define el climaterio (Lolas, F. 1998 y Dupeyago, J. 2000). Socialmente se emplea la palabra menopausia como termino general para referirse a todo el proceso de transición que si bien está enmarcada dentro del proceso de la peri y postmenopausia, la sociedad y los médicos hacen usos intercambiables entre estos dos términos, sin que su significado represente cosas similares, seguramente se debe esto a la connotación superlativa que se realiza de la fecundidad y capacidad reproductora de la mujer. El contexto biológico del climaterio define que la menopausia y postmenopausia se da por una pérdida gradual de la actividad hormonal en el ovario y conforme avanza la transición a la menopausia y periodo postmenopáusico aparece un aumento de gonadotrofinas: hormona folículo estimulante (FSH), hormona luteinizante (LH), secuencialmente baja la secreción ovárica de estradiol y progesterona y por ende una disminución de por lo menos 50% de testosterona, éstos cambios dan lugar a hipoestrogenismo, que culmina en el aumento de los niveles de andrógenos (Schmidta, P. y Rubinowb, D. 2009). La correlación con el eje biológico es innegable, así la neuroregulación cerebral se ve influenciada por los cambios hormonales presentes en la menopausia; la evidencia asocia los síntomas vasomotores, atrofia urogenital y pérdida de masa ósea, con el descenso de los estrógenos, el resto de síntomas que se han descrito no son específicos para la menopausia y por tanto tienen origen psicológico o sociocultural (Diaz, M. 2002). Los síntomas vasomotores conocidos como bochornos, asociados a rubor y diaforesis profusa han mostrado que a pesar de su base fisiológica, la influencia cultural y los atributos psicosociales pueden afectar la experiencia de esta sintomatología, es así como estas oleadas difieren según el grupo cultural, reportando una prevalencia de 17.6% en mujeres japonesas, 20.5% en mujeres chinas, 31.2% en mujeres blancas, 35.4% en hispanas y 45.6% en afroamericanas ( Gold, E.B., Sternfeld, B., Kelsey, J.L., et al.2000), éstos síntomas aumentan con el estrés y la ansiedad ocasionando problemas en la autoimagen, problemas laborales, rupturas familiares y aislamiento, determinando problemas en la percepción psicológica de la menopausia e inconvenientes sociales. (Chen, C.H., Booth-Laforce. C., Park. H., Wang, S. y Ramos, M.B. 2010). Los trastornos del afecto en mujeres en perimenopausia y postmenopausia tienen una prevalencia cercana a 9%, guardando relación con percepciones de miedo al envejecimiento, sentimientos de minusvalía e inutilidad, hay que considerar que en este periodo la estructura familiar sufre cambios, ya sea en la pareja, en los hijos, o sentimientos de nido vacío, que llevan a carencias afectivas; también pueden aparecer dificultades sociales por aislamiento y dedicación exclusiva al ámbito laboral y familiar, olvidando el ámbito personal, determinadas por disminución de rendimiento y asociadas a estrés, que traducen disminución en la calidad de vida de la mujer. En el estado anímico de la mujer postmenopáusica se encuentra la irritabilidad, manifestada por enojo, tensión, comportamiento hostil, sensibilidad, intolerancia, frustración, síntomas físicos, como la disforia, tristeza, vulnerabilidad, presentándose hasta en 70% de las mujeres postmenopáusicas (Ramos MB., 2010). El síndrome depresivo es más frecuente en la perimenopausia y la postmenopausia, se relaciona a los síntomas producidos por los bochornos y los cambios emocionales, sociales y familiares (Castaño D, Martinez-Benlloch, I. 1990) caracterizados por la sensación de pérdida de placer, pesimismo, tristeza, ansiedad, irritabilidad, indecisión, falta de interés o motivación y exceso de culpa; llama la atención que las reacciones psicosomáticas se manifiestan como fatiga, pérdida de energía, insomnio, ganancia o pérdida de peso, palpitaciones, mareo, síntomas gastrointestinales, dolores abdominales, acides, indigestión, diarrea, constipación, aturdimiento, fibromialgia, dolor en cuerpo, cefalea, dolor en el pecho, dolor articular crónico, dolor en piernas y pérdida de la libido (Ramos, M. B. 2010). La percepción social de la menopausia es la sexualidad y su influencia es determinante en la calidad de vida de la mujer en transición a la