Análisis de las actitudes hacia la inmigración de los estudiantes de Magisterio de la Universidad de Alicante

  1. ARQUES ROSAS, ESTHER MAGDALENA
Supervised by:
  1. Leandro Navas Director
  2. Francisco Pablo Holgado Tello Co-director

Defence university: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante

Fecha de defensa: 27 June 2011

Committee:
  1. Francisco José Morales Domínguez Chair
  2. María Ángeles Martínez Ruiz Secretary
  3. Juan Luis Castejón Costa Committee member
  4. Gonzalo Sampascual Maicas Committee member
  5. Florencio Vicente Castro Committee member
Department:
  1. PSICOLOGIA EVOLUTIVA Y DIDACTICA

Type: Thesis

Teseo: 310509 DIALNET

Abstract

En España, comparando con otros países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania o Francia, el fenómeno de la inmigración es relativamente reciente y alcanza su mayor desarrollo en los últimos diez o quince años. En concreto, la Comunidad Valenciana asume casi el 13% de la población extranjera con permiso de residencia de toda España, siendo la provincia de Alicante la que más número de inmigrantes acoge de toda la Comunidad. Como resultado de estos datos, cabe plantearse la cuestión de la influencia que ejerce el alumnado inmigrante en las aulas y si el profesorado acepta de buen grado la multiculturalidad presente en las mismas. No es igual enfrentarse a la educación multicultural con actitudes positivas y amplitud de miras que abordarla con actitudes prejuiciosas, reacias y discriminatorias. Por ello, nos pareció necesario conocer las actitudes hacia la inmigración y hacia la educación multicultural de los futuros maestros, actuales estudiantes de Magisterio de la Universidad de Alicante, así como su nivel de prejuicio. Como paso previo, se realizó una búsqueda en relación al fenómeno de la inmigración, las actitudes, los prejuicios, el racismo, la educación multicultural, etc., para sentar las bases teóricas de la presente investigación. Observamos que el análisis de las actitudes ha sido largamente estudiado por muchos autores (Allport, 1962; Llopis & Ballester, 2001; Morales, Rebolloso & Moya, 1994; Sampascual, 2007; Triandis, 1971). Tomamos como ejemplo la definición de Sampascual (2007), que describe la actitud como la tendencia a actuar de forma estable ante personas, objetos, pensamientos o situaciones, siendo esta actitud la que define, entre otros factores, la conducta social (Allport, 1962). Encontramos que la mayoría de estos estudios coinciden en afirmar que las actitudes comprenden tres aspectos: los cognitivos (relacionados con las ideas o creencias que posee el individuo y que lo predisponen a actuar de manera determinada ante personas, objetos o situaciones), los emocionales (en relación con los sentimientos, agradables o desagradables, que experimenta el sujeto ante una situación, persona o cosa) y los conductuales (relacionados con las formas de actuar del individuo de acuerdo a sus ideas y sus sentimientos). En otro orden de cosas, el prejuicio es una predisposición a responder de forma concreta ante alguien o algo. Dicha respuesta suele ser desfavorable, como resultado de llevar asociadas actitudes negativas, y el destinatario de la acción suele ser un grupo social (Ashmore, 1970; Devine, 1989; Oskamp, 1991). Por tanto, haciendo extensible la definición de prejuicio a cualquier grupo social, podemos definir el prejuicio racial como la expresión de actitudes negativas hacia una persona por el hecho de pertenecer a un grupo social determinado (Allport, 1962; Brown, 1995; Morales & Huici, 1994; Tajfel, 1981). Apreciamos tras esta búsqueda que la cantidad de literatura en relación con aspectos generales del tema es muy amplia. Sin embargo, no se encuentran tantos estudios de esta índole en nuestro contexto más cercano y, mucho menos, en la Universidad de Alicante. Los estudios realizados por León, Mira y Gómez (2007) en relación con las actitudes hacia la inmigración y la educación multicultural en un contexto distinto (Évora y Extremadura), así como los realizados por McConahay, Hardee y Batts (1981), nos aportaron los instrumentos para valorar estas actitudes. Los cuestionarios se aplicaron a cuatro grupos distintos de estudiantes de Magisterio de la Universidad de Alicante, siendo su participación voluntaria y anónima. Colaboraron 425 estudiantes de distintas especialidades, de los que el 80,9% son mujeres y el 19,1% restante hombres, con una edad media de 22 años. Por tanto, con vistas a evaluar las actitudes hacia la inmigración, así como hacia la educación multicultural, se empleó la Escala de Actitudes hacia la Inmigración y la Escala de Actitudes hacia la Multiculturalidad en la Escuela de León et al. (2007). De igual forma, para valorar el prejuicio sutil en la muestra encuestada, se empleó la Escala de Racismo Moderno de McConahay et al. (1981), en la versión de García et al. (2003), tras lo cual se realizaron análisis cuantitativos (descriptivos, de fiabilidad, de discriminación y factoriales exploratorios, así como análisis diferenciales, correlacionales, de regresión múltiple y estructurales). Las escalas empleadas resultan adecuadas al presentar unos índices de discriminación y coeficientes de fiabilidad aceptables, aunque difieren respecto