El Magisterio contra Franco. De la resistencia a la acción colectiva (1965-1978)

  1. GÓMEZ ALBENTOSA, FERRAN
Dirigée par:
  1. Mónica Moreno Seco Directrice

Université de défendre: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante

Fecha de defensa: 28 janvier 2016

Jury:
  1. Glicerio Sánchez Recio President
  2. Manuel Ortiz Heras Secrétaire
  3. Carme Molinero Ruiz Rapporteur
Département:
  1. HUMANIDADES CONTEMPORANEAS

Type: Thèses

Teseo: 401227 DIALNET lock_openRUA editor

Résumé

La presente tesis doctoral analiza la situación del magisterio de las escuelas públicas durante el franquismo y su progresiva organización y movilización como colectivo en pro de la mejora de sus condiciones laborales y de la reforma del sistema educativo en un sentido democrático. La instauración del Nuevo Estado franquista supuso un empeoramiento de la situación económica de los maestros y la eliminación de las iniciativas innovadoras en el campo pedagógico, un estado de cosas que apenas sufrió alteraciones hasta mediados de los años sesenta. Las únicas resistencias a este estado de cosas partieron de actitudes individuales de maestros y maestras y de algunos centros que contaron con el apoyo de ciertas personalidades franquistas. Solamente en Barcelona se mantuvo el vínculo con la escuela republicana. Las reformas económicas de la década de 1960 obligaron a la dictadura a adoptar medidas educativas encaminadas a adaptar la mano de obra a las necesidades del desarrollo, las cuales tuvieron, a su vez, consecuencias sobre el magisterio. Los cambios en la estructura salarial de los maestros propiciaron el nacimiento de una identidad colectiva propia y de unos intereses comunes entre los integrantes de este cuerpo docente. Esta situación condujo a las primeras tentativas de organización de los maestros en Barcelona, siguiendo los patrones que habían guiado al movimiento obrero desde 1962, es decir, la introducción en los organismos del Estado por medio de comisiones. No obstante, la emulación de las acciones colectivas de los obreros tuvo sus limitaciones debido a las notorias diferencias entre unos trabajadores fabriles, cuyas luchas estaban encaminadas a la mejora de su convenio colectivo, y las de un cuerpo de funcionarios, cuyas condiciones laborales estaban dictadas por el Gobierno. Además, las autoridades estaban advertidas ante los intentos de penetración de los activistas, pues obreros y estudiantes ya habían hecho lo propio en el sindicato vertical y en el SEU, respectivamente. Así pues, las puertas de los organismos estatales se cerraron a la entrada de los activistas. La Ley General de Educación de 1970 abrió nuevas oportunidades para el desarrollo de una actividad opositora en el magisterio, pues trasladó una multitud de debates a la sociedad sobre qué caminos debía emprender el sistema educativo. A pesar de las dificultades que el sector tenía para organizarse, a principios de 1973 se desarrolló una huelga, promovida en parte por las propias instituciones de la dictadura y fruto de los incumplimientos de las autoridades, que consiguió la aprobación de algunas reivindicaciones. Una vez comprobaron las dificultades para acceder a las instituciones franquistas y aprovechando la coyuntura que ofrecía la ley, los militantes de la oposición optaron por penetrar o crear unas asociaciones propias en las que podían mantener una cierta actividad reivindicativa. En ellas, se desarrollaron las principales consignas del movimiento de maestros y se extendieron hacia un número considerable de escuelas a pesar de que todavía no emprendieron acciones en el espacio público. Las actividades de estas asociaciones sentaron las bases de las demandas que habrían de formar la tabla reivindicativa del movimiento cuando se diese el paso hacia la acción colectiva. La muerte de Franco supuso la incorporación de los maestros a un ciclo de protesta generalizado que forzó a las autoridades a reconocer los organismos propios de la oposición como interlocutores válidos para la negociación de sus condiciones laborales. En junio de 1976 se celebraron unas elecciones a representantes provisionales del magisterio en las que los miembros de la oposición obtuvieron una amplia mayoría. A partir de entonces, se sucedieron las negociaciones entre el Ministerio de Educación y los representantes hasta que, ante la cerrazón del primero, los maestros convocaron una huelga en noviembre. El fin atropellado de esta acción obligó a los organismos de la oposición a reforzar sus estructuras, de modo que a principios de 1977 se dieron los primeros pasos para la instauración de sindicatos de trabajadores de la enseñanza. Si bien en un primer momento predominó la idea de crear una única organización sindical que recogiese la experiencia del movimiento de maestros, poco a poco la balanza se inclinó hacia el reconocimiento de la pluralidad sindical, con tres fuerzas mayoritarias (FETE, FECCOO y UCSTE), que adoptaron distintas posiciones en este proceso. Podemos concluir que el magisterio fue un colectivo movilizado en los años finales del franquismo y que se sumó a otros sectores pioneros, como los obreros y los estudiantes, en la lucha por el establecimiento de un régimen de libertades en España. Por medio de sus acciones colectivas alcanzaron algunas de sus reivindicaciones económicas fundamentales y sentaron las bases para la instauración de plataformas de defensa de los trabajadores de la enseñanza en nuestra democracia reciente.