menopausia y postmenopausia, su sexualidad es multifactorial y no solo se reduce a la genitalidad, algunos de estos factores declinan con la edad, como el interés, el nivel de actividad sexual y la capacidad orgásmica; asociados a la caída de los estrógenos con la disminución de la lubricación vaginal, que puede generar dispareunia, vaginitis y vaginismo, afectando la respuesta, el deseo y la satisfacción sexual, que sumados a la asociación con los síntomas vasomotores y sus consecuencias psicológicas generan rechazo a la sexualidad, lo que lleva a insatisfacción propia y de la pareja ahondando en la problemática psicosocial de la mujer (Bachmann, G.A. y Leiblum, S.R. 2004). Como leemos, nuevamente el contexto social y cultural influye en la percepción de la menopausia, empoderando o infravalorando a la mujer; el empoderamiento se lleva a cabo por la liberación de la carga reproductiva, el mayor aporte laboral y de soporte a la comunidad y el acumulo de experiencias y vivencias, por el contrario la connotación negativa viene dada por la ponderación de la tarea reproductiva la mujer, la tergiversación del rol femenino en la familia y la no aceptación de la corporalidad y naturalidad de los procesos humanos; es así como diversos estudios demuestran que las mujeres que tienen actitudes más negativas sobre esta etapa son las que presentan mayor sintomatología (Jimenez, L. y Perez, S. 2005). La menopausia es concebida como una fase vital femenina de transición, entre la edad media y la vejez, en donde, las modificaciones adquieren sentido acorde a un contexto social y cultural determinado, en un momento histórico, sin embargo la transición a la menopausia, tiende a ser vista como una “enfermedad deficitaria” o una patología biológica que requiere atención especializada y manejo especifico de suplementación dado el déficit hormonal ( Pelcastre-Villafuerte, B.y Garrido-Latorre, F. 2001), por consecuencia el discurso médico-científico difunde un mensaje erróneo acerca de cómo debe ser percibida la menopausia, describiéndola como un proceso patológico, lleno de riesgos para quien lo afronta y por ende sujeto a tratamiento; esto demuestra la administración de una medicalización progresiva de la menopausia, que ha creado una mayor dependencia de las mujeres en esta etapa de la vida (Gold, E.B., Sternfeld, B., Kelsey, J.L., et al. 2000). La menopausia es un proceso en cuya significación social participan de igual manera hombres y mujeres, mezclando sus vivencias y las diversas representaciones sobre su cuerpo, la menstruación, el rol social de la mujer, la percepción del proceso de envejecimiento y la información que se tiene (Pelcastre- Villafuerte, B., Ruelas, G., Rojas, J. y Martínez, L.M. 2008). En ello persisten estereotipos que la asocian a la pérdida de juventud y sexualidad (Price, S.L., Storey. S. y Lake, M. 2008). Se manifiesta insatisfacción sexual, en la mayoría de los casos, que evidencia rutina y monotonía en las relaciones sexuales, en relación al perfil y al entorno en que se desarrollan existen creencias en torno al sexo, al disfrute del mismo por parte de la mujer (práctica social), ocasionalmente se habla de él con libertad, se manifiesta el desgano e insatisfacción como protagonistas, discurriendo el discurso en torno a estos temas de manera, aparentemente natural, apareciendo el conflicto, en las situaciones que plantean la calidad en las relaciones sexuales. Otro punto de vista considera al proceso de la transición de la menopausia como un proceso natural asociado a la edad, y que puede transcurrir sin mayores complicaciones, con una adecuada adaptación de la mujer, visión que destaca los cambios en relación con la valoración de la fertilidad, los roles reproductivos, los patrones familiares y de parentesco, la valoración diferencial de género, sin descuidar la variabilidad que existe al interior de cada grupo; esta teoría como proceso natural asociado a la edad, que puede transcurrir sin mayores complicaciones implica también auto-aceptación o resignación, existe una identificación clara con el “ cambio”, que permite el enfrentamiento de la mujer a los condicionantes que se enmarcan tradicionalmente en este estadio. El trasfondo es la consciencia del propio cambio, que remite a situaciones