Biografía histórica de Pedro Alcántara De Toledo y Salm-Salm, duque del infantado (1768-1841)
- Alarcón Alarcón, María del Mar
- Emilio La Parra López Director
Universidad de defensa: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 25 de septiembre de 2015
- Juan Sisinio Pérez Garzón Presidente/a
- Alicia Mira Abad Secretaria
- Antoni Moliner Prada Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La investigación histórica responde al propósito de escribir la vida de Pedro Alcántara de Toledo y Salm-Salm (Madrid, 1768-1841). Por su condición de varón primogénito, el personaje estuvo llamado a convertirse desde su nacimiento en titular de una de las casas nobiliarias españolas más importantes del Antiguo Régimen: la de los duques del Infantado. Fue educado para conservar y transmitir este antiguo legado a sus descendientes, un cometido que asumió como una de sus primeras obligaciones. Sucedió a su padre, el XII duque, en un tiempo marcado por la Revolución francesa, acontecimiento del que el individuo interiorizó tempranamente una imagen negativa que lo llevó a participar en la Guerra contra la Convención (1793-1795). Este aristócrata fue uno de los cortesanos que con mayor fuerza se opusieron al encumbramiento político y militar de Manuel Godoy. En marzo de 1808 saludó con entusiasmo la abdicación de Carlos IV y la subida al trono del príncipe de Asturias, Fernando de Borbón, de quien recibió los empleos de presidente del Consejo de Castilla y coronel de Reales Guardias Españolas. Juró a José I tras las abdicaciones de Bayona, pero inmediatamente después de la batalla de Bailén (19 de julio de 1808) rechazó el proyecto político plasmado en el Estatuto de Bayona, uniéndose al llamado bando patriota. La Guerra de la Independencia supuso una experiencia central en la vida del biografiado. Durante estos años cuestionó la legitimidad de la Junta Central, instituida en Aranjuez en septiembre de 1808. Fue general en jefe del ejército del Centro, que sufrió una gran derrota en la batalla de Uclés (13 de enero de 1809). El duque del Infantado juró fidelidad a las Cortes reunidas en septiembre de 1810 y al año siguiente recibió el cargo de embajador en Gran Bretaña. En enero de 1812 fue nombrado miembro de la tercera regencia, empleo del que tomó posesión cinco meses más tarde. El 8 de marzo de 1813 perdió la confianza de las Cortes, controladas entonces por los liberales, siendo cesado junto a sus cuatro compañeros (Joaquín Mosquera y Figueroa, Juan María Villavicencio, Ignacio Rodríguez de Rivas y Juan Pérez Villamil). En la decisión de la cámara influyeron, además de los conflictos competenciales entre el legislativo y el ejecutivo, las conexiones que los cinco regentes establecieron con el sector antiliberal. El duque del Infantado respaldó el golpe de Estado perpetrado en mayo de 1814 contra el régimen constitucional: reafirmó su condición de servidor del rey absoluto, adoptando una posición reaccionaria. Por entonces, reasumió los empleos de presidente del Consejo de Castilla y coronel de Reales Guardias Españolas, a los que sumó posteriormente el de consejero de Estado. Participó en la campaña de desprestigio del régimen constitucional restablecido en 1820. En mayo de 1823 aceptó el cargo de presidente de la Regencia absolutista que se instituyó en Madrid en el contexto de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Durante la última década de su reinado, Fernando VII le confió altos empleos políticos y militares: fue nombrado comandante general y director interino de la Guardia Real, capitán general y secretario de Estado, puesto este último desde el que trató de impulsar, sin éxito, el Consejo de Estado. La crisis de legitimidad del Antiguo Régimen abierta en España durante la Guerra de la Independencia se sitúa en el trasfondo de la trayectoria vital de Pedro Alcántara de Toledo, quien se opuso a la implantación de un Estado liberal en España hasta la muerte de Fernando VII. Tras la subida al trono de Isabel II se retiró a la vida privada. Murió en Madrid en noviembre de 1841, a la edad de 73 años. El duque del Infantado participó de la conciencia de crisis generalizada entre los españoles/as de la época. Se convenció de que entre las principales causas de la decadencia de España estaban: la promoción a altos cargos de poder de hombres no pertenecientes a la antigua clase de los grandes, la adopción de medidas políticas que debilitaban los cuerpos intermedios del reino, la potenciación de las secretarías del Despacho (el llamado "despotismo ministerial"), la creación de la figura del generalísimo (1801), el atraso de las ciencias y las actividades económicas, la expansión marítima y territorial de las potencias europeas (sobre todo de Gran Bretaña) y, por último, la propagación de las ideas revolucionarias por Europa y América. Desde sus altos puestos colaboró en la represión política de afrancesados y liberales. Los planteamientos políticos del duque del Infantado revelan su empeño por asegurar la influencia de la alta nobleza y del clero sobre el rey, así como por salvaguardar sus privilegios e intereses. Desaconsejó a Fernando VII la aprobación de los proyectos de reforma de la hacienda real de Martín de Garay y López Ballesteros y la adopción de las medidas que planteaban un aumento de la centralización y uniformización de la monarquía absoluta, al tiempo que defendió la reposición de las jurisdicciones señoriales. Entre 1823 y 1828 se aproximó a los ultras. Sin embargo, no se erigió en defensor de la Inquisición. Por estas fechas, propuso al rey el fortalecimiento de los cuerpos de Voluntarios Realistas, la reducción del peso de las Secretarías de Estado y la supresión del Consejo de Ministros. El caso del duque del Infantado muestra que en el seno de la contrarrevolución antiliberal española existieron múltiples tendencias políticas. El enfoque biográfico permite profundizar en el conocimiento de cómo los españoles vivieron los acontecimientos históricos que se dieron en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen. Se han consultado diversos archivos y bibliotecas con el fin de documentar las representaciones que el biografiado se forjó de la realidad, así como las huellas de sus actuaciones sociales. Entre las fuentes examinadas, cabe mencionar: la correspondencia personal, familiar y administrativa del duque del Infantado, los documentos firmados en el desempeño de sus empleos políticos y militares, las órdenes recibidas del rey, los votos y pareceres emitidos como presidente del Consejo de Castilla y consejero de Estado, representaciones y manifiestos dirigidos a las autoridades, documentación de carácter genealógico, militar y judicial, correspondencia diplomática, impresos de distinta naturaleza y prensa periódica. También se ha manejado un volumen considerable de autobiografías, memorias y relatos contemporáneos. Esta tesis doctoral tiene por objeto contribuir al estudio de los apoyos sociales de la monarquía absoluta de Fernando VII, de las posiciones que las élites tradicionales adoptaron ante la construcción del Estado liberal y del surgimiento del movimiento contrarrevolucionario español, cuya incidencia en la evolución política de la España contemporánea es insoslayable.