Estudio de la violencia sexual sobre las mujeres en la relación de pareja, y las repercusiones de la violencia en pareja sobre la sexualidad de las mujeresEstudio realizado en servicios públicos de la comunidad valenciana
- Carmen Mañas Viejo Directora
- Gemma Pons Salvador Codirector/a
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 08 de enero de 2016
- Juan Luis Castejón Costa Presidente
- Esther Barberá Heredia Secretario/a
- Félix López Sánchez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Objetivo: Esta tesis doctoral tiene la finalidad de conocer las repercusiones de la violencia en la pareja sobre la sexualidad de las mujeres que acudieron a un servicio especializado de atención a la mujer, así como describir las características de la violencia sexual en la relación de pareja y sus principales consecuencias psicológicas (ansiedad, tristeza/depresión, autoestima y estrés postraumático) y sexuales (función sexual y asertividad sexual). Muestra: Participaron 110 mujeres que habían acudido a servicios públicos especializados en atención a la mujer de la Comunidad Valenciana, entre 2010 y 2011: 80 mujeres estaban recibiendo apoyo psicológico por una situación de violencia en la pareja (grupo VP), y 30 mujeres fueron asesoradas jurídicamente y afirmaron, a priori, no haber vivido ningún tipo de violencia por sus parejas (grupo NVP). Además, estas mujeres fueron asignadas a otro grupo de análisis en función de que refirieran (a posteriori) haber vivido violencia sexual en la relación de pareja (grupo VSP), o no (grupo NVSP). Metodología: Se utilizó una entrevista semiestructurada para recoger la información sobre las características sociodemográficas, la relación de pareja, la situación de violencia, la existencia de enfermedad y/o discapacidad reconocida, y otros datos sobre salud sexual. Se utilizó la Entrevista Semiestructurada para Exploración de la Violencia Sexual sobre la Mujer en la Relación de Pareja (EVS) para obtener información sobre las características de la violencia sexual en la relación de pareja. Se utilizó los autoinformes psicométricos (el STAI-E/R, el BDI, la escala de autoestima de Rosenberg y la escala de evaluación de síntomas de estrés postraumático) para evaluar las diferentes variables psicológicas. Además se utilizó la Función Sexual de la Mujer y el Hurlbert Index of Sexual Assertiveness (HISA) para evaluar la función sexual y asertividad sexual. Los datos fueron tratados estadísticamente, y se realizó un análisis descriptivo y otro análisis comparativo, en los que se compararon diferentes los grupos de mujeres. Principales resultados: Las características de la muestra fueron: mujeres de edad entre 30 y 50 años, españolas, con estudios primarios, situación laboral precaria, con hijas y/o hijos bajo su responsabilidad, divorciadas legalmente o en trámites de divorcio, habían tenido relaciones de pareja de más de 10 años aunque habían roto con sus parejas y no convivían con ellas, no existiendo diferencias estadísticamente significativas en estas variables entre los grupos VP y NVP. Tampoco se encontraron diferencias en los problemas de salud, en otros datos sobre la salud sexual, en los antecedentes de violencia, ni en la historia de la relación de pareja; tan solo se encontraron diferencias en la duración de las relaciones de noviazgo, siendo más cortas en las mujeres del grupo VP, y en el motivo de embarazo no planificado, en concreto, las mujeres del grupo VP referían que era causa de las dificultades de negociación del método anticonceptivo con la pareja. La situación de violencia había tenido una duración superior a 10 años, siendo la violencia psicológica y la sexual habitual, y la física esporádica. Cuando se estudió la violencia sexual, se encontró que el 78.8% de las mujeres del grupo VP y el 33.3% de las mujeres del grupo NVP manifestaron haber vivido violencia sexual dentro de sus relaciones de pareja, siendo este porcentaje muy superior al encontrado en los estudios revisados. Las mujeres del grupo VSP refirieron haberse visto obligadas a realizar diferentes conductas sexuales que no deseaban: penetración vaginal, tocamientos, sexo oral, masturbación, penetración anal, uso de pornografía, introducción de objetos, uso de ropas u objetos, exhibicionismo y sexo con animales. Los métodos de coacción consistieron en: chantaje emocional/ insistencia, amenazas, insultos/menosprecios, gritos, fuerza física, golpes a mobiliario y chantaje económico. Las reacciones de las mujeres fueron: participación pasiva, negación, participación activa, fingimiento y llanto. Sólo se encontraron diferencias en algunos métodos de coacción y en la reacción de las mujeres, en concreto en la negación explícita, que fue utilizada con más frecuencia por las mujeres del grupo VP. En el análisis psicopatológico se encontró que, las mujeres del grupo VP mostraban niveles clínicos de tristeza/depresión y estrés postraumático mayores que las mujeres del grupo NVP, de hecho, ninguna mujer del grupo NVP presentó estrés postraumático. Por otro lado, las mujeres que manifestaron violencia sexual (grupos VP/VSP y NVP/VSP) presentaron niveles más elevados de ansiedad, baja autoestima y tristeza/depresión, así como fue mayor el porcentaje de mujeres con niveles clínicos de ansiedad-estado y tristeza/depresión (con necesidad de tratamiento) que las que refirieron no haber vivido ningún tipo de violencia (NVP/NVSP). En la función sexual, se encontró que era mayor el porcentaje de mujeres con moderada o ausencia de confianza sexual en el grupo VP que en el grupo NVP; y que era mayor el porcentaje de mujeres con ausencia o moderada iniciativa sexual en el grupo VP/VSP que en el grupo NVP/NVSP. Por último, se encontró que, las mujeres del grupo VP presentaron peor asertividad sexual que las mujeres del grupo NVP; y que las mujeres de los grupos VP/VSP y NVP/VSP peor que el NVP/NVSP. Conclusiones: La violencia sexual en la relación de pareja es invisible, así como son invisibles sus consecuencias. Las mujeres asumen la responsabilidad de satisfacer sexualmente a sus parejas, sin permitirse cuestionarse lo contrario. El uso de una herramienta específica como la EVS puede ayudar a detectar y conocer la violencia sexual, pero además es necesario hacer prevención, aumentando la sensibilización y ofreciendo información para la población en general y, formación especializada para profesionales, así como es necesario continuar investigando. Todo ello para prevenir, proteger, penar la violencia sexual sobre las mujeres en la relación de pareja así como reparar sus consecuencias, ya que supone la transgresión de un derecho humano fundamental.