más socioculturales que físicas (Wilbush, J. 1979). El cuerpo adquiere así una dimensión simbólica cargada de respuestas y significaciones culturales en torno a sus cambios, transiciones y transformaciones biológicas. Lo corporal no es sólo natural, sino que siempre es construido socialmente y uno de los problemas, que aparecen en relación a las transformaciones corporales, es la presión social por la imagen que en ocasiones implica sentimientos que merman su autoestima, que las trastorna y angustia. Las representaciones psicológicas, derivan de las manifestaciones psicológicas y emocionales e incluyen: depresión, decaimiento, cansancio, cambios de humor y de estado de ánimo, sin olvidar el prototipo psicosocial que identifica trastornos psicológicos atribuibles a esta etapa, en combinación con actitudes irónicas, y cambios emocionales. Esta construcción social de la condición de mujer favorece una vivencia casi trágica de la menopausia, lesionando la identidad femenina, construida sobre estas ideas. Una más de las conceptualizaciones de la menopausia la define a partir del pasado cultural identificado por similitud de prácticas en su entorno inmediato, aspectos que reproducen cuestiones que subyacen a esta identificación y que están presentes en nuestra cultura actual, representaciones culturales que se van trasmitiendo a otras generaciones: mujer = hijos/ mujer = capacidad de tenerlos/mujer= menstruación. Las actitudes que se perciban en él medio familiar sobre la mujer, pueden influir en su propia vivencia, sin embargo el papel más importante recae en la pareja, pues al sentirse apoyadas, por la respuesta de la pareja hacia prácticas que tienen relación directa con la transición menopáusica, hace posible que ésta sea saludable. Tradicionalmente la menopausia es considerada un aspecto íntimo correspondiente a la privacidad, por tanto resulta difícil hablar de ella. Se podría decir que la menopausia y la transición a la menopausia constituyen, unidas a las enfermedades psicosomáticas y la depresión lo que Salamonovitz llama “padecimientos del silencio” (Pelcastre-Villafuerte B, Garrido-Latorre. F, 2001). Las investigaciones realizadas en mujeres occidentales y en países desarrollados, han hecho énfasis en la sintomatología, por tanto los síntomas descritos no pueden percibirse como partes de una enfermedad, se tiene que partir del contexto en el cual están inmersas las mujeres en transición a la menopausia y postmenopausia, estos aspectos hacen que tanto la investigación como la intervención sobre las mujeres sea más difícil y requiera metodologías que se aproximen más al componente cualitativo y social. Por lo antes descrito, la realización de este trabajo se centra en la idea de que la enfermería es una disciplina que a pesar de los avances, logros y crisis que históricamente ha tenido, aún puede crecer más rescatando la riqueza que se encuentra en la interacción con el usuario/cliente/paciente cuando ellos sin saberlo nos dan información que podemos emplear para implementar cuidados de enfermería que además de ser eficientes les produzca la satisfacción de haber sido atendidos por un profesional que considera que no solo son signos y síntomas, sino personas. El contenido del presente trabajo es el resultado de la realización de un primer estudio de investigación con enfoque cuantitativo acerca del climaterio y la menopausia, de donde surgió gran variedad de información a expensas de la aplicación de diversos instrumentos de recolección de datos a 30 mujeres mexicanas, en el rango de 45 a 60 años, y que pertenecen a diferentes estratos socioeconómicos y académicos, residentes de Tampico, Tamaulipas. Al margen de los resultados cuantitativos surgió información importante para el conocimiento y rol de enfermería y que de acuerdo a mi experiencia clínica y docente, he podido constatar que en la formación como enfermeras de pregrado, no se encuentran contenidos en las diferentes asignaturas que permitan dar respuestas a las diversas interrogantes que plantearon las mujeres durante el estudio cuantitativo, ya que tampoco es un tema del que enfermería se ocupe en tratarlo con la cotidianeidad que debiera tratarse en los diferentes roles y espacios de nuestra disciplina. Otra aproximación al tema