a los resultados factoriales obtenidos por León et al. (2007). El por qué de esta diferencia puede buscarse en las diferencias del contexto en el que las escalas fueron empleadas. En la Escala de Actitudes hacia la Inmigración se obtienen siete factores en nuestro estudio y en la Escala de Actitudes hacia la Multiculturalidad en la Escuela resultan dos factores. Respecto a la Escala de Racismo Moderno, se obtienen tres factores, que tienen que quedar reducidos a dos, debido al bajo poder discriminativo y a la poca consistencia interna de uno de los factores. En lo que respecta a las actitudes hacia la inmigración, se observa que las actitudes son claramente positivas cuando hablamos de igualdad de derechos o de compartir de forma ocasional situaciones sociales próximas con inmigrantes. Sin embargo, se observan actitudes intermedias en aspectos relacionados con las ideas, negativas o positivas, que se tienen sobre los inmigrantes, así como sobre la idea de aceptar relaciones íntimas con ellos. En este último caso, más de la mitad de los encuestados expresan actitudes intermedias, estando el porcentaje restante repartido casi por igual entre quienes aceptarían, por ejemplo, el matrimonio con un inmigrante y entre quienes no. Sin embargo, cuando hablamos de la aceptación de situaciones sociales que exijan cierta convivencia con la inmigración, los resultados se reparten, prácticamente con el mismo porcentaje, entre las actitudes positivas al respecto y las intermedias, siendo el porcentaje negativo asociado de cierta relevancia, casi un 15%. Por otro lado, analizando las actitudes hacia la educación multicultural, vemos que, en general, éstas son claramente positivas, si bien, siguen apareciendo porcentajes intermedios que denotan cierto prejuicio sutil (Gaertner & Dovidio, 1986; McConahay, Hardee & Batts, 1981; Pettigrew & Meertens, 1995; Rueda, Navas & Gómez, 1995). En cuanto al prejuicio moderno, casi las dos terceras partes de los encuestados presentan actitudes positivas y, por tanto, poco prejuiciosas. Sin embargo, la tercera parte de ellos presenta actitudes intermedias, es decir, relacionadas con el prejuicio sutil y sus manifestaciones más modernas. Por otro lado, observamos que las actitudes relacionadas con el apoyo al inmigrante son positivas (43,1%). Sin embargo, presentan índices elevados en actitudes intermedias (36%) y negativas, ascendiendo, en este último caso, a una quinta parte de los encuestados. Vemos, por tanto, que el prejuicio sutil o moderno vuelve a manifestarse en este caso. También se analizó si las actitudes variaban en función del sexo de los entrevistados o de su experiencia de relación con inmigrantes. Se observó, en el primer caso, que las mujeres suelen tener actitudes más positivas que los hombres en cuanto a aceptar la igualdad de oportunidades de los inmigrantes o, por ejemplo, compartir situaciones sociales próximas con ellos. En cambio, ellos muestran actitudes más positivas a la hora de casarse, de mantener relaciones sexuales con inmigrantes o en la opinión de que los españoles deberíamos apoyar a los inmigrantes en su lucha contra la discriminación. En el segundo caso, se consiguen resultados concluyentes, al determinarse, en todos los casos, que la experiencia de relación con inmigrantes se asocia con el desarrollo de actitudes más positivas hacia ellos. Los análisis correlacionales realizados nos aportaron información sobre la relación (positiva o negativa) entre las variables obtenidas. Posteriormente, con los análisis de regresión, se extrajeron aquellas variables que mejor podían predecir las variables criterio: Prejuicio moderno, Apoyo al inmigrante, Percepción negativa de la multiculturalidad en la escuela y Percepción positiva de la multiculturalidad en la escuela y, finalmente, se planteó un modelo estructural para analizar las relaciones de dependencia entre las variables. Dicho modelo señala, por ejemplo, que actitudes positivas en relación con la igualdad de derechos de los inmigrantes, valorarlos positivamente y aceptar intimidad con ellos, contribuye a que se valore más positivamente la educación multicultural. Como conclusión, y basándonos en la información obtenida a partir de los análisis realizados, consideramos que sería importante mejorar las actitudes que los futuros maestros presentan de cara a la inmigración y a la educación multicultural. Por ello, sería necesaria una mayor formación de los estudiantes de Magisterio en este ámbito, mediante programas, por ejemplo, de educación multicultural y de cambio de actitudes. No debemos olvidar que la raíz de una sociedad abierta e integradora parte del respeto hacia todos sus miembros y que ello es posible, en gran medida, gracias al papel de la educación, siendo primordial en este proceso, la figura del profesorado. Éste, mediante sus ideas y su conducta, ha de transmitir a sus alumnos las bases para que se gesten aquellas actitudes positivas e integradoras que contribuyan a hacer posible un cambio social. Reconocer los derechos fundamentales de las personas (vengan de donde vengan o sean como sean), así como aceptar y valorar la diversidad cultural, ha de ser el principio sobre el que construir una nueva realidad social más rica, abierta y tolerante.