de estudio fue a través de mi labor docente, al realizar con los alumnos de la asignatura de Enfermería Materno Infantil cada semestre desde el año 2008, diferentes seminarios y conferencias acerca de este tema, dirigidos a este grupo etario en el que fueron incluidas madres de familia; como resultado de cada uno de estos eventos académicos, confirmaba la importancia de acercarnos a este grupo de mujeres, para trasmitir conocimientos, disipar dudas, modificar creencias, mejorar su actitud y autoestima y sugerir modificaciones en su estilo de vida al iniciar y cursar estas etapas. Con la experiencia antes mencionada se logró la incorporación de los contenidos de este tema en la asignatura de Enfermería Materno Infantil, quedando inscritos en la Unidad VI a partir del semestre 2010-1, así mismo se siguen replicando las conferencias semestre a semestre, con resultados, positivos para las mujeres que asisten y para los alumnos que han aprendido la importancia de la terapéutica de enfermería. En mi rol como asesora de investigación he trabajado, las variables de conocimiento, actitud, autoestima, creencias y Calidad de vida, acerca del climaterio y menopausia de las mujeres mexicanas, en diferentes entornos a través del desarrollo de las tesis de los programas de pregrado y de especialidad en el posgrado, con enfoque cuantitativo; obteniendo resultados similares en cada una de ellas y nuevamente constatando que el enfoque cuantitativo, no es suficiente para conocer sus vivencias, experiencias y significados; por lo que realice una primera aproximación a la investigación cualitativa, con el fundamento de que esta etapa del climaterio, en la mayoría de las ocasiones las mujeres mexicanas como otras mujeres en otros países, lo viven de una manera invisible porque o bien no se percibe con la naturalidad con la que esta etapa debiera tratarse o deja de ser importante para ellas mismas. A través de esta primera aproximación a la investigación cualitativa realice, entrevistas a 6 mujeres que residen en el estado de Tamaulipas, México; encontré información acerca de sus vivencias e inquietudes, por lo que con toda esta riqueza de información me “atreví” a incursionar en la investigación bajo la perspectiva fenomenológica ya que al considerar al climaterio y a la menopausia como fenómenos subjetivos es deseable interpretar y comprender todo aquello que las mujeres experimentan, la manera en como interpretan sus propias experiencias y que significados culturales le otorgan a estas vivencias, construyendo así el mundo en que viven y se desarrollan. Por lo que al investigar acerca de este tema, éste trabajo pretende además, que las enfermeras actuales y los alumnos que hoy están en formación, comprendan que al desarrollar sus diferentes roles en la interacción con el usuario, no solo identificarán respuestas a situaciones de salud enfermedad, sino que la interacción enfermera paciente al ser profunda y eficaz le permitirá alcanzar resultados mucho más satisfactorios, en la atención para quien la recibe y quien la otorga, haciendo de nuestra disciplina una tarea verdaderamente humana al hacer visible ante los ojos de las profesionales de enfermería, las experiencias y significados de las mujeres ante el Climaterio y a la menopausia, Fue así como el desarrollo del presente trabajo se realizó a través de un orden lógico de los temas y subtemas incluidos en las variables de estudio. Inicialmente se presenta la descripción de la situación actual y el planteamiento del fenómeno de estudio, los objetivos planteados incluyen: Identificar los elementos que caracterizan la transición del climaterio a la postmenopausia, a la luz de la teoría de las transiciones y los aspectos que giran en torno a estas transiciones, Analizar las experiencias y los significados de las mujeres durante la Transición, describir los momentos críticos que vive la mujer durante estas transiciones, Identificar las habilidades y los recursos con los que cuenta a través de las transiciones. Se describe el Estado de la cuestión, con los resultados de diversos estudios relacionados a los aspectos que involucran la construcción social que la mujer hace acerca de sus experiencias y significados de esta etapa. El Marco teórico y conceptual incluye la aportación de la Teoría de las transiciones de Afaf Ibrahim Meléis a esta investigación. Con el propósito de profundizar en el conocimiento de las experiencias y los significados de las mujeres durante el climaterio y la menopausia, se empleó el paradigma cualitativo a través de la fenomenología, utilizando los supuestos de la teoría de Bogdan y Biklen (1994), considerando a la fenomenología ligada al interaccionismo simbólico, que atribuye importancia a los significados sociales que las personas asignan al mundo que las rodea (Blumer, 1969) y el enfoque de la fenomenología descriptiva de Husserl (1859-1938) que intenta recuperar las experiencias de los individuos a través de su implementación, en este caso de las mujeres sobre la menopausia. La población se integró de 56 mujeres mexicanas residentes en el estado de Tamaulipas, en el rango de 45 a 60 años, de diversos estratos académicos y sociales, que cursaban desde periclimaterio, perimenopáusia, menopáusia y postmenopáusia. Se aplicó el muestreo No probabilístico por conveniencia, Bola de nieve, lineal (Burns y Grove, 2012) Para la recolección de información, se solicitó el consentimiento informado y su autorización para video-filmación, se comento acerca de la garantía de confidencialidad, se realizaron entrevistas semiestructuradas, integrada cada una por 7 preguntas abiertas dirigidas al objeto de estudio. Posteriormente cada entrevista fue transcrita, el objetivo consistió en interpretar y comprender los datos con el fin de generar conocimiento. La delimitación del número de entrevistas se definió en base a la saturación de los datos. Para dar respuesta a los objetivos planteados en este trabajo de tesis doctoral, y en base en los resultados de las entrevistas, se realizó el análisis de acuerdo al concepto de patrón cultural de Colby (1996), en donde su premisa es que toda cultura o sistema social tiene un modo único para entender cosas y eventos, al realizar la revisión textual de los datos transcritos; se codificaron por Estratos académicos y sociales, posteriormente el análisis incluyó una primera fase de organización, procesamiento y análisis de los datos, se extrajeron los datos de cada entrevista que en opinión de la investigadora eran significativos para el estudio, de donde surgieron 32 códigos, posteriormente se clasificaron en 8 categorías o dominios, se realizó un análisis global basado en los códigos o dominios finales. Las categorías permitieron interpretar los significados y vivencias de las participantes a través de un proceso de reflexión de ir y venir en las ideas hasta llegar a concretar en la abstracción e interpretación de los datos, este proceso implicó la segmentación y simplificación de los mismos en cada una de las entrevistas en razón de su significado. La investigadora se interesó en cómo la mujer había experimentado e interpretado sus vivencias durante el climaterio y la postmenopausia y se propuso integrar el fenómeno de estudio a la luz de la teoría de las Transiciones de Afaf I Meléis, incorporando el conocimiento de la subjetividad, partiendo de la idea de que es posible dejar que el fenómeno hable por sí mismo, con el objetivo de alcanzar el sentido de las experiencias de ser, de la mujer que transita estas etapas, fue así como fueron integrados en los conceptos, de la teoría que sirvió de patrón para comparar los resultados (Yin, 1993) y que se ha empleado como Marco teórico y conceptual. La investigación aplicó el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación (Secretaría de Salud 1984) y los principios éticos para investigación en seres humanos de la Declaración De Helsinki. Los resultados indicaron que fueron caracterizadas 56 mujeres o unidades de observación, que pertenecen a diversos estratos académicos y sociales. Se analizaron los conceptos de la teoría de las transiciones con los que han sido integradas las Categorías o códigos, de la siguiente manera: ƒ En relación a la naturaleza de las transiciones, se definió el tipo de transiciones que las informantes realizaron como de Desarrollo. ƒ Los patrones de las transiciones como simples, múltiples y secuenciales. ƒ Las propiedades en cuanto a encontrar la naturaleza del cambio que ocurre en las transiciones, incluyeron el grado de conciencia (sentimientos, percepciones y significados); cambio (actitud, calidad de vida, estilo de vida); diferencia (sentimientos y percepciones); y puntos críticos (estilos de vida, autoestima, calidad de vida y sentimientos y percepciones) afirmando que éstas propiedades no son necesariamente aisladas, sino que están interrelacionadas como un proceso complejo. ƒ Las condiciones de transición fueron ubicadas como facilitadoras e inhibidoras así entonces personales (significados, creencias culturales, actitud, autoestima y estilos de vida) y preparación anticipada (conocimientos, actitudes y significados). ƒ Relacionado al concepto patrones de respuesta en indicadores de proceso: Sentirse conectado (actitud y autoestima), Interactuar (calidad de vida y autoestima), estar ubicada (autoestima), desarrollar confianza (autoestima y significados), afrontamiento (significados); y en indicadores de resultado: Maestría (cómo se cuida y significados) e Identidad Integradora (como se cuida). Posteriormente con esta subdivisión hecha a través de los conceptos de la teoría de las transiciones, se realizó la Discusión metodológica a través de la contrastación de los resultados de las investigaciones cualitativas realizadas por diversos autores en diferentes entornos, nacionales e internacionales, con los resultados de la presente investigación. Como resumen de las conclusiones se puede describir que: Las mujeres realizan la transición del climaterio a la postmenopausia de una manera saludable para las menos y no saludable o efectiva para la mayoría. Las informantes sufrieron múltiples transiciones simultáneamente, eventos que en ocasiones les impidió distinguir y separarlas del contexto de su vida cotidiana, tal es el caso de quienes vivenciaban, el síndrome de nido vacío, la muerte, separación o enfermedad de su pareja o de algún familiar cercano, aunado a la presencia de las alteraciones ya conocidas. En la mayoría de las mujeres de este estudio, las transiciones múltiples fueron en ocasiones secuenciales, es decir la ocurrencia de una enfermedad posterior al inicio de la etapa, o cuando se acentuaba la sintomatología que cursaban o bien cuando la menopausia se presentó posteriormente a un evento quirúrgico ginecobstétrico, o a una condición familiar o laboral. Las transiciones incluyeron la vulnerabilidad, como explicación a las sensaciones y percepciones vividas, y a los cambios y actitud que se manifiestan, también una alta variabilidad que lleva inmersa las características que pueden definir a las mujeres, y que dependen de su entorno y contexto sociocultural. Al ser considerada como algo normal o natural, no significa que sea bienvenida por las mujeres, dado el significado que le otorgan a todos estos síntomas, construyen sus experiencias y significados socialmente; basadas en los cambios en su cuerpo que es evaluado en base a los juicios de belleza presentes en la sociedad, en ocasiones la experimentan como una gran carga negativa, en donde son incluidas las historias de vida que repercuten en sus vivencias personales al vivir como mujeres menopáusicas. La mención a la gran diversidad de síntomas, encamina a la conceptualización de enfermedad, medicación y al médico. Un recurso importante al que aluden las mujeres es la dimensión espiritual, que a través de la fe les permite tener tranquilidad y les facilita que la transición fluya de manera saludable. Deberá individualizarse a la paciente, y contextualizarla dentro de un ámbito personal, familiar, social y cultural y determinar el grado de impacto de la menopausia en cada aspecto. La terapéutica enfermera es una alternativa de atención integral y holística en el climaterio, así como en la realización de investigaciones futuras que indaguen los sentimientos, percepciones y los estereotipos existentes, y la puesta en práctica de intervenciones educativas identificando áreas de oportunidad en donde la enfermera pueda afrontar el cambio, con el logro de objetivos relacionados con la salud, que le permitan encarar una vida de posibilidades renovación y realización para que adquieran madurez y experiencia, y que permitan la visibilidad de las vivencias y experiencias de la mujer de edad mediana, desmitificado y proyectando la posibilidad de alcanzar metas y logros.